Elena
G. Sevillano |
El País | 12/06/2013
La
presencia de mercurio en el organismo de las mujeres españolas es
más de seis veces superior a la media de 17 países europeos. Es una
de las conclusiones del proyecto
Democophes,
que ha estudiado la exposición a cinco contaminantes ambientales en
mujeres y niños: mercurio, cadmio, cotinina, ftalatos y bisfenol A.
Se trata de sustancias que preocupan a los expertos por sus efectos
en la salud. El mercurio, cuyos altos niveles se explican por el
elevado consumo de pescados como el atún rojo y el emperador, está
considerado un neurotóxico
que afecta al desarrollo infantil.
El Ministerio de Sanidad recomendó en 2011 a embarazadas y menores
de 3 años no
consumir estas especies
por ese motivo.
Un
estudio
preliminar hecho solamente en población española presentado
en 2011 por Argelia Castaño, jefa de Toxicología Ambiental del
Instituto de Salud Carlos III y coordinadora en España del proyecto
Democophes, ya mostró los altos niveles de mercurio. Castaño
aseguró entonces que los datos no debían ser motivo de alarma. Este
nuevo análisis, financiado por la Unión Europea, se llevó a cabo
entre septiembre de 2011 y febrero de 2012 y ofrece en el resumen
hecho público únicamente una comparación entre países y no datos
absolutos. Los límites “admisibles” de mercurio varían según
las recomendaciones de diferentes organismos.
Fuente: Proyecto
Democophes. / EL PAÍS
Los
equipos científicos de los 17 países participantes reclutaron a
1.844 parejas de madres e hijos —niños de entre 6 y 11 años y
madres menores de 45 años— y tomaron muestras de orina y pelo para
después analizar la exposición a estos cinco contaminantes. Para el
bisfenol A se contó con menos parejas, 621.
Aunque
la muestra no es representativa de la población europea, señalan
los autores, que recomiendan ampliar su estudio, es la primera vez
que se evalúa de manera armonizada la exposición de los ciudadanos
a estas sustancias. Todos los países usaron “una metodología
estandarizada de análisis”, explica Ferran Ballester, epidemiólogo
del Centro Superior de Investigación en Salud Pública (CSISP) de la
Generalitat Valenciana. Al usar el mismo protocolo, los resultados
son comparables aunque los análisis se hicieran en diferentes
laboratorios.
El
trabajo muestra que en España la presencia de cotinina (un
metabolito de la nicotina, es decir, un producto de su transformación
en el organismo) también es alta. Es el quinto país, tras Rumanía,
Hungría, República Checa y Polonia, donde los niveles de esta
sustancia en la orina de los niños que participaron en el estudio
son más elevados. Casi doblan la media. Este biomarcador permite
identificar el grado de exposición al tabaco. Asimismo, los niveles
de metabolitos de ftalatos, compuestos químicos presentes en
productos de uso diario hechos de plástico y en cosmética, también
son altos en España, según el estudio. Es el cuarto país donde los
análisis dieron resultados más elevados en la orina de los niños.
“Sabemos
que hay muchas enfermedades vinculadas a los productos químicos”,
aseguró ayer Ana Fresno, la subdirectora general adjunta de Calidad
del Aire y Medio Ambiente Industrial del Ministerio de Agricultura,
durante una jornada sobre contaminantes en alimentos organizada por
la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición. Fresno
dedicó parte de su intervención sobre gestión del riesgo de los
contaminantes en el medio ambiente a enumerar las conclusiones del
estudio Democophes, que los
equipos científicos de los países participantes presentaron en
noviembre pasado.
“Como era previsible, los niveles de mercurio en España son altos
y se incrementan con la edad, algo normal puesto que el factor que
más influye es el consumo de pescado”, señaló. El mercurio se
acumula en el organismo.
La
experta destacó que los niveles de cotinina son “superiores a la
media de la UE”, igual que los de ftalatos en orina. En cambio, los
de cadmio están por debajo. Fresno subrayó también que España
aparece solo ligeramente por encima de la media en el caso del
bisfenol A, una sustancia química que se usa para fabricar envases
duros como botellas o tuppers y en los revestimientos de latas de
conserva. Este compuesto se ha relacionado con enfermedades como
diabetes, infertilidad, cáncer de mama y de próstata. La Unión
Europea lo eliminó de los biberones infantiles en 2011.
Los
cinco contaminantes que se analizan en el estudio están bajo la lupa
de las organizaciones internacionales y nacionales dedicadas a velar
por la salud de la población. En el caso de los ftalatos y el
bisfenol A, la Organización Mundial de la Salud alertó
en un informe de febrero pasado del peligro que suponen los
alteradores —también
llamados disruptores— endocrinos, compuestos presentes en plásticos
y cremas, capaces de simular el comportamiento de las hormonas, que
suponen una “amenaza global” por sus efectos en la salud, según
esta organización.
También
el mercurio preocupa a los expertos. En enero pasado más de 140
países cerraron
en Ginebra un pacto mundial para restringir su uso.
A partir de 2020, estará prohibido en baterías, lámparas, relés y
cosméticos, y se controlarán las emisiones de plantas térmicas,
cementeras y químicas. Se irá abandonando progresivamente en
odontología —se ha usado en las amalgamas de los empastes—, pero
se seguirá empleando como conservante en vacunas y otros
dispositivos para los que no hay sustitutos. El tratado se llamará
Convención de Minamata, nombre de la localidad japonesa que en los
años cincuenta sufrió una intoxicación masiva por vertidos de
metilmercurio al mar. Fue este accidente el que desveló a los
expertos los peligros que entraña esta sustancia. La población de
Minamata se intoxicó al comer pescado y marisco contaminado y
padeció lesiones cerebrales, parálisis, habla incoherente…
El
estudio del Instituto de Salud Carlos III de 2011 mostró que las
comunidades con más presencia de este metal pesado en el organismo
de sus habitantes fueron Andalucía, Murcia, Valencia, Galicia,
Asturias y Cantabria. La que menos, Castilla y León, una de las
zonas donde menos pescado se consume. Niveles, por otro lado,
semejantes a otros países que incluyen mucho pescado en su dieta,
como los mediterráneos y Japón, explicó entonces la autora, y
superiores entre 6 y 10 veces a los Alemania, Estados Unidos y
Canadá. Este nuevo estudio europeo, que el Ministerio de Sanidad no
valoró ayer, ratifica la enorme diferencia entre España y sus
vecinos europeos.
Las
españolas superan seis veces la media de mercurio europea, 5.0 out
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