España
está revolucionada, España llora por el fin trágico de ciudadanos
que hasta hace poco vivían, soñaban, sufrían, amaban, lloraban y
reían en el latir diario de una País al que considerábamos
avanzado, democrático, igualitario y con conciencia social.
Los
desahucios con tan trágicas consecuencias se han convertido en el
estallido mediático que parece necesitaban nuestros gobernantes para
empezar a entender que dirigir el destino de una sociedad no puede
hacerse con un único horizonte, el numérico.
España
llora y hace suyos todos los sentimientos de un pueblo que se siente
engañado, estafado, humillado y sobre todo muy muy asustado. Los
desahucios son sólo la punta de lanza de todo lo que está
ocurriendo. Los desahucios se han colocado frente a todos los focos
mediáticos por la reacción desesperada de personas a las que se les
ha llevado a un callejón sin salida y por la reacción solidaria y
llena de sentido común de muchos colectivos ciudadanos que creen
todavía que la defensa del derecho a un vida digna merece alzar la
voz ante los grandes poderes que nos desgobiernan.
Desde
todos los sectores de nuestra Sociedad se levantan voces pidiendo
el freno a esta locura, a esta sinrazón que no entiende cómo es
posible que la misma persona que contribuye a salvar con su dinero
una entidad bancaria sea ejecutada por la misma.
Los
Bancos están en el punto de mira de todos los ciudadanos, unos
Bancos que a pesar de recibir dinero público para su salvación se
están beneficiando de un sistema de cobro y procedimiento de
desahucio que data de 1903.
Sin
embargo la situación de nuestro País tiene muchas aristas y una de
ellas va a saltar de igual manera que ha saltado la de los
desahucios. Me estoy refiriendo a lo que se está haciendo con las
personas más frágiles que no han elegido su situación y de la que
nadie está libre, las personas en situación de dependencia.
La
diferencia con el problema de los desahucios es que estos últimos
provienen de una legislación de hace 103 años mientras que el
callejón sin salida a la que se le está empujando a todos las
personas dependientes son responsabilidad directa de una legislación
hecha mediante decretazo por este Ejecutivo, Ejecutivo que ha puesto
sobre la mesa sus más profundas raíces ideológicas enfocadas hacia
un colectivo al que consideran improductivo, sin valor y que
entienden es un despilfarro cualquier euro que pueda dirigirse a el.
Sin
embargo el Gobierno de Rajoy, el de Castilla-Leon, el de Murcia, el
de la Comunidad Valenciana y sobre todo el de la Sra. (de) Cospedal
en Castilla-La Mancha deberían tener en cuenta lo que está
sucediendo con el drama de los desahucios y extrapolarlo a la
voladura controlada a la que están sometiendo a la Ley de
Dependencia. Una familia desahuciada, con todo el dolor y
desesperación que implica, puede tener una segunda oportunidad. Una
persona desahuciada y en situación de trabajar, a pesar de lo
difícil que es superar esta desgracia puede salir adelante, puede
intentar insertarse en el mercado laboral, puede luchar por tener una
vida digna a pesar del tremendo zarpazo que eso supone. Una persona
valorada como gran dependiente es una persona absolutamente
indefensa, es una persona que ni siquiera tiene, en la mayoría de
los casos, conciencia de la situación tan dramática que está
sufriendo. Esa situación la viven a diario los familiares que
durante las 24 horas al día, los 365 días del año, los cuidan, los
dan las atenciones y sobre todo el cariño y el afecto que ellos
necesitan. A este colectivo es al que más duramente se ha castigado
por parte de unos Ejecutivos, tanto Nacional como Autonómicos, sin
haber tenido en cuenta las consecuencias tan dramáticas que pueden
producir.
Los
familiares que tienen personas dependientes están llegando a un
límite en el que cruzar la línea de lo razonable es solo cuestión
de tiempo, de poco tiempo diría yo.
Reducirles
de forma tan inhumana sus escasas prestaciones, expulsarles de la
cobertura de la Seguridad Social, aplicarles una hipoteca inversa por
parte de la administración, exigirles un certificado de idoneidad
para poder cuidar a sus hijos y encima cobrarles por ello, prolongar
los tiempos de espera hasta dos años y medio con la intención de
que muchos de ellos fallezcan antes de poder acceder a una
prestación, entre otras muchas ignominias a las que están siendo
sometidas, va a llevar, con absoluta certeza, al mismo resultado al
que han llevado los desahucios salvajes y que no es otro que la
reacción desesperada de quien ve como el Gobierno de España y mucho
de los Autonómicos les están llevando a no poder proporcionar a sus
hijos, padres gravemente enfermos los cuidados que necesitan.
Llevamos
recibiendo en nuestra Plataforma, sobre todo tras el Decretazo de 13
de Julio y los decretos que se han y se están publicando en
Castilla-La Mancha, y que llevamos denunciando y advirtiendo de sus
consecuencias durante tiempo, los relatos de personas, si personas
con nombres y apellidos y no expedientes administrativos a los que
rebajar su montante económico, que nos están manifestando su
imposibilidad de continuar atendiendo a sus familiares, muchos de
ellos niños en estado vegetativo, planteando el suicidio como salida
única a la situación a las que les ha llevado la política canalla
e inmoral de Rajoy, y sobre todo su avanzadilla legislativa como es
La Presidenta de Castilla-La Mancha Dª Dolores (de) Cospedal.
Desde
estas líneas lo aviso, los suicidios que se están produciendo por
los desahucios van a extenderse a los dependientes. Revertir esta
situación está en manos del Gobierno de la Nación y del Ejecutivo
de Dª Dolores.
Solo espero que los focos mediáticos
no tengan que dirigirse hacia la acción desesperada de alguna
familia con dependientes para que tanto unos como otros pongan
remedio.
Quién
quiera oír que oiga.
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