El
BNG alerta de filtraciones de fluoruros en el paseo fluvial y reclama
soluciones - El Ayuntamiento no tiene "constancia" de estos
vertidos
Viviana
Burón Arteixo
27.03.2014
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Un vecino camina, ayer, al lado de una de las
filtraciones de tóxicos que denuncia
el
Bloque. / la opinión
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El
BNG alerta de filtraciones de sustancias tóxicas en el paseo fluvial
procedentes, afirma, de la parcela contaminada en la que el anterior
Ejecutivo local proyectó unas pistas de atletismo que no llegaron a
ejecutarse. El Bloque advierte de que en la zona de O Rañal los
temporales dejaron al descubierto este tipo de sustancias peligrosas
y reclama al Gobierno municipal que tome medidas
La presencia de fluoruros, una
sustancia tóxica, en la zona deportiva de Arteixo dejó a la
localidad sin las pistas polideportivas, un proyecto que se llegó a
adjudicar durante el anterior mandato pero que no pudo ejecutarse. El
BNG denuncia ahora que estas sustancias tóxicas que se encuentran
bajo la zona deportiva y que fueron depositadas allí a finales de
los años ochenta y principios de los noventa brotan en un lateral
del carril bici que discurre por el paseo fluvial desde el Ponte dos
Brozos hasta la piscina.
"Son sustancias tóxicas que se
están filtrando, el Concello debería darle una solución",
manifiesta su portavoz, Silvia Seixas. El Gobierno local, que
renunció a ejecutar las pistas de atletismo por el alto coste que
suponía descontaminarlas, asegura no tener "constancia" de
las filtraciones de residuos.
No es este el único lugar de la
localidad donde se depositaron este tipo de residuos, muchos de ellos
procedentes de una fábrica de aluminios. Los nacionalistas denuncian
que en la zona de O Rañal, cerca de la escultura gigante con forma
de catalejo, los últimos temporales dejaron al descubierto multitud
de formaciones rocosas llenas de residuos. "En muchas de ellas
se puede ver el aluminio", sostiene el concejal Xabier Maceiras.
El anterior Ejecutivo adjudicó a una
unión de empresas en 2010 la construcción de una pista de atletismo
cubierta con cuatro calles de 60 metros, un foso de saltos, una pista
de salto de altura y una zona de lanzamiento de peso por más de
600.000 euros. Comenzadas las primeras excavaciones se detectaron las
sustancias tóxicas y se paralizó la obra. Sanear la parcela tenía
un coste de entre medio millón y tres millones de euros por lo que
Carlos Calvelo renunció a esta obra.
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