Por Miguel Jara 6 de febrero de 2017
¿Qué es
mejor, alimentarse con productos convencionales o ecológicos? ¿Qué
dice la Ciencia? Hemos entrevistado a Mª Dolores Raigón para
saberlo. Ella es Doctora en Ingeniería agrónoma por la Universidad
Politécnica de Valencia, catedrática de química agrícola y
presidenta de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica. Raigón
lleva años investigando diferentes alimentos y ha documentado que la
alimentación ecológica es mejor pues ofrece más y mejores
nutrientes (y muchas cosas más). Leed.
-María Dolores, ¿hasta
qué punto la alimentación convencional hoy se ha convertido en un
problema de salud pública?
Es algo que está en la línea de muchos profesionales de la salud pero encontrar la relación entre causa y efecto es difícil.
Es algo que está en la línea de muchos profesionales de la salud pero encontrar la relación entre causa y efecto es difícil.
Imagino que las instituciones
sanitarias en sus estadísticas cuentan con los datos sobre las
incidencias de sustancias fitosanitarias, concentraciones de
nitratos, reacciones alérgicas y otras cuestiones relacionadas con
los alimentos de producción convencional.
Los efectos sobre la salud han sido
ampliamente descritos. Estas sustancias se comportan como disruptores
hormonales, originan malformaciones en los fetos y dañan las células
dando lugar a un número importante de cánceres. Pero para que las
instituciones lo reconozcan como un problema de salud pública,
todavía hay un gran recorrido por hacer.
-¿Cómo explicaría de manera sencilla
lo que es la alimentación ecológica?
La alimentación ecológica es la que
está basada en alimentos ecológicos, orgánicos o biológicos
(porque significa lo mismo) y que se producen con técnicas en las
que no se pueden emplear sustancias químicas de síntesis, ni
semillas genéticamente modificadas y donde se respetan los ciclos de
vida y el bienestar animal.
Es decir, unas técnicas que combinan
las mejores prácticas ambientales, con incremento de la
biodiversidad y preservando los recursos naturales, entre otros
requisitos.
Estas técnicas se recogen en el
Reglamento (CE) número 834/2007 del Consejo sobre producción,
control y etiquetado de los productos ecológicos y son de obligado
cumplimiento para poder ser identificados, mediante el distintivo de
control que verifica el alimento con el criterio de calidad
certificada ecológica.
-¿La alimentación ecológica es
mejor, en el amplio sentido del concepto, que la convencional?
Cuando hablamos de agricultura
ecológica, tenemos que referirnos a sus principales objetivos, entre
los que destaco:
1) trabajar con los ecosistemas de
manera integrada
2) mantener y mejorar la fertilidad de
los suelos
3) producir alimentos libres de
residuos químicos
4) utilizar el mayor número de
recursos renovables y locales
5) mantener la diversidad genética del
sistema y de su entorno
6) evitar la contaminación resultante
de las técnicas agrarias
7) permitir que los agricultores
realicen su trabajo de manera saludable.
Las virtudes que acompañan a un
alimento ecológico respecto a uno no ecológico son los beneficios
sociales y medioambientales que nos aportan y la mayor composición
nutricional.
-Usted ha ido a la esencia, ha buscado
en la raíz de los alimentos hortícolas de producción ecológica,
ha analizado sus principios nutritivos, puede sintetizarnos lo que ha
encontrado?
Los estudios realizados se han centrado
en el análisis bromatológico (su composición cualitativa y
cuantitativa, el significado higiénico y toxicológico de las
alteraciones y contaminaciones) de alimentos frescos (frutas y
verduras) producidos bajo un diseño comparativo en técnicas de
producción ecológica y convencional, evaluando el contenido en
materia seca, mineral, vitaminas, proteínas y de sustancias
antioxidantes.
Además, en algunas hortalizas se han
analizado también la concentración de antinutrientes, como los
nitratos. Con el mismo objetivo, también hemos estudiado la
composición vinculada a la calidad de alimentos de origen animal,
como son los huevos y la carne de conejo.
De ellos, hemos podido concluir que los
alimentos ecológicos presentan mayor concentración en proteínas,
(tanto en alimentos de origen animal como vegetal), mayor contenido
vitamínico (en frutas y verduras), mayor contenido mineral (en
frutas, verduras, y alimentos en grano, como leguminosas y cereales)
y mayor nivel de sustancias antioxidantes (en frutas, verduras y en
aceite de oliva).
Por otra parte, los alimentos
ecológicos contienen mayor concentración en materia seca, que
influye tanto en la mayor concentración nutricional, como en las
mejores aptitudes en postcosecha.
-El sentido común nos lleva a pensar
que la alimentación ecológica es más sana para las personas, para
el medio natural y para la economía rural entre otras pero será
consciente de que existen movimientos que siembran dudas sobre esas
ventajas, quizá movidos por los intereses comerciales de la
industria alimentaria y biotecnológica, muy en boga, ¿es así?
