Detrás
de la explosión de la sojización en la Argentina crecen
progresivamente los testimonios y estudios que dan cuenta sobre los
efectos nocivos de los plaguicidas que se utilizan en estas
producciones, en la salud de los pobladores rurales.
Algo
cambió en la comunidad científica nacional desde que el estudio del
investigador del CONICET doctor Andrés Carrasco (recientemente
fallecido) alertaba que el glifosato-componente principal de los
herbicidas para la soja- puede producir malformaciones en embriones
de anfibios que son semejantes a las reportadas en humanos gestados
en zonas fumigadas.
Carrasco
junto a un grupo importante de científicos recorrieron durante
muchos años distintas Universidades del país exponiendo sus
trabajos sobre la realidad sanitaria de las poblaciones rurales donde
hay cultivos transgénicos. Un asiduo participante de estos
encuentros es el bioquímico Raúl Horacio Lucero, Investigador del
Laboratorio de Biología Molecular del Instituto de Medicina Regional
y docente de la Cátedra de Medicina III, área Infectología de la
Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Nordeste.
Considerado
como un referente en la afección de agroquímicos a la salud, el
doctor Lucero expone sobre los casos que logró documentar sobre
pacientes que registraban serias malformaciones ortopédicas y
genitales, derivados del Hospital Pediátrico del Chaco a su
Laboratorio de Estudios Genéticos. La frecuencia con la que empezó
a ver en pacientes de zonas rurales anomalías como: Focomelia,
Sindactilia, acortamiento de miembros, Aplasia de huesos del brazo,
imperforación anal, Hipertrofia de clítoris, entre otras, lo llevó
a tomar registro de estas consultas.
“Nunca
tuve duda de que las malformaciones eran producidas por la exposición
a los agroquímicos de embarazadas en edad gestacional temprana. De
todas formas no podía publicar estas observaciones porque requerían
de estudios epidemiológicos a largo plazo que los fundamentara;
además de mediciones de plaguicidas o sus metabolitos en sangre y en
orina, como así también medir de alguna manera el nivel de
alteración del ADN en esos pacientes mediante estudios de
Genotoxicidad”, explicó Lucero.
El
período en que toma contacto con estos casos es a partir del año
1993, durante el cual aún no desarrollaba su trabajo en la
Universidad Nacional del Nordeste, motivo por el cual no contaba con
los medios para fundamentar las causas de estas patologías.
“Todos
los pacientes venían de zonas de alta producción agrícola y las
madres de estos niños, habían estado expuestas a plaguicidas en
forma muy directa. Trabajando en el campo, les sobrevolaba el avión
que pulverizaba con agroquímicos los cultivos” comentó.
A
pesar de que no podía fundamentar las causas, el doctor Lucero se
presentó a la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados del
Chaco en el año 2000. “Informé a los legisladores y les expliqué
que no tenía dudas de que los casos se debían a los plaguicidas. No
lo puedo demostrar porque se requiere de una serie de estudios, pero
si puedo tener una presunción muy cercana de que lo que está
ocurriendo”. “En ese momento ya había bibliografía que hablaba
sobre las causas de esas malformaciones, por lo que mi presencia en
la legislatura tenía la finalidad de realizar un llamado de atención
y decir esto está pasando en nuestra zona “hay que investigar
más”.
En
un primer momento los trabajos del Doctor Andrés Carrasco sobre los
efectos de estar expuestos a los Agroquímicos, era objetada por la
comunidad científica. ¿Cuánto cambió desde entonces hasta estos
tiempos?
Con el trabajo de Carrasco ocurrieron dos cosas: primero,
que él dio una mala noticia, y dar una mala noticia en ciencia casi
siempre es problemático. ¿Porqué? porque detrás de esto hay una
facturación millonaria que no se debería cuestionar. En la
Argentina hay 25 millones de hectáreas con cultivos genéticamente
modificados en el que se aplican 300 millones de litros de
agrotóxicos. Carrasco con su estudio dijo “cuidado con lo que se
está aplicando por que no es tan inocuo ni benigno como está
clasificado.
