viernes, 21 de enero de 2011

La Fibromialgia y el uso terapeutico del canabis

En los últimos años se ha detectado un creciente interés científico en los posibles usos terapéuticos del cannabis así como un incremento de la utilización de la planta de cannabis en forma de automedicación por parte de muchos pacientes en todo el mundo. Entre ellos, algunos afectados de fibromialgia en su inagotable búsqueda de un analgésico eficaz, refirieron que después de experimentar con cannabis obtuvieron una mejoría del dolor, del descanso nocturno y del cuadro clínico general.

En España la fibromialgia representa el 8% de las patologías donde se utiliza el cannabis con fines terapéuticos. Sin embargo, la planta de cannabis es una sustancia ilegal y no está disponible en el arsenal terapéutico, a excepción de algunos preparados farmacéuticos aprobados en otros países y para otras indicaciones, o disponibles en ensayos clínicos de uso compasivo.

Cannabis

El término cannabis proviene del nombre de la planta cannabis sativa, el conocimiento de la cual se remonta a más de 4.000 años de historia por sus propiedades terapéuticas, efectos psicoactivos y usos industriales. Se conoce también por el nombre de sus derivados más frecuentes: el hachís y la marihuana.

Hasta principios del siglo XX existían al menos 30 preparados farmacéuticos con cannabis disponibles en la farmacopea de muchos países. Sin embargo, la popularidad inicial comenzó a decaer cuando se empezaron a desarrollar los medicamentos modernos más selectivos para las indicaciones donde se aplicaba el cannabis. Y, por otra parte, en 1937 se aplicó a los Estados Unidos un impuesto a la marihuana (Marihuana Tax Act) mediante el que se imponen fuertes impedimentos para que se siga utilizando. Más tarde, coincidiendo con el apogeo de su uso recreativo durante los años 60 y una enorme presión política y social, se introdujo el cannabis en el Convenio de Sustancias Psicotrópicas, considerándola como una sustancia con gran potencial de abuso y nulo interés terapéutico, pasando desde entonces a ser ilegal.

A pesar de las enormes dificultades resultantes de su prohibición, el avance en la investigación renovó recientemente el interés en las aplicaciones terapéuticas del cannabis. En la planta de cannabis, además de muchas sustancias químicas diferentes, se encuentran al menos 66 cannabinoides que son únicos de la especie. Uno de ellos, el Δ9-tetrahidrocannabinol (THC), es el principal responsable de sus efectos farmacológicos. El resto de cannabinoides presentes en la planta, como el cannabidiol (CBD), cannabinol y Δ8-tetrahidrocannabinol, podrían interaccionar e influir en el efecto final del THC.

Marcó un hito el descubrimiento de los receptores cannabinoides en la década de los 90, señalando que el THC actúa en un lugar específico y que existen sustancias en nuestro organismo llamadas ligandos endógenos que se unen a estos mismos receptores. Esto implica además que deben tener una función en nuestro organismo. Los receptores cannabinoides, CB1 y CB2, están ampliamente distribuidos en el organismo y son como se ha dicho los que se une el THC para ejercer sus efectos. Los ligandos endógenos (anandamida [que en sánscrito significa felicidad] y otros) y los receptores cannabinoides constituyen el llamado “sistema endocannabinoide”. Este sistema parecería estar implicado en numerosísimas funciones fisiológicas, como el control del movimiento, funciones cognitivas, respuesta al estrés, regulación del dolor, del sistema inmunológico y regulación neuroendocrina, entre otros. Desde entonces numerosos grupos de investigación de todo el mundo se dedican al estudio de este sistema endocannabinoide y su implicación tanto en la etiopatogenia como tratamiento de diversas enfermedades.

Cannabis y dolor

La relación entre el uso de cannabis y el alivio del dolor aparece entre las primeras descripciones históricas del uso de cannabis con fines médicos. Así parece que se utilizó con éxito en casos de problemas reumáticos, el tétanos, el dolor (especialmente la migraña y los calambres menstruales), el asma y, como hipnótico / sedante, entre otras aplicaciones. El efecto analgésico de los cannabinoides se conoce desde los primeros estudios de investigación básica en animales. Hay pruebas suficientes que permiten afirmar que los cannabinoides disminuyen el dolor, tanto en modelos animales de dolor agudo como de dolor crónico, neuropático e inflamatorio. Los datos anecdóticos de pacientes, recogidos a través de encuestas en diferentes países, revelan que el cannabis es utilizado por un elevado porcentaje de personas que sufren dolor crónico. Coinciden casi todas ellas en indicar que el cannabis era utilizado después de no encontrar alivio del dolor con la farmacoterapia convencional o por haber experimentado efectos adversos inaceptables con los mismos. Los ensayos clínicos son el método a partir de los cuales se obtiene la mayor evidencia científica sobre la eficacia de un medicamento. El hecho de que el cannabis es una planta ha dificultado su utilización en este tipo de estudios. Como planta, puede tener riquezas distintas de principios activos y además posee una gran variedad de constituyentes químicos. Aunque las técnicas modernas de reproducción y cultivo resuelven el problema del control de calidad en el uso del cannabis herbario como medicamento, desde un punto de vista médico y científico se prefiere la utilización de preparados farmacéuticos en lugar de la planta en bruto. Para ello se han creado numerosas variaciones en la estructura molecular básica particularmente del THC, dando lugar a diferentes compuestos que son utilizados en investigación.

