lunes, 6 de febrero de 2017

Barcelona prohíbe el uso de glifosato, ¿cómo se utiliza en el resto del mundo?

ESPERANZA ESCRIBANO 03 DE FEBRERO DE 2017

Llevamos con el dilema del glifosato varias rondas de debate. Palabras clave: pesticidas, Greenpeace, la Unión Europea, Monsanto, Los Verdes… hora de poner negro sobre blanco de qué estamos hablando, por qué cada vez más está más perseguido su uso y el mapa mundial del uso de este herbicida en el mundo.
Infografía sobre el glifosato / Greenpeace  
Empezando por el principio, el glifosato es un herbicida “de amplio espectro” patentado por Monsanto, la multinacional estadounidense productora de agroquímicos, en la década de 1970. Caducada la licencia, el resto de compañías empezaron a comercializarla, pero aún así, el Roundup -nombre comercial del glifosato- de Monsanto sigue siendo el más vendido en el mundo. Es la tercera fuente de ingresos de la multinacional. El glifosato se encuentra en 750 productos diferentes que se usan en agricultura, jardinería o incluso en casa. En el caso de España se encuentra en 125 productos diferentes.

No contentos con eso, veinte años después, los amigos de Monsanto desarrollaron plantas transgénicas, las llamadas Roundup Ready, tolerantes a su herbicida, lo que permitía que se utilizara con una aplicación “más amplia”, que en principio, reduciría también el uso de estos químicos. Pero, como denuncia Greenpeace, se trataba “de una falsa promesa que ha hecho incrementar drásticamente su uso”. Con las plantas transgénicas, lo que ha ocurrido es que ha aumentado el uso del glifosato porque mata todas las plantas sobre las que se aplica excepto, claro, aquellas diseñadas para sobrevivir.

Distintas asociaciones llevan años denunciando los daños que puede tener el glifosato para la salud. En 2015, la Agencia para la Investigación sobre el Cáncer de la Organización Mundial de la Salud lo calificó como “probablemente cancerígeno para los seres humanos”. Esto supone incluirlo en la lista 2A (en la que está también la carne roja), que significa que se ha comprobado que es cancerígeno en animales y aunque aún no en personas, la posibilidad es alta. Millones de hectáreas de tierras de cultivo, parques e incluso aceras se rocían con este herbicida cada año en todo el mundo.

¿Cómo puede que puede afectarnos a las personas? Principalmente, a través de la alimentación, pero no sólo. Para que nos hagamos una idea de hasta dónde puede llegar esta sustancia tóxica, un estudio de la Universidad de la Plata encontró glifosato en el 85% de las muestras de tampones y toallitas analizadas y en el 100% de las gasas y algodones.

Además, también hay un impacto en el medio ambiente. El glifosato contamina también los suelos y el agua. Es perjudicial tanto para organismos acuáticos como algas microscópicas o peces y moluscos, como para las lombrices de tierra o especies de plantas silvestres que en principio no son su objetivo. Aunque fuera inocuo, su uso asociado a los cultivos transgénicos ayuda a la resistencia de las “malas hierbas”, cada vez más difíciles de destruir, entrando en un peligroso círculo vicioso.

Estas son las razones que llevaron a un distintos colectivos ecologistas a pedir al Ayuntamiento de Barcelona que dejara de utilizarlo en los jardines públicos. El ejecutivo municipal recogió el guante y estableció un período de transición que terminó el pasado mes de diciembre. Para ello, apuesta por una jardinería ecológica y sostenible, evitando podas excesivas, especies no adaptadas al medio o que necesiten grandes cantidades de agua.

La decisión de Barcelona a nivel municipal es consecuencia de una triquiñuela más de la Comisión Europea. A pesar de que el Parlamento Europeo rechazó el pasado 6 de junio otorgar a Monsanto una nueva licencia para su producto estrella, el ejecutivo comunitario decidió dos semanas después renovar el permiso de utilización durante 18 meses más porque el veredicto de la Eurocámara no es vinculante. El propósito, según el Comisario Europeo de Salud, Vitenis Andriukaitis, es que la Agencia Europea de Sustancias Químicas haya tenido tiempo de publicar sus conclusiones sobre los efectos del glifosato en la salud humana.

Más allá de Europa, el herbicida se utiliza masivamente en otras zonas del mundo como Latinoamérica. Argentina lidera el ránking con 5kg por habitante al año, según el Congreso de Médicos de Pueblos Fumigados del país, seguido de Brasil con 3,5kg. En Estados Unidos, la Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA) se comprometió hace casi un año a investigar los efectos que pueda tener sobre la salud.

Los habitantes de Barcelona están a salvo a medias, porque el glifosato, a pesar de la lucha en su contra, sigue siendo el herbicida más utilizado en todo el mundo.

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