ESPERANZA ESCRIBANO 03 DE FEBRERO DE
2017
Llevamos con el dilema del glifosato
varias rondas de debate. Palabras clave: pesticidas, Greenpeace, la
Unión Europea, Monsanto, Los Verdes… hora de poner negro sobre
blanco de qué estamos hablando, por qué cada vez más está más
perseguido su uso y el mapa mundial del uso de este herbicida en el
mundo.
Infografía sobre el glifosato /
Greenpeace
|
Empezando por el principio, el
glifosato es un herbicida “de amplio espectro” patentado por
Monsanto, la multinacional estadounidense productora de agroquímicos,
en la década de 1970. Caducada la licencia, el resto de compañías
empezaron a comercializarla, pero aún así, el Roundup -nombre
comercial del glifosato- de Monsanto sigue siendo el más vendido en
el mundo. Es la tercera fuente de ingresos de la multinacional. El
glifosato se encuentra en 750 productos diferentes que se usan en
agricultura, jardinería o incluso en casa. En el caso de España se
encuentra en 125 productos diferentes.
No contentos
con eso, veinte años después, los amigos de Monsanto desarrollaron
plantas transgénicas, las llamadas Roundup Ready, tolerantes a su
herbicida, lo que permitía que se utilizara con una aplicación “más
amplia”, que en principio, reduciría también el uso de estos
químicos. Pero, como denuncia Greenpeace, se trataba “de una falsa
promesa que ha hecho incrementar drásticamente su uso”. Con las
plantas transgénicas, lo que ha ocurrido es que ha aumentado el uso
del glifosato porque mata todas las plantas sobre las que se aplica
excepto, claro, aquellas diseñadas para sobrevivir.
Distintas asociaciones llevan años
denunciando los daños que puede tener el glifosato para la salud. En
2015, la Agencia para la Investigación sobre el Cáncer de la
Organización Mundial de la Salud lo calificó como “probablemente
cancerígeno para los seres humanos”. Esto supone incluirlo en la
lista 2A (en la que está también la carne roja), que significa que
se ha comprobado que es cancerígeno en animales y aunque aún no en
personas, la posibilidad es alta. Millones de hectáreas de tierras
de cultivo, parques e incluso aceras se rocían con este herbicida
cada año en todo el mundo.
¿Cómo puede que puede afectarnos a
las personas? Principalmente, a través de la alimentación, pero no
sólo. Para que nos hagamos una idea de hasta dónde puede llegar
esta sustancia tóxica, un estudio de la Universidad de la Plata
encontró glifosato en el 85% de las muestras de tampones y toallitas
analizadas y en el 100% de las gasas y algodones.
Además, también hay un impacto en el
medio ambiente. El glifosato contamina también los suelos y el agua.
Es perjudicial tanto para organismos acuáticos como algas
microscópicas o peces y moluscos, como para las lombrices de tierra
o especies de plantas silvestres que en principio no son su objetivo.
Aunque fuera inocuo, su uso asociado a los cultivos transgénicos
ayuda a la resistencia de las “malas hierbas”, cada vez más
difíciles de destruir, entrando en un peligroso círculo vicioso.
Estas son las razones que llevaron a un
distintos colectivos ecologistas a pedir al Ayuntamiento de Barcelona
que dejara de utilizarlo en los jardines públicos. El ejecutivo
municipal recogió el guante y estableció un período de transición
que terminó el pasado mes de diciembre. Para ello, apuesta por una
jardinería ecológica y sostenible, evitando podas excesivas,
especies no adaptadas al medio o que necesiten grandes cantidades de
agua.
La decisión de Barcelona a nivel
municipal es consecuencia de una triquiñuela más de la Comisión
Europea. A pesar de que el Parlamento Europeo rechazó el pasado 6 de
junio otorgar a Monsanto una nueva licencia para su producto
estrella, el ejecutivo comunitario decidió dos semanas después
renovar el permiso de utilización durante 18 meses más porque el
veredicto de la Eurocámara no es vinculante. El propósito, según
el Comisario Europeo de Salud, Vitenis Andriukaitis, es que la
Agencia Europea de Sustancias Químicas haya tenido tiempo de
publicar sus conclusiones sobre los efectos del glifosato en la salud
humana.
Más allá de Europa, el herbicida se
utiliza masivamente en otras zonas del mundo como Latinoamérica.
Argentina lidera el ránking con 5kg por habitante al año, según el
Congreso de Médicos de Pueblos Fumigados del país, seguido de
Brasil con 3,5kg. En Estados Unidos, la Agencia de Alimentos y
Medicamentos (FDA) se comprometió hace casi un año a investigar los
efectos que pueda tener sobre la salud.
Los habitantes de Barcelona están a
salvo a medias, porque el glifosato, a pesar de la lucha en su
contra, sigue siendo el herbicida más utilizado en todo el mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario