Miércoles 27 de abril de 2016
Clase magistral del Doctor Olle
Johansson, Profesor asociado de la Unidad de Dermatología
Experimental, del Departamento de Neurociencias, Instituto
Karolinska, Estocolmo, Suecia.
En el video que aparece en esta página,
de más de una hora de duración, se pueden ver las opiniones del
Doctor Olle Johansson sobre los efectos sobre la salud de las
radiaciones electromagnéticas, en una conferencia que ha dado en
2015 en Cataluña.
Es conveniente señalar que el
Instituto Karolinska, en el que el profesor Johansson trabaja, es el
encargado de otorgar el Premio Nobel en Fisiología y Medicina.
El doctor Johansson es una de las
máximas autoridades en el mundo en cuanto a conocimientos de los
efectos de los campos electromagnéticos en la salud. Comenzó a
investigar sobre ello hace más de 30 años, y desde entonces ha
publicado cientos de artículos científicos.
Forma parte de un grupo de científicos
independientes de todo el mundo que llevan años alertándonos de los
graves riesgos que suponen para la salud de todos los seres vivos los
brutales niveles de radiación a los que nos someten las nuevas
tecnologías inalámbricas de microondas procedentes de antenas de
telefonía, wi-fi, teléfonos móviles, etc.
Para el profesor Johansson hace ya diez
o quince años que la industria relacionada con este asunto, los
operadores, las compañías de seguros, dijeron «NO», «no vamos a
asumir ninguna responsabilidad por los efectos en la salud de los
campos electromagnéticos». Y esto es más revelador que cualquier
decisión política, o cualquier cosa que se pueda encontrar
investigando.
El profesor Johansson estuvo en una
reunión en 2004 en Londres, y entonces, representantes, por ejemplo,
de Lloyds UK, y Reinsurance, que es una gran compañía en Suiza, y
representantes de Ericsson, el gran fabricante de telecomunicaciones,
Nokia, y otra gente de otros grupos, dijeron que para ellos la
cuestión no era si había efectos sobre la salud o no. La cuestión
era solamente saber quién iba a pagar por esto en el futuro, y que
ellos no pagarían por ello. Ese fue el mensaje. Puede sonar duro, o
en cierto modo ilegal, pero esto fue así.
Todos ellos han delegado toda la
responsabilidad en la sociedad, en los gobiernos y en los
parlamentos.
Por su parte, las autoridades de
protección de radiaciones en muchos países dicen que todo esto es
seguro, pero que, por iguales razones de seguridad, quizás no
deberíamos usar tanto el teléfono móvil, y deberíamos mantenerlo
alejado de nuestro cuerpo, usar aparatos manos libres, etc.
También la Organización Mundial de la
Salud ha clasificado como cancerígenos los campos electromagnéticos
de todos estos aparatos. Ambos, los campos magnéticos de frecuencia
de red eléctrica, y también los campos de radio frecuencia,
incluyendo las microondas que se utilizan para las
telecomunicaciones. Y no habrían hecho eso si fuesen seguros. Según
la información que maneja el profesor Johansson, esto se debe al
hecho de que no quieren acabar como Organismo responsable ante un
Tribunal de Justicia.
Así que dicen “esto puede ser
potencialmente cancerígeno”, y dejan al consumidor que decida si
debe exponerse él y su familia, o no. Y para el doctor Johansson,
como científico, esto es muy extraño.
En Suecia, por ejemplo los padres son
obligados a llevar a sus hijos a escuelas con redes inalámbricas, y
son expuestos a algo que la Organización Mundial de la Salud en
Ginebra ha clasificado como cancerígeno, y aun así los padres
tienen que enviar a sus hijos allí.
Desde hace 30-35 años ya había mucha
evidencia apuntando que este tipo de campos electromagnéticos
artificiales, modernos, creados por el hombre, sí que dañaban
moléculas, células, tejidos, órganos, animales, plantas,
bacterias, etc. Y desde entonces ha habido una avalancha desbordante
de nuevas publicaciones. Pero lo que le preocupa al Doctor Johansson
es que, a pesar de todo esto, la gente no esté preocupada.
En la década entre 1920 y 1930 había
historias anecdóticas de gente que decía que se encontraba mal
cuando estaba cerca de la nueva electricidad, y en los 50 había
muchos usuarios amateurs de radio que también tenían muchos
síntomas como fuertes dolores de cabeza, etc.
Pero realmente no fue hasta el final de
la década de 1970 cuando Nancy Wertheim y Ed Leeper en Denver, EEUU,
relacionaron las líneas de alta tensión con la leucemia infantil,
precediendo la clasificación que realizó en el año 2001 la
Organización Mundial de la Salud, considerando como cancerígenos
los campos de frecuencia magnética asociados con la leucemia
infantil.
Los niveles de exposición, comparados
con el ambiente natural, son simplemente astronómicos. El incremento
es del orden de un trillón de veces y más, y esto es un 1 con 18
ceros detrás, así que es un incremento bíblico. Y desde un punto
de vista científico, sería muy raro que las células vivas no
reaccionaran a tan enorme incremento en la exposición. Además, si
examinamos la literatura científica, te abrumas, hay muchos
documentos señalando claramente que esto es peligroso.