Los resultados de los ensayos clínicos realizados hasta la fecha son difíciles de interpretar en conjunto, debido a la variabilidad en los compuestos utilizados y metodología empleada pero, los resultados de algunos estudios indican una eficacia analgésica indudable. Una de las mayores limitaciones observadas en los ensayos clínicos con cannabinoides son los efectos psicoactivos, sin embargo, éstos no parecen ser más graves que los producidos por medicamentos utilizados con alta frecuencia en la práctica médica.

Actualmente existen tres preparados farmacéuticos derivados del cannabis comercializados en algunos países, Marinol ® (THC sintético), Cesamet ® (contiene nabilona, un análogo sintético del THC) y Sativex ®. Los dos primeros presentan considerables desventajas asociados a su uso mientras que, para el Sativex ® existen pruebas más favorables en la evaluación de su eficacia analgésica. El Sativex ® consiste en un extracto natural que contiene más del 90% de cannabinoides específicos (THC y CBD) y, el resto está formado por otros componentes de la planta. Se administra por vía sublingual y la relativa rapidez de sus efectos permite que cada paciente s’autodosifiqui según necesidad y tolerancia. El Sativex ® está aprobado en Canadá para el tratamiento coadyuvante del dolor neuropático y espasticidad en pacientes con esclerosis múltiple y, actualmente es evaluado en un ensayo clínico de uso compasivo en Cataluña donde se incluyen, entre otros, pacientes con dolor neuropático .

Cannabis y fibromialgia

El abordaje terapéutico de la fibromialgia es tanto farmacológico como no farmacológico y, se basa principalmente en el alivio sintomático del dolor y síntomas asociados y en la adecuada información al paciente sobre la naturaleza y curso de la enfermedad. El tratamiento del dolor crónico es un objetivo primordial ya que su control insuficiente resulta generalmente en otros síntomas somáticos y en cuadros ansiosos / depresivos. Todo ello se manifiesta en un deterioro progresivo de la esfera biológica, psicológica y social del paciente. La falta de tratamientos efectivos es, principalmente, debido al desconocimiento del mecanismo etiopatogénico de la enfermedad. Los analgésicos y antiinflamatorios no esteroides (AINEs) y los analgésicos opioides no suelen ser efectivos para tratar el dolor generalizado que se presenta en la fibromialgia, debido a que este dolor no es debido a daño o inflamación de los tejidos. Los resultados más consistentes indican que existe una alteración en el procesamiento central del dolor, ya sea como consecuencia de un proceso de sensibilización o disminución de la inhibición descendente del dolor, manifestándose un síndrome de dolor neuropático. Por este motivo el tratamiento farmacológico más efectivo es la administración de compuestos neuroactius (p. ej. Antidepresivos tricíclicos), capaces de incrementar las concentraciones de noradrenalina o serotonina en el sistema nervioso central. En este sentido, el mecanismo fisiopatológico propuesto tiene estrecha relación con el sistema endocannabinoide. Los receptores cannabinoides están presentes en áreas que modulan la transmisión dolorosa y, parecería que el sistema endocannabinoide tiene un papel crucial en la respuesta al dolor por varios mecanismos. Se ha propuesto incluso que la ausencia de esta regulación o una hipofunción del sistema endocannabinoide podría estar detrás el mecanismo fisiopatológico de la hiperalgesia y dolor crónico relacionado. La emergente evidencia científica sugiere que los cannabinoides podrían convertirse en agentes terapéuticos coadyuvantes para el tratamiento del dolor crónico. Su utilización en algunos pacientes aportaría la ventaja adicional de poder reducir la dosis y efectos indeseables de los otros medicamentos utilizados.

No existen hasta la fecha estudios publicados sobre fibromialgia y cannabis. Sin embargo algunos pacientes con fibromialgia utilizan el cannabis para aliviar el dolor y otros síntomas.

S’autoadministra la planta bruta obtenida del mercado ilegal o del cultivo, por vía fumada o por vía oral, y ajustando la dosis según su propia experiencia. Los efectos psicoactivos son dosis dependientes y en general pueden controlarse además que, en muchos casos son referidos como beneficiosos por los usuarios. En la mayoría de los casos este uso de cannabis se hace sin ningún tipo de respaldo médico y con la imposibilidad de acceder a la planta sin salir de los cauces legales. Parece por ello necesario, por un lado conocer cómo los afectados de fibromialgia utilizan el cannabis y sus efectos y por otro fomentar la posibilidad de iniciar estudios de máximo rigor científico para evaluar los efectos del cannabis o los cannabinoides en el tratamiento de los síntomas de la fibromialgia. En este sentido creemos conveniente realizar una primera aproximación a este grupo de pacientes a fin de recabar información que podría ser de utilidad para el establecimiento de futuras prioridades en investigación con cannabinoides. Por todo ello, estamos realizando un estudio observacional en el que queremos evaluar diferentes aspectos (dolor, calidad de vida, calidad de sueño) de personas con fibromialgia que utilizan cannabis en comparación con personas que no lo utilizan. Todos aquellos interesados en colaborar pueden ponerse en contacto para obtener más información.

La participación en el estudio se basa en el llenado de cuestionarios y no requiere ningún tipo de desplazamiento.

Jimena Fiz
Licenciada en Medicina
Becaria de investigación
Unidad de Investigación en Farmacología
Instituto Municipal de Investigación Médica

http://biorritmes.com/2010/12/la-fibromialgia-y-el-uso-terapeutico-del-canabis/#more-178

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