16 de Junio de 2017 por Ingeniero
biomédico, Ceferino Maestu Unturbe
El método más efectivo e inmediato
para mejorar la calidad de vida de los afectados consiste en evitar o
reducir al máximo la exposición a todas las fuentes de radiación
electromagnética.
Incluir en la dieta alimentos ricos en
Calcio y Magnesio. Al estar expuestos a intensos campos
electromagnéticos nuestro cuerpo pierde gran cantidad de calcio y
magnesio, iones esenciales del metabolismo. También se pueden
complementar con suplementos alimenticios que incluyan Calcio y
Magnesio.
Los alimentos ricos en melatonina y en
triptófano (aminoácido precursor de la melatonina) pueden ayudar a
las personas sanas a prevenir los efectos nocivos de las
radiofrecuencias y a los afectados de electro sensibilidad a
recuperar en parte el equilibrio perdido.
De igual manera, los alimentos ricos en
ácidos grasos omega-3 y en compuestos azufrados como el ajo,
cebolla, pueden mejorar la circulación sanguínea y ayudar a
disminuir los dolores de cabeza, problemas de hipertensión y/o
pequeñas arritmias asociadas.
Hay que asegurarse de que no existen
carencias nutricionales en la dieta. Para ello conviene suplementarla
con uno o varios alimentos que sean ricos en el complejo de las
vitaminas B (mejoran la memoria, concentración y agilidad mental).
Los metales pesados (mercurio, plomo,
cadmio…) que se pueden acumular a lo largo de los años en nuestro
cuerpo y que suelen proceder de alimentos contaminados, de amalgamas
que tengamos en la boca, de tuberías antiguas que transporten el
agua que bebemos a diario, etc., pueden agravar e intensificar la
sensibilidad a las radiaciones electromagnéticas si no se eliminan a
tiempo (los metales son muy buenos conductores de la electricidad).
Para limpiar nuestro organismo de estos productos tóxicos va muy
bien el alga chlorella, así como el ajo y el cilantro.
- Cambiar dentro de lo posible las fuentes de radiación del entorno doméstico: teléfono inalámbrico, especialmente en los dormitorio
- Limitar el uso del teléfono móvil. Tener el terminal lo más alejado posible de la cabeza y del cuerpo utilizando para ello “manos libres”. No utilizarlo como despertador. La mayoría de las personas tienen la costumbre de dormir con el teléfono móvil o celular cerca e incluso encendido bajo la almohada. Lo que no sabían es que esta costumbre causa diversos problemas. No se trata sólo de esa sospecha de que las ondas electromagnéticas pueden causar tumores cerebrales a largo plazo, sino efectos neurológicos más inmediatos que ya han sido probados, entre ellos dolores de cabeza constante y bajo rendimiento. Los más peligrosos son los teléfonos inteligentes pues su actividad no cesa en ningún momento y constantemente se encuentra emitiendo incluso en el estado de stand by.
- El problema se ha intensificado debido a que los teléfonos celulares inteligentes no entran en reposo, a menos que se apaguen. Permanecen activos recibiendo información constante como correos electrónicos, chats y mensajes de texto. Y en las noches, si está en la cama, todo esto ocurre a pocos centímetros del cerebro de quien duerme.
- Sustituir las redes WiFi por cables (ethernet).
- No exponerse a radiaciones ambientales de antenas y sistemas de comunicación, estar lo más alejado posible, y en cualquier caso contar con un sistema dosimétrico personal para comprobar la tas de radiación a la que está sometido.
Suecia fue el primer país que aceptó
la electrosensibilidad como causa de baja laboral (incapacidad
permanente), la cifra de afectados se eleva a 250.000; en Alemania,
cientos de médicos han firmado la declaración en favor de medidas
preventivas, y Gran Bretaña reconoció a finales de 2005 los casos
de numerosas personas con síntomas potencialmente atribuibles a
ciertas dosis de radiación electromagnética.
Desde 2006, la Organización Mundial de
la Salud ha desarrollado campañas de precaución sobre el uso
excesivo de los teléfonos celulares, pues estudios han sugerido que
los campos electromagnéticos de radiofrecuencia modulada emitidos
por estos aparatos podrían alterar áreas específicas del cerebro,
incluso si su uso apenas se limita a 50 minutos diarios.
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