Se estima que el Síndrome de Fatiga
Crónica y la Sensibilidad Química Múltiple afectan a unas 50 mil
personas en España. Limitantes de la vida cotidiana, y sin cura
conocida, la investigación resulta fundamental. Si quieres saber más
sobre estas afecciones, apréndelo por su Día Mundial, 12 de mayo
MADRID/EFE/ROCÍO GALÁN JUEVES
12.05.2016
EFE/Alberto Estévez
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En el último año se han producido
significativos avances en la investigación del Síndrome de Fatiga
Crónica (SFC)/Encefalomielitis Miálgica (EM) y la Sensibilidad
Química Múltiple (SQM), tal y como informa la Asociación de
afectdos SFC‐SQM Madrid con motivo de la celebración del Día
Mundial del Síndrome de Fatiga Crónica, Sensibilidad Química
Múltiple y Fibromialgia , que se conmemora hoy, 12 de mayo.
Según la asociación, actualmente en
España se cree que el SFC y la SQM podrían afectar a unas 50.000
personas. Pero, ¿en qué consisten estas enfermedades? Son
afecciones orgánicas que provocan una mala calidad de vida y que en
muchos casos pueden llegar a ser invalidantes.
Limitan de forma considerable la vida
cotidiana de las personas que las sufren. Además, no se conoce cura
hasta el momento, haciendo de la investigación médica un punto
clave pues, con los tratamientos adecuados, se consigue un alivio en
los síntomas que permite al paciente evitar el deterioro progresivo,
mejorar la sintomatología y llevar una vida más agradable, digna y
valiosa, destacan desde la asociación.
Sensibilidad Química Múltiple,
intolerancia a sustancias químicas
La Sensibilidad Química Múltiple se
caracteriza por síntomas recurrentes en respuesta a bajos niveles de
exposición a sustancias químicas.
Esto implica, generalmente, diversos
síntomas y afectación en aparatos motores como el nervioso central,
circulatorio, respiratorio, trastornos metabólicos y/o endocrinos y
tracto gastrointestinal.
EFE/Marta Pérez
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De este trabajo, en el que participaron
52 pacientes, hombres y mujeres mayores de 18 años, se desprende que
un elevado porcentaje presentó malnutrición, con masa y fuerza
muscular disminuidas, lo que reduce su calidad de vida, ya mermada
por la enfermedad, presentando puntuaciones peores que otras
patologías consideradas graves.
También se obtuvieron diferencias
significativas en las frecuencias de ciertos polimorfismos asociados
a genes que participan en rutas de estrés oxidativo e inflamación
al compararse con una población control, aunque es necesario
profundizar en estos aspectos con una muestra mayor.
¿Y qué pasa con el Síndrome de
Fatiga Crónica?
Hablamos de una enfermedad
neuro‐endocrino‐inmunológica grave, compleja y debilitante,
caracterizada por fatiga intensa, tanto física como mental, que no
remite tras el reposo y empeora con cualquier actividad.
Además, se acompaña de síntomas como
debilidad, dolores musculares y articulares, deterioro de la memoria
y la concentración, trastornos del sueño, infecciones recurrentes,
intolerancia ortostática y una lentísima recuperación al esfuerzo
que nunca es completa.
Los estudios más relevantes del último
año abordan temas como el papel de las citoquinas en la fatiga
muscular y el líquido cerebroespinal de pacientes con SFC, los
marcadores inmunológicos, patógenos encontrados, cerebro, corazón,
y el SFC en niños y adolescentes.
En lo referente a los tratamientos de
esta enfermedad, hay que destacar la continuación del estudio
noruego sobre los efectos de Rituximab, un tipo de quimioterapia, que
representa una gran esperanza para el colectivo de pacientes pero que
presenta muchos efectos secundarios, por lo que debe estar
cuidadosamente supervisado por médicos expertos.
Desde la asociación SFC‐SQM Madrid,
los afectados demandan con urgencia investigación, así como
creación de unidades de referencia con médicos especializados en
estas patologías dentro del sistema público sanitario.
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