Lunes
08 de octubre de 2012
España es pionera en la puesta en marcha de un estudio multicéntrico sobre un novedoso tratamiento con células madre mesenquimales para pacientes con artritis reumatoide. «La principal ventaja potencial de esta terapia es que utiliza células capaces de frenar la respuesta inmune, que se toleran muy bien y que podrían tener un efecto terapéutico a largo plazo», ha explicado el coordinador del estudio y reumatólogo del Hospital Universitario de la Princesa de Madrid, José Mª Álvaro-Gracia.
Se
trata de una investigación española, promovida por la compañía
Cellerix en la que participan 23 centros y 53 pacientes, que acaba de
terminar la fase de inclusión de pacientes. Se prevén los primeros
resultados a comienzos del próximo año. No hay que olvidar que la
artritis reumatoide, según datos de la Sociedad
Española de Reumatología (SER),
afecta
a cerca de 250.000 personas en España,
lo que equivale en torno al 0,5% de la población.
Células
madre
Las
células madre mesenquimales son células indiferenciadas que se
encuentran en múltiples tejidos del cuerpo. «Se caracterizan porque
son capaces de autoperpetuarse, así como de diferenciarse en células
maduras de los tejidos en los que se encuentran. Además, son células
inmunomoduladoras, es decir, son capaces de frenar la respuesta
inmune. Esta cualidad ha despertado un gran interés en la comunidad
científica y, concretamente, en el ámbito de la reumatología, ya
que podrían utilizarse en el tratamiento de enfermedades como la
artritis reumatoide, el lupus, o la esclerodermia», ha explicado el
especialista.
Según
Álvaro-Gracia, otra ventaja importante que se podría obtener con
este novedoso tratamiento es que mediante pocas infusiones se podría
tener beneficio a largo plazo. «Ya hay estudios que demuestran que
estas células son capaces de hacer frente a la artritis en
diferentes modelos de animales. Ahora hay que ver si estos efectos
son los mismos en humanos», ha precisado el experto.
Un
proceso complejo
Si bien, el especialista ha destacado que se trata de un proceso complejo, ya que hay que obtener las células madre del tejido adiposo de otras personas (que no sean el paciente). Posteriormente se aíslan, se cultivan y se congelan hasta el momento en el que son necesarias para el tratamiento. Una vez descongeladas se procesan y se inyectan por vía intravenosa en el paciente.
En
su opinión, otra ventaja potencial de este tipo de tratamiento es
que se trata de células muy poco inmunogénicas, lo que significa
que se
toleran muy bien, y no son rechazadas.
Por eso, en este tipo de tratamientos se pueden utilizar células
procedentes de otras personas sanas.
Todavía
se desconoce para qué tipo de pacientes estaría indicado este
tratamiento pero -ha añadido el experto- suponiendo que los
resultados fueran favorables, lo más probable es que se utilizara
en aquellos en los que han fracasado otro tipo de terapias.
No obstante, aún se deben valorar los resultados de la investigación
que se ha puesto en marcha para ver la seguridad que demuestran estas
células y para poder sacar conclusiones.
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