Los clorpirifos, usados desde 1965 en
la agricultura, son un potencial de riesgo a veces irreversible para
la salud humana reconoce la Agencia de Protección Ambiental
Por Anastasia Gubin - La Gran Época
Sab, 10 Ene 2015
Hay diferentes maneras de intoxicarse
por los pesticidas, una de ellas es quemando las zonas
que fueron
rociadas. (Wikimedia commons)
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La Agencia de Protección del Ambiente
-EPA, en Estados Unidos, divulgó esta semana al público una
evaluación sobre el potencial de riesgo para la salud humana de los
clorpirifos pesticidas, en espera de comentarios del público en los
próximos 60 días.
Estos agroquímicos son aún usados en
el cultivo de maíz, soja, frutas y nueces de árboles, así como en
algunos campos de golf, informó esta semana el medio Environmental
health.
Estudios de toxicología revelan que
actúan a nivel neurológico, hormonal e inmunitario, con efectos
irreversibles si afecta a los bebés y niños. A nivel medioambiental
se destaca la muerte masiva de abejas, entre otras especies.
La EPA indicó que "esta [nueva]
evaluación muestra algunos riesgos para los trabajadores que
mezclan, cargar y aplicar los productos plaguicidas clorpirifos.
Cuando se utiliza en grandes cantidades, los clorpirifos tiene el
potencial de presentar riesgos en áreas geográficas limitadas al
beber agua de cuencas pequeñas", informó EPA el 5 de enero.
Reveló además que cerca del uno por
ciento de los alimentos de las muestras investigadas resultaba
afectado por este agroquímico.
"Con base en los resultados de la
evaluación del riesgo, pueden ser necesarias restricciones
adicionales para garantizar que los trabajadores que utilizan o
trabajan cerca de las áreas tratadas con clorpirifos están
protegidos y que las fuentes de agua potable están protegidos. La
agencia ahora comenzará a trabajar en medidas para reducir estos
riesgos", informa la EPA.
Los clorpirifos fueron introducidos en
la agricultura en 1965, por la empresa Química Dow. tan solo en el
año 2000, la EPA reconoció los efectos nocivos de los clorpirifos y
prohibió sus usos domésticos, con la excepción del cebo para
hormigas y cucarachas en envases a prueba de niños.
Entre 2000 y 2002 canceló el uso de
clorpirifos en los tomates y restringió su uso en cultivos como
manzanas, cítricos y frutos secos.
En 2012, la EPA impuso que sea usado
"sin aerosol" en zonas de amortiguamiento alrededor de los
espacios públicos, incluidas las zonas y casas de recreo.
La agencia indicó que está
actualizando la evaluación preliminar de junio de 2011 sobre
el riesgo para la salud humana basada en la nueva información
recibida, incluyendo los comentarios del público.
A su vez explicó que la exposición al
plaguicida puede ser a través de múltiples fuentes, incluyendo de
las exposiciones de los alimentos y el agua, la inhalación del
plaguicida y por la piel.
En esto toda la población puede
resultar afectada, "incluyendo bebés, niños y mujeres en edad
de procrear".
El nuevo análisis "incorpora
información de una evaluación 2012 de la exposición que deriva de
la pulverización y así como nuevas restricciones puestas en marcha
para limitar la dispersión del rociado".
La EPA afirmó que también está
evaluando los riesgos ecológicos de clorpirifos en conjunto con el
Programa de Protección de Especies en Peligro; "Los resultados
se esperan más adelante en 2015".
La industria mantiene clorpirifos es
seguro en los niveles usados actualmente, para el medio ambiente y
que en gran medida beneficia a los agricultores.
Daño neurológico y hormonal
Estudios han revelado que este
insecticida es un neurotóxico, “Como todos los plaguicidas
organofosforados, el clorpirifos es un inhibidor de la
acetilcolinesterasa, una enzima que controla los niveles del
neurotransmisor acetilcolina en el sistema nervioso central y
periférico”, de acuerdo a las toxicólogas Roberta Tassinari y
Sabrina Tait, según el portal de agricultura RBF.
“La exposición crónica a productos
organofosforados puede conducir a la pérdida de memoria, depresión
e insomnio. Los efectos “son particularmente relevantes cuando
estando expuestos son los grupos de población más vulnerables, como
las mujeres embarazadas, y en consecuencia, del feto y los niños”,
agregan las toxicólogas, destacando que de acuerdo a un estudio de
Venerosi, en 2008, ”puede interferir de forma permanente con el
desarrollo neuroconductual.
Tassinari y Tait, describieron que en
estudios realizados en su laboratorio, se evidenció a causa de la
exposición a este plaguicida: hipotiroidismo, y efectos permanentes
en la producción de oxitocina y vasopresina, dos reguladores
neuroendocrinos sintetizadas en el hipotálamo.
Un reporte del Instituto Nacional de
Ciencia de la Salud del Medio Ambiente de EE.UU.. citado por
Perspectivas de la Salud y el Ambiente, reveló además que hay una
relación entre los clorpirifos y la anencefalia.
La evaluación oficial de EPA no se
encuentra disponible hasta el 11 de enero, informa su página Web.
Durante 60 días a partir del día de
la publicación en el Registro Federal, la agencia estadounidense
estará recibiendo comentarios en el sitio www.regulations.gov.
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