Muchos
pacientes son diagnosticados de forma errónea como depresivos - Los
litigios para que te reconozcan una incapacidad se dilatan años
Catalina
Ramis, Enric Molina y Antoni Jiménez.
Alejandro
Fernández
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I.
Olaizola Palma Se denominan síndromes de sensibilidad central y
engloban a tres patologías aún bastante desconocidas por la
población en general y por los propios profesionales de la medicina:
fibromialgia, síndrome de fatiga crónica y sensibilidad química
múltiple.
Y
se trata de tres males que pueden ser tremendamente invalidantes.
Hasta tal punto que te impiden llevar una vida mínimamente normal y,
mucho menos, trabajar. Pese a ello, son patologías social y
sanitariamente menospreciadas. Aunque las tres comparten hasta una
docena de síntomas, en la fibromialgia predomina el dolor; en la
fatiga crónica, como su propio nombre indica, el cansancio físico y
la falta de oxígeno en las células, mientras que la sensibilidad
química múltiple se manifiesta con una sensibilidad extrema a los
productos químicos similar a una alergia grave que acaba colapsando
el sistema endocrino, inmunológico y nervioso.
Por
todo lo expuesto, la Asociación del Síndrome de Fatiga
Crónica/Encefalomielitis Miálgica de Mallorca (SIFA) organizó ayer
un debate en el club de este rotativo para aclarar a los pacientes
con estas enfermedades cómo actuar para sortear la incomprensión de
la Administración.
Molina,
letrado especializado
Para ello trajo al abogado Enric Molina, de
Esfera Legal de Barcelona, bufete especializado en litigar sobre
estas enfermedades desde el año 2006. "Se trata de unas
patologías sin pruebas objetivas aceptadas por la Seguridad Social.
Por ejemplo, la fibromialgia se puede manifestar como un dolor
generalizado e invalidante en hasta 18 puntos del cuerpo, puede tener
efectos neurocognitivos que impiden concentrarse con normalidad o,
también, provocar desorientación espacial y cansancio crónico",
enumeró el letrado.
Molina
reveló que, por norma general, la Administración deniega la
invalidez permanente a aquellos pacientes que sufren los efectos más
severos de estas patologías, ante lo que aconsejó litigar
respaldados por informes médicos de especialistas en estas
enfermedades, entre los que citó a los reumatólogos y a los
internistas.
Y
pese a acudir a los juzgados bien surtido de informes, el abogado
advirtió de que el paciente debe armarse de paciencia. "Si eres
un trabajador por cuenta ajena o un autónomo, tu caso se dilucidará
en los juzgados de lo Social y el proceso puede alargarse entre dos y
dos años y medio. Y resulta peor si eres un funcionario, ya que
entonces has de entablar un contencioso-administrativo que se puede
dilatar entre tres y tres años y medio", especificó el
letrado, que no obstante animó a seguir esta vía pese a que admitió
que incluso los jueces son unos grandes desconocedores de estas
enfermedades y que para redactar sus sentencias recaban informes de
unos médicos forenses igualmente ignorantes.
"Pero
hay que animarse a litigar porque la situación es muy difícil de
sobrellevar, no solo para el paciente sino también para la propia
empresa, que ve que no puedes desarrollar tu trabajo con normalidad",
concluyó.
Por
su parte, Xisca Ferrer, colaboradora de SIFA que tiene a un hijo de
trece años con fatiga crónica, admitió que se trata de patologías
muy mal vistas –"a muchas personas con fatiga crónica se les
califica a menuda de vagas, pese a que antes de sobrevenirles la
enfermedad eran muy activas y trabajadoras", sostuvo– y que
generalmente suelen estar mal diagnosticadas porque se les suele
confundir con una depresión cuando se manifiestan con un agotamiento
inexplicable que incluso llega a provocar insomnio.
En
el debate de ayer también participaron Antoni Jiménez, psicólogo
de SIFA, y Catalina Ramis, hija de una paciente afectada por estas
patologías ignoradas.
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