
Activistas
y apicultores se manifiestaron fuera de la asamblea de accionistas,
mientras que representantes de Greenpeace y de la Coordinación
Europea de Apicultura preguntaron a la junta de Syngenta sobre el
riesgo al que se enfrenta la empresa en cuanto a su reputación y
riesgos financieros a la vista de la probable prohibición de algunos
de sus productos. Recordemos
que el mes pasado, la Comisión Europea presentó una propuesta para
prohibir tres plaguicidas muy tóxicos para las abejas y cuyas
empresas fabricantes son Syngenta y Bayer.
A
pesar de que estudios científicos revisados por pares afirman que
varios
factores llevan al descenso de la población
de las abejas (cambio
climático, enfermedades, parásitos, monocultivos, pérdida de
hábitat y uso generalizado de plaguicidas), Syngenta sigue tratando
de hacernos creer que las poblaciones de abejas se pueden recuperar
si luchamos principalmente contra uno de los factores: el ácaro
Varroa. Según Syngenta,
“no hay una correlación directa entre el uso de los
neonicotinoides y la mala salud de las abejas, y sin embargo sí hay
una correlación entre las pérdidas de abejas y la presencia del
ácaro Varroa”.
El
descenso de las poblaciones de las abejas es un tema complejo y todos
los factores que contribuyen deben ser abordados.
¿Por
cuánto tiempo seguirá negando el Sr. Martin
Taylor, presidente de Syngenta,
las evidencias científicas que muestran que el insecticida
Tiametoxam, producido por su empresa, está relacionado con la
disminución de abejas a nivel mundial? Así lo afirman estudios
científicos y se está agotando el tiempo para las abejas.
Un
primer paso crucial, en estos momentos, es la prohibición de los
plaguicidas tóxicos para las abejas. El
15 de marzo, la mayoría de los países de la UE respaldaron una
propuesta de la Comisión para prohibir tres plaguicidas
neonicotinoides (incluyendo tiametoxam de Syngenta y la clotianidina
y el imidacloprid de Bayer). En la votación no se logró alcanzar la
mayoría
cualificada necesaria,
de manera que el 29 de abril los Estados miembros de la UE, a través
de sus representantes permanentes, votarán por segunda vez esta
propuesta en el Comité de Apelación. Si de nuevo, la votación no
alcanzara la mayoría cualificada, la Comisión Europea tiene el
poder de poner en marcha la prohibición.
La
prohibición podría entrar en vigor en julio de 2013, una vez que la
propuesta haya sido aceptada por los Estados miembros de la UE o
puesta en marcha por la Comisión. La
industria de los plaguicidas está orquestando una campaña
de presión muy agresiva, para
evitar la prohibición y proteger su beneficios a costa de las abejas
y la polinización. Sin
embargo, este comportamiento está en contra de los intereses a largo
plazo de los accionistas de Syngenta y por supuesto, de todos los
seres humanos, ya que nuestra producción de alimentos depende en
gran medida de los servicios de polinización que proporcionan abejas
y otros polinizadores.
Greenpeace
pide a los Estados miembros de la UE que voten a favor del proyecto
de la Comisión, que es un primer paso para hacer frente a los
efectos nocivos de los plaguicidas en las abejas. Sin
embargo, la Comisión también ha de aprobar planes de acción
ambiciosos de ámbito europeo para prohibir todos los plaguicidas que
son perjudiciales para las abejas y otros polinizadores vitales. La
Comisión también debe cambiar la financiación destinada a la
agricultura intensiva basada en productos químicos y promover la
agricultura ecológica.
Mientras
que las multinacionales agrícolas como Syngenta y Bayer sólo tienen
interés en salvaguardar sus beneficios, sus plaguicidas ponen a las
abejas y a otros polinizadores en grave peligro.Sin
abejas y sin la polinización natural, la producción mundial de
alimentos se vería seriamente dañada.
El
último informe de Greenpeace, “El
declive de las abejas”,
identifica siete plaguicidas que deberían ser prohibidos por su
efecto tóxico sobre las abejas. La lista incluye el imidacloprid y
la clotianidina de Bayer, el tiametoxam de Syngenta, el fipronil de
BASF y el clorpirifos, el cipermetrin y el deltametrin producidos por
otras empresas.
La
eliminación de estos productos tóxicos para las abejas es sólo el
primer paso en la protección de las abejas y de la agricultura en
Europa. La
única solución a largo plazo es el abandono de la agricultura
intensiva totalmente dependiente de productos químicos
y caminar hacia las prácticas agrícolas ecológicas. Greenpeace.
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