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Es bioquímico y académico la U. de
Ciencias Aplicadas FH Joanneum en Graz, Austria. Desde hace tres años
se dedica a estudiar el síndrome de fatiga crónica. Recién publicó
un artículo en la revista Scientific Reports, de la prestigiosa
editorial Nature, donde expone la importancia de estudiar este
síndrome, fuertemente asociado a las infecciones virales, incluyendo
el virus causante del COVID-19: el temido SARS-COV-2. |
Estudió Bioquímica en la Universidad
Austral, en Valdivia, para luego especializarse en Fisiología en la
Universidad Católica, donde obtuvo un magíster y un doctorado.
Luego de realizar un post-doctorado en la Universidad de Chile, se
radicó en Graz, Austria, ciudad en que hoy vive junto a su familia.
Allí es profesor e investigador de la U. de Ciencias Aplicadas FH
Joanneum.
En el inicio de su carrera, Francisco
Westermeier se interesó en estudiar las consecuencias
cardiovasculares de la diabetes y la obesidad; y ahora investiga las
del Síndrome de Fatiga Crónica (SFC), una enfermedad multisistémica
compleja y debilitante, que consiste en un agotamiento persistente,
deterioro cognitivo y dolor crónico que puede empeorar con el
tiempo.
Dificultades para concentrarse,
problemas de memoria, mareos, incapacidad de mantenerse en pie o
incluso hablar son algunos de los síntomas que enfrentan los
pacientes que presentan esta enfermedad, también conocida como
Encefalomielitis Miálgica. Según Westermeier, elemento clave es que
los pacientes diagnosticados presentan fatiga por más de 6 meses.
Para conocer mejor lo que padece un paciente con fatiga crónica,
recomienda el documental Unrest, de Netflix, sobre la historia de una
estudiante que comenzó a padecer las consecuencias de este síndrome,
dejándola postrada en cama.
Decidió comenzar a investigar el tema
hace tres años atrás, con el fin de descubrir nuevas piezas del
complejo rompecabezas de esta enfermedad, que afecta al menos a 25
mil personas en Austria y entre 65 y 78 millones de personas en
el mundo, según la Dra. Maureen Hanson, experta en alteraciones
metabólicas en fatiga crónica. “Cuando me propusieron estudiar
esto, me di cuenta de que no había nada, cero investigación en
Austria. Vi en esa falta de evidencia una súper buena oportunidad
para hacer algo desafiante conectando lo que había aprendido antes
en otras patologías”, dice Westermeier.
En mayo de este año, la revista
Scientific Reports de la editorial científica Nature publicó un
estudio liderado por él sobre el potecial impacto vascular de la
fatiga crónica, que es la primera investigación centrada en esta
enfermedad en Austria. Según explica el bioquímico, los hallazgos
de este estudio sentaron las bases de su nuevo proyecto que plantea
la necesidad de tomar en cuenta el papel de las infecciones virales
en el desarrollo de esta enfermedad y de reforzar la necesidad
aumentar el financiamiento para estudiarla más en profundidad.
¿Cómo se caracteriza la fatiga
crónica?
-Este síndrome es una extrema fatiga
que no se alivia con descanso, ese es un punto muy importante.
Además, los pacientes que cursan con esta enfermedad no pueden
realizar ningún tipo de actividad física ni tampoco esfuerzo
mental. Por mi área de investigación, he tenido la oportunidad de
estar en contacto con varios de ellos y, en algunos casos, no pueden
mantener una conversación como la que estamos teniendo nosotros,
necesitan parar, porque les genera mucho cansancio mental. Esa es la
gran diferencia de la fatiga cotidiana o el concepto que tenemos del
cansancio. Estos pacientes también sufren mucho estigma.
¿Por qué?
-Porque lo primero que uno escucha o lo
que piensa cuando escucha fatiga es que esta persona está cansada
solamente y no es así. Hay un tema social terrible relacionado a que
lo que sufren estas personas es mero cansancio o flojera. Eso se
asocia también con que estas personas no tienen el apoyo de los
sistemas de salud, porque esta condición no es tan conocida.
¿Cuáles son sus causas?
