por
J. Estrada Cruz
Viernes,
18 de Enero de 201
En
el Ebro “duermen” nada más y nada menos que 700.000 toneladas de
productos residuales tóxicos y radiactivos (metales pesados:
mercurio, níquel y arsénico, y radionucleidos: contaminación
radiactiva.
FLIX
(TARRAGONA): 700.000 TONELADAS RADIACTIVAS Y DE VENENO POR SACAR DEL RIÓ EBRO, TRAS DE 12 AÑOS EN QUE SE DESCUBRIÓ EL PASTELAZO
“Acción
Civil” es un telefilm del 1999 dirigido por Steven Zaillian, e
interpretado por John Travolta en el papel del abogado Jan
Schlichtmann, que trata del envenenamiento de personas, donde mueren
8 niños de leucemia, como consecuencia de vertidos residuales, a un rió de compañías que manufacturaban pieles; concretamente por una
sustancia, que se arroja o se filtra al rio, llamada Tricoetileno.
Cuyos hechos reales están basados en la Nueva Inglaterra,
concretamente en una localidad de Massachusetts. Un tema, por cierto,
que ha sido abordado en el cine en varias ocasiones, por otros
sucesos similares.
Tras
de la película bullían en mi mente la multitud de agresiones
medioambientales que padecen las comarcas tarragoninas por vertidos,
a uno u otro rio, especialmente los de Ercros, antes Erkimia, en el rió Ebro. De los hechos que se han podido constatar hasta ahora,
(sobre agresiones medio ambientales y humanas producidas por
depredadores, industriales capitalistas, no nucleares), no son muchos
los que se pueden comparar con los producidos en la industria de
Ercros, en la población de Flix, Provincia de Tarragona.
Un
siglo vertiendo residuos venenosos al embalse junto al rió Ebro,
cuyas aguas se han venido usando para cultivar y beber, siendo su
fauna pesquera y sus productos consumidos por mucha gente. A
principios del 2008, la Confederación Hidráulica del Ebro llegó a
plantearse prohibir la pesca del siluro y de la carpa porque
contenían niveles de mercurio excesivos. Sepamos también que el
pescado que se encuentra en la zona marítima que va de Tarragona a
Valencia registra cantidades escandalosas de mercurio, según
informaciones que hemos podido conocer de diversos estudios, como los
que en su día efectuó la universidad Rovira i Virgili de Tarragona,
del que se desprendía que 14 especies, de las que normalmente son
consumidas, presentaban muestras considerables de contaminación…
Por otra parte Oceana, (buque medioambiental que explora el
Mediterráneo y que tiene su base en el Puerto de Sagunto), según
artículos de Actualidad Marítima del “Xornal Galicia” del
01-7-2011, tras de un largo litigio contra el Ministerio para acceder
a un informe del Instituto Español de Oceanografía que analiza los
niveles de contaminación del pescado, solicitó, a principios de ese
año, la adaptación inmediata de las fábricas de cloro (que
utilizaban células de mercurio), a las mejores técnicas que ya
había disponibles. La tecnología obsoleta que se sigue usando,
tendría que haberse eliminado y prohibido en el 2007, en función de
la Directiva IPPC, y tras de un periodo de once años de previsión
para que se adaptaran sus respectivos procesos de producción. Sin
embargo el Gobierno español junto con las comunidades autónomas
afectadas, acordaron con la Asociación Nacional de Electroquímica,
alargar su “funcionamiento polutivo” hasta el 2020. (De este modo
se pasan por el forro las convenciones de París de Oslo y las
ratificaciones y convenios posteriores celebrados por la OSPAR,
Convenio para la Protección del Medio Ambiente Marino del Atlántico
Norte Oriental, que España, como estado miembro, tiene firmado).
Oceana se opuso al acuerdo del Estado y las autonomías, y
concretamente en Catalunya, recurrió contra Aragonesas Industria y
Energía S A (Vilaseca, Tarragona); Ercros Industria S A (Flix
Tarragona), e Hispavic Iberica S L (Martorell, Barcelona).
