P. Figols. Zaragoza | 22/02/2015
- Flor Judez, zaragozana de 48 años, padece Sensibilidad Química Múltiple y le acaban de despedir de su empresa.
Flor Judez, enferma de Sensibilidad
Química Múltiple, en una oficina del INAEM.
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Flor Judez, zaragozana de 48 años y madre de tres hijos,
vive desde hace más de un año pegada a una mascarilla, casi sin
salir de casa, con problemas respiratorios y dolores musculares,
fatiga crónica, depresión y otros síntomas. Padece SensibilidadQuímica Múltiple:un conjunto de síntomas provocados por la
exposición a sustancias comúnmente toleradas por la mayoría de las
personas, como productos de limpieza, ambientadores, perfumes, humo
de los coches... También padece -denuncia ella- la desinformación
de algunos médicos sobre su enfermedad y la discriminación
laboral.
"Es muy duro sufrir una enfermedad rara y además ser discriminada en tu trabajo. Me siento indefensa y perdida", cuenta tras su mascarilla, cansada y con voz débil, en la oficina del INAEM de Zaragoza a la que ha acudido a hacer varios trámites e inscribirse como demandante de empleo. Tras estar más de un año de baja con informes médicos contradictorios de su médico de cabecera, del de la empresa, del de la mutua y de otros particulares, su empresa le despidió el pasado 13 de febrero.
"Es muy duro sufrir una enfermedad rara y además ser discriminada en tu trabajo. Me siento indefensa y perdida", cuenta tras su mascarilla, cansada y con voz débil, en la oficina del INAEM de Zaragoza a la que ha acudido a hacer varios trámites e inscribirse como demandante de empleo. Tras estar más de un año de baja con informes médicos contradictorios de su médico de cabecera, del de la empresa, del de la mutua y de otros particulares, su empresa le despidió el pasado 13 de febrero.
Flor trabajaba desde
2008 limpiando en un centro comercial. "En 2011 trajeron unos
productos de limpieza nuevos y noté que me provocaban picores y
otras molestias. En 2012 pusieron unos ambientadores que me sentaron
muy mal. Noté una quemazón de las vías respiratorias, me escocía
por dentro, mi capacidad pulmonar disminuyó, estaba muy cansada.
Solicité mascarillas especiales a mi supervisora, que no me hizo
caso, y yo cada vez me encontraba peor. Hasta que el 21 de noviembre
de 2013 tuve un accidente laboral por el cual la mutua me dio la baja
cinco días. Después fui a mi médico de cabecera",
cuenta.
Entonces, Flor aún no sabía lo que tenía ni había oído
hablar de la Sensibilidad Química Múltiple (SQM). Su empresa
tampoco, que le presionaba para que se reincorporara al trabajo. En
noviembre de 2014 tuvo el diagnóstico en el Hospital Clínico de
Zaragoza. Después ella ha acudido a distintos médicos privados
buscando una segunda opinión médica.
"El paciente reúne
criterios diagnósticos del consenso internacional de Sensibilidad
Clínica Múltiple y se le adjudica un grado III sobre IV. No hay
tratamiento curativo medicamentoso específico para la SQM o la
fatiga crónica de confirmarse. Sin embargo la no exposición a
productos químicos, aun a bajas concentraciones toleradas por otras
personas, disminuye la aparición de síntomas. En su caso tiene un
puesto de trabajo incompatible (limpiadora) con la no exposición a
productos químicos", recoge el informe médico de la Unidad de
Toxicología Clínica de la Facultad de Medicina de la Universidad de
Valladolid.
Sin embargo, el médico de su empresa y el Instituto
Nacional de la Seguridad Social consideraron que sí estaba "apta"
para trabajar. Al no reincorporarse a su puesto, la empresa le
despidió la semana pasada argumentando "faltas repetidas e
injustificadas de asistencia al trabajo".
No hay consenso
médico sobre la definición de la SQM ni sus tratamientos. "Las
lagunas existentes sobre las causas, origen y fisiopatología de la
SQM, han dificultado el desarrollo de una base clínica científica
que permita su diagnóstico y tratamiento. Estas dificultades han
motivado que las personas afectadas por SQM a menudo se enfrenten a
situaciones en las que sus síntomas son confundidos o no
diagnosticados correctamente siendo derivados a diferentes
especialistas sin recibir una atención médica apropiada. Este
retraso en el diagnóstico y la no disponibilidad de una base para su
tratamiento tiene consecuencias físicas, psicológicas y sociales
tanto para las personas afectadas por SQM como para sus familias",
reconoce un documento de consenso aprobado por el Ministerio deSanidad.
Ahora, Flor sigue buscando algún tratamiento médico y
está acudiendo a un médico privado en Barcelona. A la vez, ha
iniciado los trámites para pedir la discapacidad y está valorando
con un abogado si demanda a su empresa. Y se ha apuntado en el INAEM
porque quiere encontrar algún trabajo que sea compatible con su
enfermedad. "Podría trabajar desde casa o en un ambiente que
esté limpio y aislado. Quiero y necesito trabajar para tener algún
ingreso", asegura.
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