La alimentación es un tema estratégico
a nivel mundial, es un acto de alta frecuencia en la vida del ser
humano, y por lo tanto un negocio, en la medida que los alimentos se
convierten en mercancía y los individuos perdemos nuestra soberanía
sobre la alimentación.
Eso significa que existen grandes
intereses para controlar el modelo alimentario e intentan tirar por
tierra argumentos a favor del modelo agroecológico, poniendo en duda
sus ventajas, incluso empleando mentiras. De manera indirecta, creo
que todos los consumidores estamos expuestos a estas presiones.
-Sus investigaciones han documentado la
importancia de algo en que muchas personas que consumen productos
ecológicos y que no lo hacen quizá no han pensado lo suficiente: la
relevancia de la producción ecológica en el fomento de la
biodiversidad y en la sostenibilidad ecológica y económica; el
equilibrio entre la naturaleza y las sociedades humanas que produce.
¿Qué puedo decirnos al respecto?
La base de la producción de alimentos
frescos de origen vegetal es el equilibrio del suelo, en un sistema
convencional, los suelos tienen muy poca función, ya que las plantas
se limitan a ir absorbiendo los elementos fertilizantes que se van
aportando, en muchos casos de manera excesiva y con derivas de
contaminación.
En un modelo ecológico, los aportes
nutricionales al suelo se realizan en formas orgánicas que deben ser
degradadas por parte de los microorganismos del suelo y ese es el
principio de salubridad del suelo, la presencia de los microorganismos que van proporcionando de manera gradual, las
sustancias asimilables por la planta.
Así, las prácticas ecológicas de
fertilización, implican mayor biodiversidad en los suelos, pero
también las técnicas de sanidad vegetal van sujetas al incremento
de la diversidad.
La producción ecológica (agrícola y
ganadera) se apoya en el uso de variedades locales y razas ganaderas
autóctonas, con mayor adaptación a las condiciones de suelo y clima
locales y todas estas cuestiones son las que nos llevan a favorecer
la biodiversidad.
Hay que ver el modelo productivo
ecológico como un conjunto y un equilibrio, donde la fertilización
no es un mero cambio de insumos, sino un sistema donde hay que
mantener la diversidad biológica y el potencial nutricional del
suelo.
-El principal “pero” que se le pone
a la alimentación ecológica es su precio, más alto que el de la
comida convencional ¿cómo se explica y justifica esta realidad?
Desgraciadamente, existen muchos
factores que inciden en el precio de un alimento y que las personas
no tenemos capacidad para interpretar de manera global. Algunos de
ellos son:
1) Los rendimientos en ecológico son
ligeramente más bajos y faltan investigaciones y técnicas para
incrementar estos rendimientos.
2) El precio está muy influido por la
oferta y la demanda.
3) En muchas ocasiones, el precio viene
marcado por factores muy alejados de la producción y al consumo,
porque los precios ni los fija el productor ni el consumidor, una
manera de incidir en el precio de los alimentos es intervenir en la
cadena de distribución de los mismos, activando los circuitos cortos
y los mercados de cercanía.
Los alimentos ecológicos son caros
dependiendo de donde se compren y cuales han sido los canales de
distribución.
Nos sorprenderíamos del precio de
algunos alimentos convencionales comprados en algunas medianas y
grandes superficies, comparado con los precios de venta del mismo
alimento en ecológico, en algunos canales alternativos.
4) Por otro lado, nunca nos planteamos
los costes indirectos que presenta la producción convencional y que
algún día tendremos que pagar, como por ejemplo el coste
medioambiental o el coste en salud. Desde algunas instituciones se
indica que por cada euro que pagamos por un alimento convencional,
hay que invertir otro euro en subsanar los problemas
medioambientales, más otro euro en subsanar los problemas de salud.
5) Y sobre todo, hay que considerar la
mayor densidad nutritiva de los alimentos ecológicos. Los alimentos
ecológicos no pueden ser caros si analizamos la cantidad de
nutriente por unidad de superficie productiva.
Me explico, si las necesidades de
vitamina C son de 60 mg/día y el zumo de una naranja ecológica los
contiene, no necesitamos exprimir dos naranjas convencionales para
llegar a estas necesidades. Si la producción de lechugas
convencionales contiene un 5% más de agua, son nutrientes de menos
que se consumen.
-¿Qué hay que mejorar en el ámbito
de la producción ecológica?
Me gusta decir que en producción
ecológica lo tenemos todo por hacer. Tenemos que seguir trabajando
para aportar mejoras técnicas tanto en la agricultura, como en la
ganadería, como en la transformación de alimentos ecológicos.
Pero también tenemos que seguir
creando o motivando a la mayor concienciación, a la educación en
valores y por tanto a ver el tema de la agricultura ecológica, no
como una alternativa, sino como la solución a problemas tan graves
como la mitigación del cambio climático, el uso racional de agua de
riego, la producción equitativa de proteína animal y los cambios en
el modelo de ingesta, etc.
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