ESTHER
ARMORA / BARCELONA
Día
07/11/2011
ELENA
CARRERAS
Pasillo
del Hospital Clínic de Barcelona, donde ABC ha comprobado los
precios fijados para la pernoctación de acompañantes
Por
dormir en una butaca también me cobran?» La pregunta la formuló
ayer este diario al servicio de Maternidad del Hospital Clínic de
Barcelona, de titularidad pública, haciéndose pasar por la
acompañante de una parturienta ingresada en el centro. La respuesta
fue tan rápida como sorprendente: «Sí. La butaca cuesta unos 47
euros al día y la cama entre 70 y 80», dijo con naturalidad la
empleada del servicio de admisiones.
Aliviar
la tensión emocional y física que provoca la hospitalización de un
familiar, descansando a su lado en una cama o en una butaca, puede
costarle al ciudadano de a pie como una estancia corta en un hotel de
tres estrellas. «Una cesárea pueden ser tres días de
hospitalización, o sea, 240 euros para el familiar, el coste de un
tres estrellas», señalaron fuentes sindicales del hospital, quienes
denunciaron la medida y tildaron de «abusivos» los precios.
Aumentar
los ingresos
Portavoces
de la dirección centro, adscrito a la XHUP (Red Pública de
Hospitales de Utilización Pública), admitieron que el Clínic
oferta este servicio a los acompañantes desde hace tiempo con el
objetivo de «incrementar las fuentes de ingresos», tan necesarias
en tiempos de ajustes y contención. Matizaron, sin embargo, que
«sólo se hace de forma generalizada en algunas unidades como la de
Maternidad donde hay una mayor disponibilidad de camas». «En la
sede central del Clínic se alquilan pocas camas para este servicio
porque hay menos libres», precisaron.
Otros hospitales públicos como
el Hospital de l'Esperança —donde el volumen de
contratación asistencial ha descendido preocupantemente— o el
de Igualada (Barcelona) también aplicarán en breve la medida para
hacer frente a los drásticos recortes impuestos por la Generalitat.
La
noticia ha encendido los ánimos entre los sindicatos, que ven la
iniciativa como una entrada directa al copago. «Primero empezaron
por cobrarnos la televisión, después nos quitaron el agua del menú
del paciente, debes comprarla en la máquina si quieres que se tome
unas pastillas) y ahora cobran hasta la butaca al acompañante»,
denunciaron a este diario fuentes sindicales del sector, quienes
creen que «otros centros que todavía no lo hacen se sumarán a la
medida porque ya no saben de dónde recortar». Añadieron que «no
todo vale para justificar un ahorro» y alertaron del riesgo que
supone que «en un hospital público y de referencia como el Clínic
de Barcelona se empiece a cobrar como en la sanidad privada».
Otras
fórmulas de ahorro
«Las
autoridades sanitarias se pasan el día negando el copago y, a la
prática, algunos centros ya lo están aplicando», denunciaron los
sindicatos. A su juicio, «hay muchas otras formas de contener el
gasto que no impactan tan directamente en el usuario y que en algunos
hospitales aún no se han implantado como reducir el uso de
empapadores, o abaratar el material de enfermería».
Fuentes
del Instituto Catalán de la Salud (ICS) indicaron que, por ahora, no
contemplan generalizar la medida en sus ocho centros.
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