En
el Ebro “duermen” nada más y nada menos que 700.000 toneladas de
productos residuales tóxicos y radiactivos (metales pesados:
mercurio, níquel y arsénico, y radionucleidos: contaminación
radiactiva. Las 700.000 toneladas se encuentran acumuladas mayormente
a lo largo de 1.300 metros del embalse, pegado al rio Ebro. Por
cierto, cuando se habla de toneladas de vertidos venenosos
acumulados, ya podemos asegurar que nos están engañando, tal vez en
un 100 o 200% menos de lo que en realidad puede haber. Por ejemplo
hasta el 2005, fuentes administrativas centrales y autonómicas nos
daban la cifra de 300.000 toneladas; más o menos amontonadas o
esparramadas en el embalse al lado del rio; entonces yo hice este
mismo comentario, en cuanto a que, seguro que sería el doble de esas
trescientas mil toneladas que nos apuntaban. Acerté, lo que no tiene
merito, porque lo que nos cuenta este “ganao” siempre es así.
¿Cuánta
gente puede haber enfermado y muerto a consecuencia de un siglo de
constante envenenamiento del rio Ebro? No existen cifras ni datos; no
se conoce ni un solo estudio serio, al respecto que se haya hecho
público, ni datos comparativos en base a otras provincias sobre
enfermedades graves, cancerígenas o de otro tipo. Existe algún
estudio a nivel estatal, del Instituto de Salud Carlos III de Madrid,
(que nos lo muestra Oceana) donde se reconocen altos niveles de
mercurio en sangre en la gente del Estado español, superiores a los
de otros países. De Tarragona solo sabemos de aquello que no
pudieron seguir tapando: del peligroso lodo descubierto, así como de
los miles de peces que, el 24 de diciembre del 2001, aparecieron
muertos en el río en las proximidades de la planta nuclear de Ascó,
por un vertido de mercurio de la planta de Ercros. Un vertido que no
fue controlado por la empresa (¡o sí!, vete tu a saber), ni por las
distintas autoridades administrativas de aguas, medio ambientales e
hidrográficas. Simplemente se trato de ocultar a los medios y a la
población de las comarcas afectadas.
A
día de hoy, tras más de 20 años en que Greenpeace denunciara la
gravedad de los vertidos que se vaciaban al Ebro y de los 12 años en
que se vieron obligados a reconocer el pastelazo de mierda que tenían
escondido en este; seguimos pendientes de que comiencen a sacar ese
magno y peligrosísimo explosivo medioambiental, depositado y
engordado a lo largo de más de cien años en que fue instalada esta
industria y sin que nadie hasta ahora haya relacionado, oficialmente,
con problemas de salud y muertes en toda la zona en que afecta.
Desgraciadamente eso ha podido pasar porque había de por medio
intereses de muchísima gente que vivía del rio y aún vive, y se
les planteaban “insalvables” contradicciones.
Que
el agua del Ebro, con esa guarnición de residuos industriales, ha
debido provocar multitud de enfermedades y muertes, lo sospecha gran
parte de la ciudadanía. No es casualidad que tengan que reconocer la
peligrosidad que conlleva la extracción del veneno, para lo cual
estén instalando la tecnología más avanzada; que se encuentren
presentes en la operación expertos del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas y que estén levantando un muro de acero
en el fondo del embalse para que durante el removimiento de la
extracción no se escapen residuos. Podemos, pues, imaginarnos la
cantidad de toneladas que han debido escaparse a lo largo de tantos
años, sobre todo en crecidas del rio. El mismo Gobierno Central, en
un lapsus de acaloramiento en sus rifirrafes con el de la
Generalitat, aseguró que existían más tramos del rio contaminados
de residuos.
Sea
como quiera y por los motivos que sea, el asunto sigue sin resolverse
y lentísimo. Y aunque el Ministerio de Agricultura y Medioambiente
viene diciendo que pretende iniciar pronto la retirada de los lodos,
por otro lado, se oponen la Generalitat y administraciones locales
exigiendo primero el funcionamiento de vías alternativas de
abastecimiento de agua antes de comenzar, para en caso de que
pudieran producirse problemas de contaminación de esta, durante la
operación de extracción.
