Mariano
Bueno es un tipo inteligente, vital y sabio. Y además es muy buena
persona. Su sensibilidad es exquisita.
ENVIADO
POR: PEDRO BURRUEZO / THE ECOLOGIST. ASOCIACIÓN VIDA SANA,
11/01/2013,
Mariano
Bueno es un tipo inteligente, vital y sabio. Y además es muy buena
persona. Su sensibilidad es exquisita. Tiene la sensibilidad de la
tierra, la que se aprende a golpe de azada. Si publica un nuevo
libro, si se acerca a tu ciudad para dar una conferencia, por lo que
sea, siempre es un placer charlar con él. Este agricultor, médico,
permacultor, bioconstructor y no sabemos cuántas cosas más… es un
tío cabal.
-¿Cuándo
y cómo te metiste en el mundo de la ecología, la alimentación
"bio", la casa sana... y por qué?
-Nací
en el seno de una familia de horticultores en Benicarló, en un
entorno rural en el que me sentía muy identificado, hasta el punto
de que a los 14 años decidí dejar el instituto para dedicarme a
trabajar en la tierra. A los 17 -a partir de ciertos problemas de
salud- me interesé por la alimentación vegetariana y en ese momento
me di cuenta de que los agricultores estábamos envenenando la tierra
y los alimentos que producíamos. Esta toma de conciencia me llevó a
buscar alternativas y en 1980 fui a Francia a trabajar y aprender las
bases de la agricultura biológica. Estando en Francia -en 1981-
realicé un curso de Geobiología y Bioconstrucción en la
Universidad Verde de París y lo que allí descubrí fue el inicio de
una nueva trayectoria personal y profesional, centrada en la
práctica, investigación y divulgación de las opciones de vida más
saludables y respetuosas con el entorno y la salud del planeta.
LAS
EXPERIENCIAS
-¿Las
experiencias que has ido viviendo te han ido dando la razón en lo
que pensabas al principio?
-Resulta
curioso que, incluso con la experiencia acumulada en los más de 30
años de prácticas agroecológicas, sigo sorprendiéndome ante la
lucidez de los precursores del naturismo, la agricultura
biológica-ecológica o la salud natural; sobre todo cada vez que un
nuevo estudio científico o epidemiológico aporta pruebas de las
ventajas de comer alimentos sin residuos tóxicos, cultivados
respetando los ciclos biológicos. Y lo que más me fascina es
constatar una y otra vez lo muy saludable que es el consumo de
plantas que se han desarrollado cerca de donde vivimos. Hay más
personas que se han dado cuenta y de ahí el éxito de las
iniciativas que revalorizan los productos locales y los productos
km0.
-¿Has
visto cómo muchos escépticos han acabado abrazando la causa "bio"
de forma incondicional?
-Siempre observé que la mayoría de "negacionistas"…
lo eran porque se sentían atacados -en lo personal, en lo
profesional o en sus intereses económicos-. La mayoría de rechazos
iníciales a los planteamientos “bio”, a la agricultura ecológica
o a las formas de vida más saludables, suelen ser fruto del
desconocimiento. Cuando se abordan estos temas sin prejuicios previos
y se investigan a fondo, se descubren los positivos resultados de
estas prácticas y el cambio de postura es una consecuencia lógica
en toda persona mínimamente razonable.
-¿Por
qué comer ecológico y local es tan saludable no sólo para el ser
humano, sino también para la sociedad y el medio?
-Comer
productos locales, ecológicos, integrales y no refinados… es
especialmente saludable para el cuerpo y sano para el planeta. Nos
aportan de forma adecuada todos los elementos nutritivos que
precisamos, al tiempo que lo producido a nivel local y con técnicas
ecológicas tiene un impacto medioambiental positivo, pues reduce la
dependencia del petróleo al tiempo que reactiva las economías
locales y mejora las relaciones sociales -así como las condiciones
de trabajo-, ofreciendo muchas más oportunidades para alcanzar una
mejor calidad de vida, tanto a corto como a largo plazo.
MALOS
HÁBITOS
-¿Crees
que la mayoría de la gente es consciente de lo nocivos que pueden
llegar a ser ciertos hábitos de vida (mala alimentación, casas
insanas, etc.?
-Cuando
algunas personas tomamos conciencia de la negativa deriva que tomó
la sociedad hace 30 o 40 años éramos considerados como locos,
“hippies”, alternativos o ecologistas trasnochados, y se nos
miraba con desdén e incluso se nos marginaba socialmente. Hoy día,
lamentablemente, las evidencias cotidianas han acabado dando la razón
a quienes abogábamos por un cambio social en las formas de vivir,
producir y/o consumir. Lo más triste de este proceso es la cantidad
de gente que se ha visto "obligada" a realizar cambios
radicales en su vida a partir de una enfermedad grave o degenerativa,
consecuencia directa o indirecta de hábitos de vida o de
alimentación poco saludables. Las mejoras que se experimentan con un
cambio de alimentación o de estilo de vida son muy positivas, aunque
lo ideal sería el optar por la alimentación "bio" y el
vivir en una casa sana como opciones de "medicina preventiva",
que en vez de preocuparse por combatir enfermedades… prioriza el
gozar de buena salud en un entorno saludable.
