by
Colectivo
Anselmo Lorenzo •
24 julio, 2014
La intolerancia a la lactosa, las
infecciones crónicas por el virus Epstein Bar y las amalgamas
metálicas (plata y mercurio) ocasionan la mayoría de los casos de
fibromialgia, según explica el doctor José Rodríguez Moyano en su
libro ‘Manual de Fibromialgia. Nuevas aportaciones’, fruto de la
investigación y su experiencia con estos pacientes.
La intolerancia a la lactosa, las
infecciones crónicas por el virus Epstein Bar y las amalgamas
metálicas (plata y mercurio) ocasionan la mayoría de los casos de
fibromialgia, según explica el doctor José Rodríguez Moyano en su
libro ‘Manual de Fibromialgia. Nuevas aportaciones’, fruto de la
investigación y su experiencia con estos pacientes.
El libro recoge que los síntomas
varían según la causa. Así, cuando el origen es la intolerancia a
la lactosa suelen padecer diarrea, meteorismo, cefaleas, cansancio,
etc. Sin embargo, “si el síndrome está motivado por infecciones
bacterianas o virales también suelen sufrir faringitis crónica,
dolores cervicales y febrícula”, afirma.
Las infecciones crónicas constituyen
una causa frecuente de fibromialgia, según cuenta el doctor
Rodríguez Moyano en su libro. Se trata de una hipótesis que se ha
comprobado en diversas investigaciones. Entre ellas, un estudio
publicado en 2012 en ‘Pain Research Treatment’ que señala que
“las infecciones parecen ser capaces de inducir la fibromialgia
incluso si no hay una relación causal documentada. En particular
virus como los de la hepatitis C, VIH, Coxsackie B, y Parvovirus, y
bacterias como la Borrelia podrían estar involucradas”.
Otro
motivo frecuente de fibromialgia, es la intolerancia o sensibilidad
alimentaria. De hecho la Sociedad Andaluza para el Estudio de las
Enfermedades
por Alimentos (SAEIA) ya ha demostrado en un estudio que la
intolerancia a los alimentos, en particular a la lactosa, ocasionaba
fibromialgia.
El alimento con más intolerancia fue
el grupo de las proteínas lácteas, seguido de la harina de trigo,
el huevo, algunas carnes y pescados, concluía esta sociedad
científica. “La intolerancia a la lactosa puede comprobarse con un
simple test”, resalta el doctor Rodríguez Moyano, quien recomienda
la retirada de los lácteos de la dieta y una terapia de
detoxificación consiguen mejorar los síntomas en poco tiempo,
añade.
Por otro lado, la acumulación en el
organismo de mercurio procedente de las amalgamas dentales es otra
posible causa de fibromialgia apuntada en el manual. “Cuando las
amalgamas de plata-mercurio (metálicas) tienen más de diez años y
el proceso de aleación ha sido incorrecto la toxicidad puede acabar
provocando el síndrome fibromiálgico en algunos pacientes”,
señala el doctor Rodríguez Moyano. En estos casos se recomienda su
sustitución por cerámicas cumpliendo las estrictas recomendaciones
de seguridad y la detoxificación a través de medicina
biorreguladora.
Finalmente, destaca que la ingesta de
alimentos y contacto con herbicidas, pesticidas, también pueden
desencadenar la aparición del síndrome, comenta este experto. “Se
piensa en un síndrome fibromiálgico por intoxicación de
organofosforados cuando el enfermo trabaja por ejemplo en el cultivo
bajo plásticos, donde se utilizan frecuentemente plaguicidas”,
señala, “aunque es necesario realizar análisis clínicos para
determinarlo”, afirma.
Respecto
a los tratamientos, estos pacientes deben recurrir como primera
elección de tratamiento a la medicina manual (osteopatía) y
medicina biorreguladora. La medicina manual a través de la
manipulación vertebral y la movilidad articular, entre otros
factores, “mejora la rigidez articular y puntos dolorosos”;
mientras que la medicina biorreguladora facilita la eliminación de
toxinas causantes del síndrome, restablece el sistema inmunitario y
la regresión de la enfermedad,
destaca. Los medicamentos
biorreguladores utilizan principios activos naturales en microdosis
que favorecen los mecanismos de recuperación del organismo.
El libro, del que se publica su tercera
edición online por ‘www.bubok.es’
incluye los últimos estudios sobre el origen y síntomas de este
síndrome que padecen unos 900.000 españoles, y que se caracteriza
por dolores articulares, musculares y tendinosos generalizados,
cansancio, fatiga, rigidez matutina, cefaleas, mareos y trastornos en
la región genitourinaria, intestinal y faríngea. La persistencia de
estos síntomas durante años y el retraso en su diagnóstico pueden
desencadenar frecuentes crisis de ansiedad y depresión.
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