Y
en todo este desaguisado, nos encontramos con que, ningún
responsable de Ercros, aún no ha pagado ni si quiera las mini multas
y mini condenas carcelarias que la Audiencia Provincial les dictó en
el 2003; como siempre a base de dilaciones y utilizando recursos
judiciales. Alegan, con la cara más dura que el cemento, que no
depositan lodos en el rio desde 1988, convencidos de la “dificultad”
que tienen los peritos para ofrecer datos concretos al respecto. Sin
embargo; aquellos miles de peces que no nos pudieron esconder, (como
seguro que nos escondieron muchas veces) ¿Qué hacían panza arriba
sobre el agua? Casualmente la empresa se encontraba con una “parada”
y, también en esas fechas de los peces muertos, a raíz de verse
obligados a dar explicaciones desde diversos organismos de control
del agua, se detectó la presencia de mercurio en la red de
abastecimiento para beber. Y a principios de 2004, según la Revista
ambientum, la dirección de Ercros reconocía que no podría
paralizar los vertidos de Mercurio hasta el 2020. Justamente esta
fecha coincide con lo que acuerda el “trio” (Gobierno, Autonomías
y Electroquímicas) a mediados del 2011. Lo que denuncia Oceana.
En
febrero del 2002, la Asociación Cívica Rescat, con la inestimable
ayuda de Jaume Morrón, (portavoz de WISENIRS y componente de Acción
Ecologista), efectuó una campaña de denuncia pública de la
permisión administrativa, frente a las tropelías de Ercros, por
medio de charlas con diapositivas y 5.000 revistas de Rescat, que
fueron repartidas, en las que se denunciaban los hecho. En octubre
del 2005, por este mismo medio, volvíamos a recordar que habían
transcurrido cuatro años, sin que se vieran prisas por sacar el
veneno del rio. No obstante su irresponsable actitud no era una
sorpresa para nosotros; para la empresa perder tiempo y dinero
resolviendo problemas que perjudican a otros, por su culpa, no es
competitivo. El capitalismo funciona para ganar dinero y contra más
mejor. No está para perderlo y entretenerse con “gilipolleces”
medioambientales.
Es
por eso que, en un delito medio ambiental y humano de magna
dimensión, suele resultar que, quienes lo han cometido no cumplan
ninguna condena de cárcel, ni paguen multa económica alguna. Justo
lo que está pasando con los dueños y responsables profesionales de
Ercros, que ni han pagado, ni piensan pagar un chavo por los costos
de limpieza de los lodos vertidos al rio; teniéndose que sufragar,
como de costumbre, con dinero público. Envenenar los ríos y su
fauna les sale barato. Como muestra un botón: Repsol por contaminar
el rio Francolí, (que pasa por al lado de su instalación en
Tarragona) hace cuatro días, pagó una multa equivalente a lo que
debieron costar los caramelos de la cabalgata de Reyes.
En
este cúmulo de agresiones medioambientales, en Tarragona, se ha de
refrescar la memoria para que no se nos olvide que la química
(además de las miles de toneladas de CO2, y de otros gases todavía
más nocivos que emite a la atmósfera) vomita diariamente al mar, a
través de diversos emisarios de esta industria, residuos peligrosos
de todo tipo que nadie controla. En este sentido, en más de una
ocasión, hemos pedido explicaciones para que nos diga donde están
vertidos los residuos de Aiscondel, ya que esta empresa utiliza la
misma tecnología que Ercros para la producción de Cloro. Seguirán
sin respondernos; pero de sobra sabemos que van a parar al mar.
Como
en otros casos, Acción Civil, la película que cito al principio se
desarrolla en base a la denuncia por los daños ocasionados, la
celebración de juicio, la petición de indemnización económica y
de descontaminación de los terrenos afectados, etc. Pero en el
juicio se muestra la influencia de las empresas, la corrupción del
juez y del Jurado; en fin, una vez más la gente del pueblo, con su
humildad y sencillez, se enfrenta con quienes les infligen las
desgracias y sufrimientos; esto es, con los magnates que no muestran
escrúpulos, ni resentimientos, por el daño producido mientras se
enriquecen.
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