-¿Crees
que la crisis es una buena oportunidad para cambiar radicalmente de
sociedad o, al menos, para iniciar cambios profundos personales?
-La
vida es mutación y cambio permanente y lo peor que nos puede suceder
es que nos estanquemos en lo personal, en lo social o en lo
espiritual. Esta crisis nos está "despertando" del
letárgico sueño consumista -basado en promesas de una vida fácil y
feliz cuyos pilares se asientan en la posesión de bienes de consumo
y en el "tanto tienes, tanto vales"-. Las crisis son
cíclicas y, al cuestionar el sistema, permiten despertar de una
cierta anestesia o borrachera colectiva. Conviene aprovechar cada
crisis para replantear aquellos modelos de pensamiento y
socioeconómicos que nos han ido imponiendo los intereses de unos
pocos. Cuanto en cada nueva crisis, más profundos son los cambios
adaptativos que se producen en cada persona, más preparados estamos
para vivir una vida más plena, lúcida, consciente y feliz.
-¿Estamos
ante una crisis económica o una crisis total, sistémica?
-Si
sólo nos quedamos en la parte de crisis económica, cuando la
economía repunte todo volverá al punto aberrante en el que estaba
antes -que fue lo que provocó la crisis-. Esta crisis nos ha
mostrado que es muy alto el precio a pagar cuando se persiguen
modelos desarrollistas basados en la macroeconomía especulativa y
deshumanizada, o cuando se busca una felicidad fácil "a
cualquier precio". Lo más interesante de esta crisis quizás
sea el que la sociedad en su conjunto está empezando a abrir los
ojos y a cuestionarse incluso temas existenciales. Las estructuras
económicas y de poder van a seguir ejerciendo presión para
perpetuarse (incrementando su control sobre la población), por lo
que es una tarea personal el tomar conciencia de que con pequeños
cambios personales, terminan produciéndose grandes cambios sociales;
desde esta perspectiva se atisba un futuro esperanzador para la
humanidad y el planeta en su conjunto.
-¿Qué
le sobra y que le falta al universo "bio" español?
-Lamentablemente,
en nuestro país, lo “bio” entró asociado a gente alternativa o
“progre”, o se le vinculaba demasiado a personas enfermas que
buscaban recuperar su salud cambiando las pastillas químicas por
productos que adquirían en las "dietéticas". El universo
“bio” tiene que superar el prejuicio de "moda progre"
para convertirse en “opción de vida consciente y saludable”.
Para ello hace falta mucha más divulgación de las ventajas
personales y sociales que supone, así como una mayor implicación y
apoyo por parte de los medios de comunicación y las instituciones
públicas (aunque en los políticos no podemos confiar demasiado).
-¿Cómo
te ves para dentro de diez años?
-Me
veo viajando menos y viviendo de forma más lúcida, coherente y
saludable que ahora. Me gustaría potenciar las actividades en el
proyecto del Centro de Ecodesarrollo “La Senieta” –la finca de
Benicarló donde empecé el cultivo "bio" hace ahora 30
años. Dado mi carácter, sé que seguiré investigando y divulgando
las múltiples opciones de vida más saludables respetuosas con el
entorno y la salud del planeta. Aunque es muy probable que dedique
menos tiempo a los temas de la agricultura ecológica y de la casa
sana, y me polarice en la investigación y divulgación de las
opciones de desarrollo personal, social y espiritual -que de hecho,
ya inicie hace unos 10 años con la publicación del libro La
muerte, una nueva vida.
Pedro
Burruezo / The Ecologist
Asociación Vida Sana
EL
ÚLTIMO LIBRO DE MARIANO
EPIGENÉTICA Y CONSUMO LOCAL
-¿Por
qué tener tu propio huerto es tan sano, más allá de poder consumir
tus propios alimentos ecológicos?
-Como
expongo en mi último libro, Cultiva
tus remedios,
los recientes estudios en epigenética muestran que más del 80% del
contenido de nuestros genes trabajan sobre códigos mutables y
adaptativos; por lo que las plantas que crecen en el mismo entorno en
el que nosotros vivimos sintetizan sustancias (antioxidantes y
bioflavonoides) que les permiten adaptarse al entorno y protegerse de
los agresores ambientales. Cuando nosotros comemos plantas que han
crecido en el balcón, la terraza, el jardín o el huerto de casa,
esas plantas -aparte de nutrientes de calidad- nos aportan sustancias
específicas que protegen nuestro organismo o que actúan como
vacunas que nos ayudan hacer frente a las agresiones del entorno, por
lo que resulta una práctica muy saludable, sobre todo para las
personas que viven en entornos urbanos muy contaminados.
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