-La causa exacta no es está clara hoy,
lo que sin duda es un problema. Sin embargo, hay sólida evidencia
que asocia este síndrome con alteraciones a nivel metabólico con
fuerte impacto a nivel del sistema inmune y nervioso autónomo.
Cuando no conoces la causa, es difícil estratificar a estos
pacientes, porque es un grupo super heterogéneo. Eso sí, muchos de
estos pacientes presentan una infección viral previa como el inicio
o el causante de la enfermedad. Entonces, este síndrome puede ser
gatillado también por distintos virus, uno de ellos el SARS-COV-2.
¿Cómo se trata esta enfermedad?
¿Tiene cura?
-Lamentablemente, hoy el tratamiento
está solo enfocado en remediar los síntomas. Esta es una enfermedad
multisistémica, lo que implica que el tratamiento depende de cada
paciente y sus síntomas. Por ejemplo, si en algunos pacientes se
asocia mucho al dolor, es darle medicamentos para sobrellevarlo.
Hablar de cura, lamentablemente hoy es súper difícil. Mi sensación
es que quizás, con todo lo que está pasando con el COVID-19,
probablemente va a llegar a un punto de fusión entre estas
condiciones y la cantidad de evidencia que se va a generar en los
próximos años va a llevar a que luego se trabaje en el tratamiento,
pero hoy no hay absolutamente nada.
“Eso sí, hay cierta evidencia que
necesita confirmarse respecto a que, como se conoce en este caso que
el long COVID es causado por el SARS-COV-2, virus que genera el
COVID-19, hay pacientes que han reportado una mejoría en sus
síntomas luego de recibir la vacuna. Si eso yo lo pienso en
retrospectiva con los pacientes de fatiga crónica infectados por
otros virus, habría que identificar en ellos cuál fue el virus
gatillante y ahí intentar buscar alternativas de tratamiento. El
problema es que son muchos virus, incluso enterobacterias también.
Hay que tener súper claro que la fatiga crónica involucra una serie
de gatillantes, entonces encontrar una cura va enfocada en determinar
primero cuál fue la causa del problema.
¿Qué relación tiene este síndrome
con el COVID-19?
-La conexión de ésta con el long
COVID, que es lo que se conoce como las secuelas que puede generar la
infección con este virus, es que ambas condiciones están súper
relacionadas por los síntomas de debilitamiento y fatiga. Ambos
grupos de pacientes desarrollan síntomas muy parecidos y lo más
probable es que aquí viene un problema súper grande respecto a cómo
vamos a manejar una gran cantidad de personas que no van a poder
trabajar, que no van a estar en condiciones de hacerlo y van a estar
postrados.
“Uno de cada cuatro pacientes de
fatiga crónica no es capaz de levantarse de la cama. Es decir, están
asistidos 24 horas al día por sus familias y no están cubiertos por
los sistemas de salud, porque al ser una enfermedad poco conocida,
suele quedar fuera de la cobertura y no sólo en Chile, sino que
también en Austria y otros lugares de Europa. Es tremendo, porque
estas personas es como que desaparecieron del mundo. Muchos de ellos
están postrados en cama sin poder moverse, ni pararse de su cama ni
poder ir a un médico o hacerse exámenes de sangre”.
¿Cómo puede afectar a la fuerza de
trabajo?
-Es un tema, porque es un hecho que las
mujeres lamentablemente están más propensas a desarrollar este tipo
de síndromes de fatiga post-infección viral. Como hoy no están
cubiertos, hay un vacío enorme. Creo que el punto de partida es
poner este tema sobre la mesa, porque es un tema súper complejo y
delicado que debe ser tratado y que nos va a pegar fuerte en todo el
mundo. Es gente que no se puede levantar ni tiene la posibilidad de
trabajar y hay que buscar la forma de informar sobre esta condición.
¿Qué panorama enfrentan hoy estos
pacientes que presentan secuelas post-infecciones virales en cuanto a
su rehabilitación?
