Científicos internacionales urgen al presidente de la Unión Europea a actuar contra las sustancias tóxicas que alteran el equilibrio hormonal. No existiría un umbral seguro de exposición humana a ellas
Carlos de Prada, 12/07/2013
80 científicos de 35 países, afiliados al prestigioso Collegium Ramazzini, con sede en Bolonia (Italia), han urgido a las autoridades europeas a aplicar el principio de precaución para proteger a la población europea frente a la amenaza para la salud que supone un amplio grupo de sustancias contaminantes capaces de trastornar el equilibrio hormonal de las personas. El tema es de gran calado. Y precisamente en estas fechas se vive un momento histórico, ya que es ahora cuando las instituciones comunitarias están debatiendo de qué forma se va a actuar en este tema.
Las espadas están en alto. De un lado los intereses de grandes industrias químicas que se resisten a ser reguladas. De otro, la comunidad científica que con los datos en la mano pretenden que se anteponga la salud de las personas a cualquier otra consideración. Y en medio unos parlamentarios europeos que veremos a qué conceden más peso en la balanza de sus decisiones.
Tal y como alertan los científicos del Collegium Ramazzinni "las inminentes decisiones que van a tomarse sobre la política que la UE va a tener sobre las sustancias químicas, específicamente aquellas referidas a los disruptores endocrinos, ha hecho crecer graves preocupaciones en la comunidad científica internacional. Los europeos están expuestos a sustancias disruptores endocrinas, naturales y sintéticas, de manera que se están causando efectos negativos para la salud. Entre ellos graves enfermedades como los cánceres de testículos, mama y próstata, una caída de la cantidad de espermatozoides, abortos, anormalidades en la pubertad, deformidades en los órganos reproductores, problemas neurológicos, diabetes y obesidad. Y recientes investigaciones sugieren que los disruptores endocrinos pueden causar efectos que pueden incluso transmitirse a las generaciones venideras".
Los europeos están expuestos a sustancias disruptores endocrinas, naturales y sintéticas, que están causando efectos negativos para la salud
El asunto, como se ve, es grave. Aunque, lamentablemente, no se vea aireado en medio de tantos titulares como los de la crisis económica, por mucho que aquí, como se ve, se trate también de activos tóxicos. Pero tóxicos de verdad.
El caballo de batalla son los llamados disruptores endocrinos, un amplio grupo de sustancias que la industria europea produce en razón de centenares de miles de toneladas anuales y que, al emplearse en infinidad de usos cotidianos, acaban contaminando nuestros cuerpos. Todos los europeos tenemos trazas de ellas en nuestros organismos.
Pueden estar presentes en productos de uso cotidiano, tales como plásticos, productos de limpieza, ambientadores, perfumes, tejidos o alimentos. Son sustancias como algunos retardantes de llama que pueden estar en aparatos electrónicos o tejidos, ftalatos en plásticos, perfumes o ambientadores, bisfenol A en el revestimiento interior de latas de comida, residuos de pesticidas en los alimentos e infinidad de otras posibilidades. Todos estamos expuestos a estas sustancias.
El panorama que describen los científicos es tan claro como pavoroso. En una carta dirigida al Presidente de la UE, José Manuel Durao Barroso y a algunos comisarios, los científicos exigen que se apliquen criterios más estrictos para evaluar los riesgos de estas sustancias de los que actualmente imperan en Europa, aplicando el "principio de precaución para proteger a la población contra estos serios peligros". Piden "nuevas formas de realizar los test de toxicidad de las sustancias y que se revisen los actuales enfoques de gestión de los riesgos" ya que lo que se está haciendo hasta ahora no está sirviendo para conjurar las amenazas que representan estas sustancias químicas.
Sobre el sistema de autorización de sustancias en vigor en la UE, conocido con las siglas REACH, los científicos del Collegium Ramazzini piden "mejorar los protocolos que se siguen para testar las sustancias, ampliando los requisitos exigidos, de forma que se pueda identificar correctamente a las sustancias que pueden actuar como disruptores endocrinos" ya que los sistemas actuales pueden estar pasando por alto a muchas sustancias. Muchas sustancias que pueden estar nuestro sistema hormonal no son siquiera identificadas como tales. Y ello, no cabe duda, no ayuda nada a evitar sus posibles efectos.
Pero, además, los científicos recuerdan algo clave, y que es una de sus principales reivindicaciones para poder proteger debidamente la salud humana frente a estos contaminantes. A saber: que son sustancias para las que "no se puede determinar un umbral seguro de exposición en la actualidad". Es decir, que aunque cierta toxicología oficial se empeñe en establecer límites legales "aceptables", supuestamente "seguros" de exposición a estas sustancias, lo que los datos muestran es que este tipo de compuestos pueden causar efectos a concentraciones bajísimas y que realmente no puede determinarse una cantidad de ellas que sea realmente segura.
Todos los disruptores endocrinos deberían ser catalogadas como sustancias muy preocupantes dentro del reglamento REACH
Por ello dicen que "todos los disruptores endocrinos deberían ser catalogadas como sustancias muy preocupantes dentro del reglamento REACH". Pero, sobre todo, lo que piden es que para evaluar los peligros de estas sustancias, de una vez, la Administración "tenga en cuenta toda la investigación académica de alta calidad" ya que hasta ahora sólo considera unos pocos estudios, frecuentemente realizados por la propia industria, haciendo oídos sordos a lo que se publica en las revistas científicas más serias del planeta.
El Presidente del Collegium Ramazzini, que es a la vez Director del Centro de Salud Ambiental del prestigioso Hospital Monte Sinaí de Nueva York, el doctor Philip Landrigan, estima que "la exposición a los disruptores endocrinos debe ser controlada, sobre todo si se considera la evidencia existente de que en las primeras etapas de vida, tales como la del feto, los recién nacidos o el desarrollo infantil, se es particularmente vulnerable a los efectos de los disruptores endocrinos. La exposiciones tempranas a estas sustancias pueden causar el inicio de enfermedades en la infancia y también más tarde en la vida"
La petición de estos investigadores viene a sumarse a otra importante declaración que tuvo lugar en abril pasado, cuando 89 destacados científicos internacionales firmaron otro manifiesto pidiendo a la Comisión Europea una regulación más estricta de numerosas sustancias químicas contaminantes que podrían estar alterando el equilibrio hormonal humano
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