En
segundo lugar lo que hizo fue dar a conocer públicamente los
resultados de su investigación antes de publicar en una revista
científica. Eso les sirvió a muchas personas como argumento para
poder refutar y decir que no es científico su hallazgo, porque no
está publicado. Siendo un ex presidente de Conicet conocía muy bien
los pasos que debe seguir una publicación para que sea validada, él
decía que la sociedad debía conocer antes sus resultados al ser un
problema de salud colectiva…después, en 2010, lo publicó en
Chemical Research in Toxicology y lo siguieron desacreditando.
El
pasado mes de Junio la Facultad de Medicina de la UNR aprobó por
unanimidad y aclamación el proyecto que instituye el 16 de junio
como Día de la Ciencia Digna en honor al científico Andrés
Carrasco, fallecido el 10 de mayo de 2014, basado en su compromiso y
coherencia en defensa de una verdad ya inocultable.
¿Qué
estudios o líneas de investigación reafirman y sostienen que el
desmanejo de agroquímicos es el gran causante de cáncer y otras
enfermedades?. ¿Aún hoy se pone en duda el efecto de estos
productos?
El
trabajo de Carrasco era como un estandarte detrás del cual mucha
gente se amparó para decir tenemos pruebas científicas de lo que
estamos observando nosotros. Pero en la reunión de Córdoba de
Agosto de 2010 ya se sentó un precedente de investigadores que
alertaban que algo andaba muy mal. Se presentaron varios trabajos de
grupos de distintas Universidades. Se expusieron trabajos del grupo
encabezado por el doctor Fernando Mañas de la Universidad Nacional
de Río Cuarto donde estaban trabajando con población expuesta a los
que se les realizaron estudios de genotoxicidad en sangre, y
demostraron que poseen un nivel de daño en el ADN mucho mayor que el
grupo control no expuesto. También expuso el grupo de la doctora
Fernanda Simoniello de la Universidad Nacional del Litoral, que
trabaja con productores hortícolas de la provincia de Santa Fé, a
los que miden Biomarcadores de daños al ADN y llegan a la misma
conclusión. Actualmente la Dra. Simoniello está estudiando el
aumento de enfermedades autoinmunes en relación a la exposición a
Plaguicidas.
La
genetista Gladys Trombotto del Hospital Universitario de Córdoba,
realizó estudios en base a datos que recogió entre los años 1973
hasta el 2003. Ella demostró que en las dos primeras décadas los
casos de malformaciones congénitas mayores, registradas en esa
maternidad iban estadísticamente parejas. Pero a partir de la última
década crecieron estrepitosamente. Hay un crecimiento exponencial
que coincide con el crecimiento de las áreas sembradas en Córdoba y
que se repite en toda la pampa húmeda.
Lo
que se pretendía poner en duda, como es el estudio del doctor
Carrasco, ahora cuenta con trabajos que corroboran sus conclusiones.
En
los últimos días el Ministerio de Salud de Córdoba difundió un
extenso informe sobre el cáncer en la provincia que confirma con
números las peores sospechas. Sistematizó cinco años de
información y, entre otros parámetros, determinó geográficamente
los casos. La particularidad que causó mayor alarma es una: la mayor
tasa de fallecimientos se produce en la llamada “pampa gringa”,
zona donde más transgénicos y agroquímicos se utilizan. Y donde la
tasa de fallecimientos duplica a la media nacional. Se confirmó
oficialmente lo que denunciamos desde hace años. Los casos de cáncer
se multiplican como nunca en las zonas con uso masivo de agrotóxicos.
La
investigación oficial en formato libro se titula Informe sobre
cáncer en Córdoba 2004-2009, elaborado por el Registro Provincial
de Tumores y por la Dirección General de Estadística y Censos. Fue
presentado en la Legislatura por el ministro de Salud de esa
provincia.
Los investigadores de Río Cuarto estudian desde hace
ocho años pueblos de Córdoba y confirmaron, con quince
publicaciones científicas, que las personas expuestas a agroquímicos
padecen daño genético y son más propensas a sufrir cáncer.
Fernando Mañas, investigador de esa Universidad, recordó que en
Marcos Juárez se detectó glifosato (y su principal producto de
degradación, AMPA) en lagunas, suelos e incluso en agua de lluvia.