-En cuanto a la rehabilitación, como
es multisistémico, va a depender de los síntomas del paciente,
porque en algunos casos son gente que no se puede levantar de la
cama. En otros casos más moderados, la gente puede hacer algún tipo
de actividad en su casa, pero pasan ciertos periodos en los que
tienen que volver a la cama de nuevo y no se pueden levantar. He
escuchado a muchos de ellos durante este tiempo de pandemia que nos
comentan que mucho de este encierro que hoy vivimos todos durante
esta pandemia, ellos lo llevan experimentando 10 ó 20 años.
“Para ellos, estar en una pieza o una
casa sin poder moverse, sin poder salir es algo que han vivido un
montón de tiempo entonces esto de alguna manera ha ayudado a
visibilizar a muchos de estos pacientes que han sido negligenciados
por años por una enfermedad que, lamentablemente, el nombre no le
ayuda mucho, porque si hablas de fatiga lo primero que te dicen es
‘descansa, duerme, sólo es cansancio’. Pero va mucho más allá
de eso”.
¿Crees que el tema de los secuelados
post-covid va a conformar un problema sanitario a futuro?
-Sin duda. Los datos que nosotros
teníamos sólo en Austria, un país pequeño que tiene casi 9
millones de habitantes, según algunos datos que manejamos concluimos
que alrededor de 25 mil personas estaban afectadas con fatiga crónica
antes de la pandemia. Es una alta proporción de la población.
Ahora, con este virus dando vuelta, es lamentable el tema porque la
cantidad de personas que hoy están desarrollando este síndrome o
secuelas post-infección viral asociadas a fatiga va a ser altísimo.
Nos vamos a enfrentar a un problema grande y la pregunta es: ¿están
los sistemas de salud preparados para manejar esta cantidad de
pacientes hoy? Va a depender de cada sistema de salud en particular.
¿Y cómo es la situación de las
personas secueladas por Covid-19 allá en Austria?
-Acá, en Austria y en Europa en
general uno podría pensar que es otro sistema muy diferente y sí,
en muchas cosas lo es, pero en este caso en particular no.
Probablemente ahora las cosas comiencen a cambiar un poco, pero hay
un vacío enorme aquí también. Es un panorama complejo, porque sin
duda que hay formas de paliar de alguna manera los síntomas, pero el
gran problema es que no esté reconocida ni cubierta por los sistemas
de salud. No es como la diabetes y el cáncer, donde puedes acceder a
un seguro o un plan. Son secuelas, síntomas post-infecciones viral,
pero aún no posee una entidad clara.
“Por ahora, hay agrupaciones de
pacientes que lideran una iniciativa en el parlamento europeo para
que esta enfermedad sea cubierta por los sistemas de salud. Estas
agrupaciones de pacientes son súper fuertes acá en Europa. Son
personas que se conectan por internet y dicen ‘mira, mis síntomas
son parecidos, yo tengo lo mismo’ y comienzan a generar estos
grupos. A través de ellos, empiezan a conectar investigación y a
enfocar políticas que los puedan beneficiar”
¿Qué medidas crees que se podrían
tomar al respecto?
-Creo que tenemos que ver la manera de
asistir a esos pacientes que hoy están postrados y estar mejor
preparados para eso en cuanto a la atención médica domiciliaria
asociado también a la toma de exámenes y muestras. También la
asociación de pacientes es importante. Sería bueno considerarlo
como una vía para conseguir mejoras en paralelo a las vías
burocráticas clásicas, a través del Estado. Acá es increíble su
organización, uno publica un trabajo y ellos están rápidamente
leyendo los papers y te llegan correos haciendo preguntas super
atingentes.
“Eso también me ha ayudado mucho a
replantearme tanto personal como profesionalmente la forma de hacer
investigación que creo, sin duda, debe incorporar al paciente como
un elemento central. Ellos están ávidos de leer información y
agradecidos también porque en el fondo uno está trabajando en algo
que no es tan conocido hasta ahora. Pero con todo este tema de la
pandemia, vino a tomar fuerza este síndrome que por años ha estado
súper negligenciado”.
Fuente:
https://www.theclinic.cl/2021/06/16/francisco-westermeier-cientifico-la-fatiga-cronica-puede-tambien-ser-gatillada-por-virus-uno-de-ellos-el-sars-cov/