ENTREVISTA CON MARIE-MONIQUE ROBIN
“El glifosato es el mayor escándalo
sanitario de toda la historia de la industria química”
La periodista y documentalista
francesa, autora de “El mundo según Monsanto”, se encuentra en
Córdoba. Ayer visitó el acampe de Malvinas Argentinas y presentó
su película “Agroecología: las cosechas del futuro” en el
Pabellón Argentina. Hoy declarará en el juicio de La Perla,
visitará a las Madres de Barrio Ituzaingó y encabezará una mesa
redonda en la UNC.
Gabriela
Yalangozian
Especial para LA MAÑANA
-¿Qué sensaciones le deja su visita a
Córdoba, donde por un lado asistió al acampe en Malvinas Argentinas
que resiste a la instalación de Monsanto, y por el otro se contactó
con un grupo de madres que lucha por justicia tras los casos de
cáncer que atribuyen a las fumigaciones en barrio Ituzaingó
Anexo?
- Lo que veo es que la sociedad civil, los científicos,
los médicos y los ciudadanos se despertaron de ese letargo que
tenían y que había observado hace 10 años atrás cuando vine a
hacer un documental sobre el avance de la “sojarización” en
Argentina. En ese momento nadie se preocupaba demasiado por lo que
estaba pasando. Hay que tener en cuenta que en 2005 había 16
millones de hectáreas cultivadas con soja en este país y hoy ya son
21. Cuando estuve esta tarde con los vecinos de barrio Malvinas y las
mujeres me decían que habían hecho circular el documental “La
vida según Monsanto”, me emocionó. Ahora creo que la lucha debe
seguir. Me duele mucho ver el estado en que se encuentra este país,
donde la contaminación es muy fuerte y el glisfosato está en todos
lados: en el agua, en la lluvia, en el suelo, en los alimentos...
-
Esa toma de conciencia que menciona en los habitantes se profundiza
con la declaración de la OMS respecto a que el glifosato es
cancerígeno...
Fotos: Diego Roscop
|
Por eso pienso y no soy la única, que el
glifosato es el mayor escándalo sanitario de toda la historia de la
industria química. No es común que un agrotóxico tenga esas cuatro
funciones.
Después de la decisión de la OMS, en Francia se tomó
la decisión de prohibir su venta libre, porque se utilizaba hasta en
los jardines de las casas. Es una primera etapa, pero estamos
esperando que se prohíba absolutamente (como se hizo con el DDT)
porque actúa hasta en dosis muy bajas. Hay que erradicarlo porque no
se puede controlar, ni dosificar.
- ¿Cree que Argentina esté
preparado para dar ese paso y prohibirlo en un futuro próximo?
-
Hay en la gente una concientización de que el modelo sojero y los
transgénicos son un problema de salud público y ecológico. Falta
que los gobiernos decidan políticas al respecto, y para eso hay que
repensar las políticas de agricultura. Difícilmente el glisfosato
sea prohibido de un día para el otro. De todas formas, me encontré
con varios sojeros en Rosario que ya no quieren utilizarlo más,
porque tienen problemas de malezas resistentes al glifosato. Además,
están preocupados por la salud. Pero señalan que para esto, hace
falta apoyo del sector público. En Estados Unidos hay una empresa
que se creó para apoyar a los sojeros que quieren dejar los
transgénicos. Hay que reaprender de nuevo todo.
Lo difícil es
que por 20 años lo único que se hizo fue fumigar, sembrar y
cosechar... Además la mayoría de la gente que están en los campos
de soja hoy no son agricultores, son empresarios que además no viven
donde se fumiga.
- Quién tiene que hacer el primer paso para
ponerle un freno a las fumigaciones con agrotóxicos. ¿La Justicia o
los gobiernos?
Fotos: Diego Roscop
|
-
Últimamente surgió una movida de pequeños que fomentan la
alimentación orgánica, aunque quizás es difícil acceder a ello o
su costo es elevado...
- Hay muchas maneras de acceder a alimentos
orgánicos. Es cuestión de organización. Siempre digo que las
alternativas existen pero el consumidor tiene un papel en esto muy
importante: tiene que ser más conciente de lo que está comiendo y
promover las huertas orgánicas, domiciliarias y comunitarias. Es un
movimiento mundial que hoy en día está creciendo. En Francia se
fomenta el cultivo en techos y en terrazas. En Argentina, hay un
ejemplo muy bueno que está en Rosario, pero lo que veo que falta
aquí es un Sistema de Certificación. Me hablan de las ferias
francas, pero la gente no sabe si efectivamente los alimentos son
orgánicos o no. Por eso hay que trabajar en la certificación.
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