La
investigación del gobierno de Córdoba ordena el mapa del cáncer
según grupos por nivel de fallecimientos. La “pampa gringa”
(todo el este provincial) se ubica en el primer segmento. El segundo
estrato le corresponde a los departamentos de Río Cuarto, General
San Martín, Juárez Celman, Tercero Arriba y General Roca. Los
fallecimientos van de 180 a 201 por cada 100 mil habitantes, tasas
que superan la media provincial y nacional. Este segundo estrato
también tiene la particularidad de dedicarse a la agricultura
industrial.
Damián
Verzeñassi es médico y docente de Salud Socioambiental de la
Facultad de Ciencias Médicas de Rosario. Es uno de los responsables
del “Campamento Sanitario”, una instancia educativa que consiste
en que decenas de estudiantes del último año de la carrera de
Medicina se instalen en una localidad durante una semana y realicen
un mapeo sanitario. “El estudio de Córdoba coincide con los
dieciocho relevamientos que realizamos en localidades de agricultura
industrial. El cáncer se ha disparado en los últimos quince años”,
afirmó Verzeñassi.
“Siguen
exigiendo estudios sobre algo que ya está probado y no toman medidas
urgentes de protección a la población. Hay sobradas evidencias de
que el modelo agropecuario tiene consecuencias sanitarias, estamos
hablando de un modelo de producción que es un enorme problema de
salud pública”. ¿Qué investigaciones realizan en la UNNE con
respecto al efecto de los Agroquímicos?
Actualmente
en el Instituto de Medicina Regional de la UNNE se está llevando a
cabo un Proyecto de Investigación, del cual Andres Carrasco era el
Director y me tiene a mi de Co-director, en el cual se estudian dos
Biomarcadores de daño genético llamados “Aberraciones
cromosómicas y Micronúcleos” en sangre de una población expuesta
del interior de la provincia del Chaco, y los resultados preliminares
con los que ya contamos indican un severo daño al genoma en varias
de las personas analizadas con respecto a la población control no
expuesta, coincidiendo con los hallazgos anteriormente citados.
Ya
no se puede descalificar a los científicos que tuvieron el mérito
de hablar cuando todos callaban. Todas las Universidades deberían
apoyar fuertemente a estos grupos habida cuenta la magnitud del
problema.
¿Hay
soluciones a mediano plazo que desde la comunidad científica se
pueda proponer para este problema?.
En el primer encuentro de
Pueblos Fumigados, se propuso una agricultura orgánica. Muchos
especialistas señalan que no es sostenible. Pero es una posición
que hay que discutirla a fondo, porque convengamos que la soja no le
da de comer a los argentinos. La exportamos para darle de comer a
animales de China y Europa. Hay algo que se denomina soberanía
alimentaria del pueblo, que los argentinos la estamos perdiendo. No
estamos produciendo alimentos para lo que necesita el país.
A
corto plazo a mi entender se deberían respetar las leyes que
protegen a la población de una exposición directa creando zonas
Buffer libres de Agrotóxicos restringiendo la aplicación y
controlando severamente el cumplimiento de esas leyes. Pero deberían
replantearse a mediano y largo plazo las actuales técnicas de
monocultivos fuertemente dependientes de insumos químicos poco
sustentables tanto ambientalmente como socialmente.
Si
bien es una tarea difícil, es posible conseguir el incremento
necesario de la producción de alimentos para satisfacer las
necesidades futuras. Lo fundamental con vistas al futuro es que en la
actualidad se realicen grandes esfuerzos para proteger, conservar y
mejorar los recursos naturales necesarios para respaldar el
incremento necesario de la producción de alimentos. El principal
desafío técnico es crear e introducir conjuntos de tecnologías
agrarias que incrementen la productividad, también en la
acuicultura, y que sean verdaderamente sostenibles en el sentido de
que no dañen los recursos del suelo, hídricos y ecológicos ni las
condiciones atmosféricas de los que depende la futura producción de
alimentos.
Edgar
Morin decía que la receta de identificar el remedio técnico para
cada problema ambiental aislado es funcional al sistema, porque
enmascara el problema general, que es el de “la organización de la
sociedad, del devenir industrial, de la relación
sociedad-naturaleza”.
Juan
Monzón Gramajo
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