Durante
toda la manifestación la policía, obedeciendo órdenes del
Gobierno, restringió derechos fundamentales de forma sistemática
Desde hace unas semanas el Gobierno ha
venido incrementando la agresividad en su estrategia de criminalizar
la protesta social, preparando así el terreno para la convocatoria
del 25 de septiembre. Sin ir más lejos la semana pasada la policía
identificó a todas las personas presentes en una asamblea en el
parque del Retiro, en Madrid. Un día antes detuvieron a cuatro
activistas simplemente por portar una pancarta que aludía a la
mencionada manifestación. Incluso el Gobierno llegó a dar orden al
fiscal para imputar preventivamente a ocho activistas por organizar
una supuesta y futura actividad delictiva (que paradójicamente
después fue legal). Ya la delegada del Gobierno lo había advertido
al reconocer en televisión la existencia de listas negras con
nombres -de hasta mil personas, aseguró- que iban a “casi todas”
las manifestaciones.
En ese contexto era complicado imaginar
cómo se desarrollaría una manifestación que, aunque legal y
pacífica, no estaba exenta de controversia. La convocatoria había
cambiado de formato y objetivo en varias ocasiones y ello generó
bastante confusión incluso allí donde hubiera sido lógico un
recibimiento muy positivo. Finalmente se acordó un programa muy
sensato y en la línea de las conocidas movilizaciones del 15-M. Ello
permitió que, muy a pesar de los intentos de criminalización,
muchos colectivos y desde luego ciudadanos a título individual
definitivamente se sumaran.
El objetivo más compartido por los
manifestantes fue sencillamente el de exigir democracia. No es algo
menor, pues se da precisamente en un momento histórico en el que
nuestro gobierno se está limitando a obedecer el mandato de
instancias no democráticas, como la troika, y con consecuencias que
sufrimos duramente como ciudadanos.
"
Además de diputados somos ciudadanos empobrecidos y estafados por el
tándem formado por los distintos Gobiernos y el gran poder económico
que se encuentra detrás"
Precisamente por compartir ese
objetivo, en torno a las seis de la tarde todos los diputados del
grupo de Izquierda Unida-La Izquierda Plural nos unimos a la
manifestación. El recibimiento fue mayoritariamente favorable, con
aplausos y abrazos, si bien también hubo algunas personas –que se
identificaron posteriormente como militantes de UPyD- que nos
pitaron. Y allí estábamos porque compartíamos las denuncias que
hacía la convocatoria y también porque además de diputados somos
ciudadanos empobrecidos y estafados por el tándem formado por los
distintos gobiernos españoles y el gran poder económico que se
encuentra detrás.
Fuera del Congreso comprobamos cómo
durante toda la manifestación la policía, obedeciendo órdenes del
Gobierno, restringió derechos fundamentales de forma sistemática.
Compartimentó el centro de Madrid para separarnos a los
manifestantes e intentar ponernos nerviosos; en muchos casos
centenares de personas quedaban atrapadas por dispositivos policiales
que no daban ninguna explicación de lo que estaba ocurriendo.
Finalmente y en torno a las ocho de la
tarde llegaron decenas de furgonetas de la policía con objetivo de
cortar las calles del centro de Madrid. Y se hizo con
desproporcionada violencia. La policía nos empujaba bruscamente a
todos con objeto de, según decían, “limpiar la calle”. No se
salvaba nadie: manifestantes, periodistas, cargos públicos,
turistas... todos fuimos expulsados de las calles del centro hacia el
Paseo del Prado. Y ya allí la policía comenzó duras cargas con las
que consiguió disolvernos del todo.
El balance final, desolador. Muchos
heridos y detenidos en una manifestación que fue en todo momento
pacífica, exceptuando algunos incidentes aislados de autoría
confusa, y que reflejaba la frustración de una ciudadanía que
sufrimos los efectos de la crisis y de unas políticas que no hemos
validado a través de ninguna institución o mecanismo. El Gobierno
ha decidido responder a un problema político con represión
policial, y eso no es sino una injusta e ineficaz huida hacia delante
que sólo conseguirá empeorar las cosas.
Alberto
Garzón es
diputado de Izquierda Unida-La Izquierda Plural
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