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lunes, 26/05/14
- El síndrome de fatiga crónica se caracteriza por fatiga intensa que no mejora con reposo en la cama y que puede empeorar con el ejercicio o el estrés mental.
- Los estudios actualmente en marcha en Emory están investigando aún más el impacto de la inflamación en los ganglios basales.
El
síndrome de fatiga crónica, vinculado a cambios cerebrales
|
(EUROPA PRESS). Un estudio de imágenes
cerebrales muestra que los pacientes con síndrome de fatiga crónica
pueden tener respuestas reducidas en una región del cerebro
relacionada con la fatiga en comparación con personas sanas. Los
hallazgos, que se publicarán en 'Plos One', sugieren que el síndrome
de fatiga crónica se asocia con cambios en el cerebro que implican a
circuitos cerebrales que regulan la actividad motora y la motivación.
En comparación con individuos sanos,
los pacientes con síndrome de fatiga crónica presentaban una menor
activación de los ganglios basales, tal y como se midió en las
imágenes de resonancia magnética funcional. Esta disminución de la
actividad de los ganglios basales también se relacionó con la
gravedad de los síntomas de fatiga.
Según los Centros para el Control y la
Prevención de Enfermedades estadounidenses, el síndrome de fatiga
crónica es un trastorno debilitante y complejo que se caracteriza
por fatiga intensa que no mejora con reposo en la cama y que puede
empeorar con el ejercicio o el estrés mental.
"Elegimos los ganglios basales
porque son los objetivos principales de la inflamación en el
cerebro", explica el autor principal de este trabajo, Andrew
Miller, profesor de Psiquiatría y Ciencias Conductuales de la
Facultad de Medicina de la Universidad Emory, en Atlanta, Estados
Unidos. "Los resultados de una serie de estudios previos
sugieren que el aumento de la inflamación puede ser un factor que
contribuye a la fatiga en pacientes con síndrome de fatiga crónica
y puede incluso ser la causa en algunos de ellos", añade.
Los ganglios basales son estructuras
profundas dentro del cerebro, que se cree que son responsables del
control de los movimientos y las respuestas a las recompensas, así
como de las funciones cognitivas. Varias enfermedades neurológicas
implican una disfunción de los ganglios basales, incluyendo la
enfermedad de Parkinson y la de Huntington, por ejemplo.
En anteriores estudios de
investigadores de Emory se vio que las personas que toman interferón
alfa como tratamiento para la hepatitis C, que puede inducir a la
fatiga severa, también muestran una actividad reducida en los
ganglios basales. El interferón alfa es una proteína producida
naturalmente por el cuerpo, como parte de la respuesta inflamatoria a
la infección viral, por lo que la inflamación también se ha
vinculado con la fatiga en otros grupos, como los sobrevivientes de
cáncer de mama.
"Varios trabajos previos han
sugerido que las respuestas a los virus pueden ser la base de algunos
casos de síndrome de fatiga crónica - dice Miller -. Nuestros datos
apoyan la idea de que la respuesta inmunitaria del cuerpo a los virus
podría estar relacionada con la fatiga, al afectar al cerebro a
través de la inflamación. Continuamos estudiando cómo la
inflamación afecta los ganglios basales y sus efectos en otras
regiones del cerebro y la función cerebral".
Las implicaciones de estos nuevos
conocimientos en el tratamiento pueden incluir la potencial utilidad
de los medicamentos para alterar la respuesta inmunitaria del cuerpo
mediante el bloqueo de la inflamación o el suministro de
medicamentos que mejoran la función de los ganglios basales, apunta
el principal investigador de este trabajo.
Los científicos compararon a 18
pacientes con diagnóstico de síndrome de fatiga crónica con 41
voluntarios sanos. Los 18 pacientes fueron reclutados en base a una
encuesta telefónica inicial seguida de extensas evaluaciones
clínicas, mediante las cuales se excluyó a las personas con
depresión grave o que estaban tomando antidepresivos, menos aquellos
con trastornos de ansiedad.
Para la parte de las imágenes
cerebrales del estudio, se dijo a los participantes que iban a ganar
un dólar si adivinaban correctamente si una tarjeta preseleccionada
era de color rojo o negro. Tras su conjetura, se les reveló el color
de la tarjeta y fue entonces cuando los investigadores midieron el
flujo sanguíneo a los ganglios basales.
La medida clave era cómo de grande era
la diferencia de actividad entre el acierto y el fallo. Los que
padecían más fatiga crónica tenían los cambios más pequeños,
sobre todo en el núcleo caudado derecho y el globo pálido derecho,
las dos partes de los ganglios basales.
Los estudios actualmente en marcha en
Emory están investigando aún más el impacto de la inflamación en
los ganglios basales, incluyendo análisis con tratamientos
antiinflamatorios para reducir la fatiga y la pérdida de la
motivación en los pacientes con depresión y otros trastornos con
inflamación, entre ellos el cáncer.
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