Clara Valverde
Rebelión
La privatización de la sanidad duele.
No es un tema que podamos mantener a un nivel teórico. El estar en lista de espera durante meses para una operación de cadera, duele. El tardar ocho horas en ser atendido en urgencias, duele. El no poder empezar la quimioterapia, duele. El tener que recurrir y pagar a un neurólogo privado por no poder seguir en lista de espera durante meses con problemas de memoria y orientación, duele. Duele profundamente. Es un dolor “molecular”, que diría Gramsci1.
Pero en la izquierda independiente hemos tardado demasiado en dejarnos notar ese daño. Ahora empezamos a hacer caso al buen trabajo de Miran Etxezarreta2, CAS Madrid3, CATAC, Angels Martínez i Castells4, Drets i Defensa del Serveis Públics y otros autores y grupos. Pero antes nos han tenido que hacer mucho daño la privatización encubierta de Marina Geli, la, sin tapujos, de Esperanza Aguirre y, ahora, el tijeretazo de CiU en Cataluña.
Hemos tardado, pero desde hace 15 años, los enfermos de los Síndromes de Sensibilidad Central (SSC: Síndrome de Fatiga Crónica/Encefalomielitis Miálgica, Sensibilidades Químicas Múltiples y Fibromialgia) del Estado Español nos están avisando de cuánto duele la privatización. Estos 3 millones de ciudadanos han estado, como faros, poniendo en evidencia la crueldad del neoliberalismo y avisándonos del desamparo que conlleva el no tener acceso a servicios sanitarios públicos. Nos han avisado de lo devastador que es estar enfermo y estar de lista en espera de 3 años para ver a un especialista que no hace analíticas ni tratamientos, lo cual les ha forzado a acudir a la sanidad privada, aunque la mayoría de ellos han perdido sus ingresos al estar demasiado enfermos para trabajar.
Estos enfermos no han estado callados. A través de Iniciativas Legislativas Populares5, manifestaciones, encierros, blogs6, webs7, libros8, artículos9, revistas y huelgas de hambre, nos han avisado sobre la próxima etapa salvaje del neoliberalismo. Pero no hemos hecho caso. ¿Por qué?
Imagínate estar demasiado enfermo para ir a trabajar, para cuidar de tus hijos, para levantarte a comer y ver que no mejoras año tras año. No puedes ir a Atención Primaria porque el médico de familia no ha sido formado en estas enfermedades que llevan décadas investigadas y reconocidas y piensa que son enfermedades psicológicas. Cuando empeoras, no puedes ir a urgencias porque te dirán que lo tuyo es “cuento”. No puedes ver a un especialista porque la lista de espera es de tres años y, si algún día lo consigues ver, te dirá que no tiene presupuesto para hacerte analíticas y lo que tienes que hacer es “adaptarte”. Y no puedes recurrir a la sanidad privada porque ya no tienes ingresos con los cuales pagar los 4.000 a 6.000 euros que te costarían las analíticas y los tratamientos cada año.
Los enfermos de SSC llevan años avisándonos de la crueldad del neoliberalismo y del desamparo que conllevan la privatización. Ellos llevan años sufriendo y ahora, ahora a nosotros, ¡ay, nos duele la privatización!
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=125962
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