8 de Junio de 2014
Ingerir a través de los alimentos,
inhalar o, simplemente, estar en contacto con productos tóxicos
afecta a la fertilidad, en especial a la masculina.
Factores
de riesgo de la infertilidad
masculina
son: consumo de tabaco,
estrés,
drogas o una nutrición deficitaria.
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Si en los años ochenta el umbral de la
normalidad se situaba en la producción media de 60 millones de
espermatozoides por milímetro, un 60 % de ellos con óptimo
movimiento, actualmente la media es de 15 millones, con tan solo un
30 % de motilidad activa, según datos de la Organización Mundial de
la Salud (OMS) citados por el doctor Rafael Bernabeu, director médico
del Instituto Bernabeu especializado en medicina reproductiva con
sede en Alicante.
Pero las causas de esta disminución no están
definidas, aunque sí existen evidencias científicas sobre la
relación directa entre el deterioro de la calidad seminal y la
exposición a productos químicos.
El contacto con estas
sustancias tóxicas se produce a lo largo de toda de la vida y,
cuando la persona se plantea tener un hijo, “es cuando aflora un
problema que se creó cuando era un feto gestado por su
madre”.
Algunos pesticidas que años atrás se utilizaron de
forma habitual, como el DDT, presentan una estructura química muy
similar a las hormonas humanas y el organismo se confunde y las
reconoce como falsas hormonas, lo que afecta, en la gestación, al
desarrollo del tejido testicular o al ovárico. “Y ahí es donde
está el problema”, comenta el médico.
Si ahora estamos viendo
problemas de fertilidad generada, en muchos casos, por diversos
factores que confluyen desde la gestación... ¿qué problemas de
fertilidad pueden sufrir en un futuro los niños de ahora? “No
tengo una respuesta clara, lo que sí es cierto es que las
autoridades de algunos países han prohibido ciertas sustancias que
claramente han demostrado la toxicidad”, señala el ginecólogo.
El
médico cita como ejemplo la prohibición de la UE a finales de los
años noventa de algunas hormonas utilizadas para el engorde
acelerado de ganado, las mismas que hoy en día siguen vigentes en
Estados Unidos o en Canadá. “La pregunta es: ¿de dónde viene la
carne de la hamburguesa que me como? La globalización también
afecta al tránsito de sustancias de todo tipo. El problema es
establecer una trazabilidad desde la producción hasta el
consumo”.
La alimentación es uno de los factores clave en la
salud y fertilidad. Pero también es fundamental que esos alimentos
no estén contaminados.
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