Aunque pareciera un sueño inalcanzable
ya es realidad; se ha conseguido construir una casa que no depende de
las compañías eléctricas porque es autosuficiente, sin facturas de
agua ni luz. Ha sido bautizada con el nombre de Casa Martina y
construida por José Vaquero a 40 Kilómetros de Madrid. Se trata de
una de las llamadas casas pasivas que significa que tienen un mínimo
consumo energético o goza de total independencia energética.
José Vaquero, ha tenido que ser muy
constante durante años y sortear muchas dificultades hasta llegar a
ver los resultados, pero sobre todo no dejar de creer nunca que
estaba en lo cierto al pensar que es la vivienda del futuro y se hizo
fuerte ante las dificultades: “España es el único país del mundo
que penaliza la energía solar, si quieres consumir la energía de
tus propios paneles solares debes pagarle a las compañías
eléctricas una tasa, una penalización. Es como plantar un huerto y
tener que pagarle al supermercado por consumir tus propios tomates”.
Se lamenta el constructor y autor del proyecto para la empresa
Alternativa Energética
La casa obtiene la energía de fuentes
renovables, tiene sistemas de energía fotovoltaica, solar térmica y
geotérmica. Pero tan importantes son las fuentes de energía
renovables como tener un aislamiento perfecto y una orientación
estudiada al milímetro. Teniendo en cuenta las sinergias del entorno
donde se ubica la casa, se puede aprovechar al máximo la energía de
la propia naturaleza.
A Casa Martina no le hace falta abrir
las ventanas para ventilar, el aire circula y se renueva en su
interior gracias a un pozo canadiense: una instalación que hace
pasar el aire del exterior por debajo de la tierra para hacer que
entre al interior de la casa a la misma temperatura que hay. A su
vez, permite que salga el aire renovándolo sin perder energía. De
este modo la casa está fresca en verano y cálida en invierno.
Una red de recogida y tratamiento de
aguas pluviales y grises, abastece dos depósitos que permiten
aprovechar el agua para llenar las cisternas de los inodoros y regar
las zonas verdes y un pequeño invernadero que tiene la vivienda.
Cuando la renovación del aire del pozo
canadiense no es suficiente para aclimatar la vivienda, se recoge la
energía de la instalación solar térmica y de una bomba de calor
geotérmica, logrando una temperatura confortable todo el año. La
combinación de todos estos sistemas y acciones para ahorrar energía,
hacen que Casa Martina sea un ejemplo a seguir.
En cuanto al coste, José Vaquero,
afirma que no se puede decir una cifra puesto que cada casa pasiva es
un proyecto que se diseña en función del cliente y de las
necesidades del entorno. Sin embargo, advierte: “Hay que valorar la
hipoteca energética, que es lo que mucha gente no ve, lo que te
ahorras en pagar energía a las compañías durante todos los años
que vivas en una casa pasiva. La inversión se suele amortizar en 8 o
10 años”
Fotos: Scheneider Electric
Para más información: www.schneider-electric.com
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