La sensación es de que todos los
operadores, fabricantes, compañías de seguros, autoridades de
protección contra radiaciones, la Organización Mundial de la Salud,
han abandonado el barco, se han ido. Y desde un punto de vista legal,
estamos desnudos, y debemos esperar que nuestros países cuiden de
nosotros.
En la industria ocurre a menudo que los
beneficios van a los accionistas, pero los costes van a los
gobiernos, parlamentos, contribuyentes y ciudadanos.
El Parlamento de la Unión Europea, el
4 de septiembre de 2008, dijo que las directrices que utilizamos
están completamente obsoletas y que no protegen a la población.
Basaron sus conclusiones en un extenso informe llamado «The
Bioinitiative Report», que resumía aproximadamente 2000 referencias
científicas en 600 páginas y se lanzó el 31 de agosto de 2007.
Las radiaciones electromagnéticas
están dañando nuestros cuerpos, nuestras células, nuestras
moléculas, y entre estos daños, el que da más miedo es el hecho de
que son genotóxicas, que dañan nuestras moléculas de ADN, que son
la base del genoma y de todas nuestras generaciones futuras. Esto
puede explicar además, por ejemplo, por qué vemos una asociación
con cánceres, distintas enfermedades, disminución de la
fertilidad,..
Aparte del efecto genotóxico, se ven
efectos dramáticos en las plantas, en las bacterias, en los
insectos, en diferentes animales, y también en el ser humano.
Incluyendo respuestas de fertilidad, fugas en la barrera
hematoencefálica, etc. etc.
Y también se producen «efectos leves»
en el sentido de que no te matan, pero tienes dolor de cabeza,
cambios en el ritmo cardíaco, en la frecuencia y en los niveles del
gasto cardíaco. También se ven cambios en el EEG, hay disminución
de la capacidad de aprendizaje, disminución de la capacidad de
concentración, disminución de la capacidad de memoria a corto
plazo, etc. Cosa que, por lo menos para los niños en edad escolar,
debería ser justo lo contrario. Así que quizás estemos bajando el
nivel intelectual de los niños.
Suecia es probablemente el país con el
sistema escolar más informatizado del mundo, y ya en los recientes
tests PISA en los que han comprobado las capacidades de aprendizaje,
los niños suecos han caído en picado. Van mal en comprensión
matemática, en capacidad lectora, y curiosamente, en conocimiento
IT, conocimiento de sistemas de información, manejo de
ordenadores... Están bajando su nivel intelectual.
Y cuando ves todos estos experimentos
con animales, igual que los experimentos con humanos, si yo fuera
responsable de enseñanza en Suecia, diría; "No, no, no, no...
Paren, paren, debemos reconsiderar esto. ¿Están realmente todos
estos ordenadores, tablets y teléfonos móviles haciendo cosas al
cerebro de estos niños que hace su capacidad menos buena?
De hecho, esto podría significar que
se ha acabado con la vida de personas más rápido de lo que se
suponía, sólo por el hecho de introducir algo tan divertido como la
radio, televisión, teléfonos móviles y demás.
Es muy importante comprender que
independientemente de donde esté la antena o la estación base, toda
la sociedad está siendo irradiada a niveles bíblicos. Es difícil
incluso comprender los niveles de exposición, son astronómicos e
incluso más. Así que la estación base como tal está en algún
lugar, pero el nivel de exposición es enorme en todos los sitios.
Hay señales de que cosas que vemos en
nuestros laboratorios ya están ocurriendo en la sociedad. Por
ejemplo, una rápida disminución de la fertilidad masculina. Y en el
laboratorio, en el tubo de ensayo, a los espermatozoides no les gusta
utilizar teléfonos móviles. Así que hay una asociación, una
asociación muy clara.
Si la Organización Mundial de la Salud
hubiera pensado que todo esto es seguro, tienen una categoría 4 de
sustancias y exposiciones probadas como no cancerígenas, pero no
escogieron esta para las radiaciones electromagnéticas, escogieron
la 2B.
Realmente en la situación actual no
necesitamos más investigación, sólo necesitamos utilizar lo que ya
hemos encontrado, y entre ello, están por supuesto, las medidas de
protección que podemos tomar. El número de documentos recogidos
cada día es demasiado elevado para no hacerles caso. El doctor
Johansson sigue muy sorprendido por el hecho de que autoridades,
parlamentos, gobiernos y demás, miran hacia otro lado. Cada vez
menos científicos son independientes, y cada vez es más difícil
trabajar como científico independiente.
Si descargamos el Bioinitiative Report,
tiene muchos documentos y resúmenes que podemos leer. Pero si
queremos tener algo muy muy corto... porque el Bioinitiative Report,
que se va actualizando, actualmente tiene alrededor de dos mil
páginas, hay un breve resumen que se publicó después de una
reunión en Noruega el 2009, 2010 el año de publicación, y es la
llamada Declaración de Seletun. Resume de forma simplificada,
párrafo tras párrafo, lo que tenemos que hacer, el tipo de niveles
que recomendables.
VER EL VIDEO COMPLETO AQUÍ
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