La
obsolescencia programada, también conocida como obsolescencia
planificada, es la programación que presentan muchos
electrodomésticos y que determina el fin de la vida útil de este.
Así pues, cuando el producto alcanza el período de tiempo calculado
y programado por el fabricante, la empresa…deja de funcionar sin
que haya ninguna causa aparente.
El
origen de la obsolescencia programada se remonta a 1932, cuando
Bernard London con la intención de acabar con la gran depresión
económica, propuso crear la obsolescencia programada. No obstante,
esta idea no se llevó a cabo pero el término se popularizó en 1954
gracias a Brooks Stevens, un diseñador industrial estadounidense que
uso este término, sin querer, en una conferencia de publicidad en
Minneapolis.
La
obsolescencia programada beneficia de forma directa al fabricante del
producto y por tanto, afecta negativamente al consumidor ya que
llegará un momento en el que el producto fallará y se tendrá que
comprar otro. En resumen, es una manera, considerada por muchos como
“una no demasiado justa”, de fomentar la demanda de productos.
A
parte del gasto económico que la obsolescencia programada supone,
también está la contaminación que supone para el medioambiente y
que se podría reducir y evitar.
Pero
hasta aquí las malas noticias porque cada vez son más las personas
que están luchando contra la obsolescencia programada y todas las
empresas que la practican. Esta lucha no es nada fácil y está llena
de trabas ya que por motivos económicos, obviamente, a las grandes
empresas no les interesa que se creen productos perdurables.
Un
ejemplo de ‘luchador’es Benito Muros, el inventor de la bombilla
“que dura para toda la vida”, expresión que en cifras se traduce
a una duración de más de 80 años. Benito Muros también creó hace
dos años el movimiento “Sin obsolescencia programada” (SOP),
movimiento que denuncia la manipulación de los fabricantes para que
los productos duren menos años.
Para
crear esta bombilla, Muros se inspiró en una bombilla que llevaba
encendida más de 100 años en un parque de bomberos de Estados
Unidos y que descubrió durante un viaje. Hace apenas unos meses,
Muros anunció el lanzamiento de un nuevo producto que mejoraría aún
más la eficiencia de esa bombilla.
Este
producto, llamado Bombilla IWOP ya puede comprarse tanto por internet
como en una tienda de Barcelona en el local comercial de la compañía
Ariston, en la Gran Via de les Corts Catalanes. El precio de la
bombilla es 33,88€ (IVA incluido) un precio realmente económico,
ya que una simple división nos demuestra que esta bombilla nos
cuesta aproximadamente 0,50€ al año, y asequible para todos.
Entre
sus características técnicas, destacan su fabricación con
tecnología LED, que es reparable y que tiene un consumo de 3,5 W.
Una
entidad que ha mostrado interés por esta nueva bombilla es Elecnor,
que ya ha servido un primer pedido para el Ayuntamiento de Corbera de
Llobregat y es que esta nueva bombilla se fabrica en Cataluña: la
inserción de componentes se realiza en Gerona, en Barcelona se
encuentra el centro de I+D+I (investigación, desarrollo e
innovación) y en Igualada se realiza el ensamblaje final y el
almacenamiento.
La
lucha contra la obsolescencia programada es una lucha en la que
participamos todos, tanto empresas como compradores, así que
mantenernos debidamente informados en este tema nos ayuda a evitar
los productos de corta duración y a consumir productos longevos,
como esta bombilla que, según parece, va a dar mucho que hablar.
Alexandra
Cuesta Ortal
Redacción
Redacción
No hay comentarios:
Publicar un comentario