lunes, 30 de abril de 2018

La fibromialgia que se visibiliza entre las páginas de un libro

El escritor Xan Eguía lleva a una novela la historia de Soledad Morales y Carmen Barrientos, que sufren la enfermedad
JAVIER BECERRA REDACCIÓN / LA VOZ 29/04/2018

Hay enfermedades visibles, que generan empatía y comprensión. Y hay otras que no son evidentes. Por lo general no encuentran ese mismo eco por esa falta de presencia en los ojos de los demás. Soledad Morales lo sabe perfectamente. Preside la Red Española para la Defensa de los Enfermos de Fibromialgia, Síndrome de Fatiga Crónica y Sensibilidad Química Múltiple. Ha encontrado un aliado para su causa en el escritor vigués Xan Eguía. «Hay muchos libros clínicos, pero no hay libros que cuenten una historia, con este humor y con esta humanidad», explica.

El libro se titula Inevitable como la vida. Y se subtitula Cuando el dolor se llama fibromialgia. «Quería hacer una novela no muy larga, muy accesible, que fuera fácil de leer y que reflejara el día a día, la parte mala, pero también la parte más optimista». Para ello se basó en la historia de Soledad y Carmen Barrientos, otra socia de la entidad, describiendo sus peripecias por Europa sin tener ni idea de inglés. Con su dolor, pero también con una sonrisa humanizadora.

El volumen, cuyos beneficios se destinan íntegramente a la asociación, se iba a quedar ahí. Pero ahora opta a un reconocimiento a nivel europeo. «Pertenecemos a la Alianza Europea del Dolor. El año pasado llevamos el libro a Malta. Allí se interesaron y nos propusieron llevarlo a otro encuentro para ver si lograba ser conocido con el premio a las buenas prácticas», indica Soledad.

El escritor ha conocido de primera mano los problemas de esas mujeres que no solo echan en falta un enfoque médico más adecuado, sino que se encuentran con un muro social. «Le dices a la gente fibromialgia y piensan que se trata de algo psicológico y que es una quejicas», dice Xan. «Normal, si el médico le resta importancia lo lógico es que quien va contigo haga caso al médico», añade otra socia que se une a la conversación.

Estos problemas, con los que conviven personas como Soledad o Carmen día a día, no se conocen. «En Galicia estamos muy atrasados», señala la primera. «Hemos recogido firmas para llevar al Parlamento de Galicia para lograr un centro específico que trate la enfermedad en todo su conjunto. Aquí eso no lo hay», añade. Se refiere a comunidades como Cataluña o Andalucía. Pero, más allá del caso gallego, existe otro lastre patrio que genera una cadena de despropósitos: «Como no hay investigación, no hay tratamiento y por tanto somos incómodos».

La edición de este libro supone un pequeño empujón en lo que ellos consideran que es una constante cuesta arriba. «Nos derivan al médico de atención primaria. Te dan antiinflamatorios y psicofármacos. Si ven que no funciona, te derivan al reumatólogo. Pero de ahí no te derivan a nada más», describe Soledad.

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