Un fallo histórico concluyó que el
herbicida Roundup provocó cáncer a un hombre, algo que abre la
puerta para que miles de familias busquen justicia
Sam Levin / Carey Gillam 09/10/2018
Dean Brooks se sujetó fuerte al carro
de la compra. De repente, no podía respirar ni tenerse en pie. Más
tarde, en una sala de emergencias de California, una enfermera con
los ojos llorosos le daba la noticia a su esposa Deborah, diciéndole
que no perdiera las esperanzas de un milagro. Era diciembre de 2015
cuando supieron que un cáncer en la sangre llamado linfoma no
Hodgkin (LNH) estaba atacando rápidamente el cuerpo y el sistema
inmunológico del hombre.
En julio de 2016, Dean ya había
fallecido. Deborah se emociona al relatar el último capítulo del
amor de su vida. Pero en los últimos meses, Deborah ha tenido
razones para volver a tener esperanzas.
En un fallo histórico del mes de
agosto, un jurado sentenció que Monsanto le había causado un cáncer terminal a un hombre y ordenó que la empresa agroquímica pagara más
de 250 millones de euros por daños y perjuicios. La extraordinaria
decisión, que expone los posibles peligros del herbicida más
utilizado del mundo, ha abierto la puerta a que miles de pacientes
con cáncer y familias busquen justicia en los tribunales.
"Es como un asesino en serie, pero
es un producto", afirmó Brooks, de 57 años, que tiene una denuncia en curso contra Monsanto, en la que alega que el uso que
hizo su marido del popular herbicida de la empresa lo llevó a la
muerte. "Es inadmisible. No veo cómo pueden llegar a ganar.
Tienen al mundo en su contra".
Brooks dijo que rompió a llorar cuando
supo que un jurado había fallado a favor de Dewayne "Lee"
Johnson, un exencargado de escuela enfermo terminal de cáncer que se
convirtió en la primera persona en llevar a Monsanto a juicio por el
producto Roundup. El veredicto asegura que Monsanto "actuó con
maldad", sabía o debería haber sabido que el producto químico
era peligroso y no les advirtió a sus consumidores sobre los
riesgos.
Monsanto ha apelado la sentencia y el
miércoles habrá una audiencia en San Francisco. Monsanto y Bayer,
el gigante farmacéutico alemán que adquirió la empresa a
principios de este año, se juegan mucho. Alentados por la victoria
de Johnson, una ola de nuevos juicios amenaza el legado y las
finanzas de las corporaciones, y el futuro de un producto químico
que se utiliza en el mundo entero.
La lucha contra 8.000 demandantes
Monsanto ha argumentado que la "ciencia
de pacotilla" provocó el fallo del jurado sobre el producto
químico llamado glifosato, que la empresa introdujo en el mercado en
1974. Comercializado bajo numerosas marcas, incluidas Roundup y
Ranger Pro, el herbicida hoy genera miles de millones de dólares de
ingresos y está registrado en 130 países, aprobado para su
utilización en más de 100 tipos de cultivos.
El juicio de Johnson contra Monsanto
fue revolucionario desde antes de comenzar, porque el juez les
permitió a los abogados del demandante presentar investigaciones
científicas y testimonios de expertos sobre el glifosato y sus
peligros para la salud, evidencia científica que el jurado consideró
creíble y convincente.
Johnson, que tiene una esperanza de
vida de menos de dos años, afirmó que estuvo expuesto al glifosato
de forma prolongada cuando aplicaba el herbicida en las propiedades
de la escuela, y al menos en dos ocasiones accidentalmente derramó
una gran cantidad del producto sobre su piel. Como Monsanto insiste
en que el producto es seguro y no hay ninguna advertencia en la
etiqueta sobre los riesgos cancerígenos, Johnson dijo que no supo de
los peligros hasta que fue demasiado tarde.
La indemnización de 252 millones de
euros, que incluyen 218 millones por daños y perjuicios, le
cambiarían la vida a este hombre de 46 años, que al morir dejará
una esposa y tres hijos. Pero Monsanto está luchando para que no
reciba nada.
"Es una señal de alarma
importante para la empresa", remarcó Jean M. Eggen, profesora
emérita en la Facultad de Derecho de la Universidad de Widener,
añadiendo que el veredicto "alentará a muchas personas a
iniciar demandas".
En todo Estados Unidos se han
presentado unas 8.700 demandas similares, alegando que la exposición
a los herbicidas basados en glifosato han provocado diferentes tipos
de cáncer. Si Monsanto sigue perdiendo juicios, el impacto podría
ser enorme, y una acumulación de victorias podría obligar a la
empresa a llegar a acuerdos con los demandantes.
"Todo esto puede acabar siendo muy
costoso", afirmó Eggen, comparando el tema con la lucha contra
las empresas tabacaleras que dieron batalla fervientemente en los
tribunales pero finalmente decidieron que era mejor llegar a acuerdos
extrajudiciales. "Es una decisión comercial".
Monsanto podría finalmente decidir
incluir una advertencia sobre los peligros cancerígenos en la
etiqueta e intentar llegar a acuerdos extrajudiciales con los
consumidores que han tenido una alta exposición al producto, dijo
Lars Noah, profesor de derecho de la Universidad de Florida: "Es
un toque de atención de que la estrategia que están usando no es
realista".
De esos miles de demandas, hay más de
diez juicios en curso para llevarse a cabo en 2019 y 2020, con
batallas judiciales acelerándose en California, Montana, Delaware,
Kansas City y San Luis (donde están las oficinas principales de
Monsanto). Granjeros, jardineros, empleados públicos, paisajistas y
muchos otros han asegurado que los productos de Monsanto les han
provocado enfermedades o han matado a sus seres queridos.
"Es una enorme cantidad de juicios
para un año solo y esto permitirá que los demandantes presenten
ante los jurados pruebas importantes, algo que aún no se conocía",
explicó la abogada Aimee Wagstaff.
Los primeros demandantes que pueden
tener la oportunidad de enfrentarse a Monsanto en un tribunal son
Alberta y Alva Pilliod, una pareja de California. Alberta, de 74
años, tiene cáncer en el cerebro, mientras que su esposo, de 76
años, tiene un cáncer en los huesos que ha hecho metástasis en la
pelvis y la columna vertebral. Ambos desarrollaron diferentes formas
de LNH.
Teniendo en cuenta sus edades y sus
diagnósticos, sus abogados han pedido que se lleve a cabo un juicio rápido. Sin embargo, Monsanto se ha opuesto a esta petición y este
martes estaba prevista una audiencia por esto.
La pareja, que tiene dos hijos y cuatro
nietos, utilizó Roundup desde los años 70 hasta hace unos años, en
su jardín y en muchas propiedades que compraron y renovaron. La
pareja afirmó que eligió el herbicida porque creía que no era
dañino para los ciervos, patos y otros animales que rondaban su
casa. Además, pensaban que era seguro para ellos también.
"Estamos muy enfadados. Esperamos
que se haga justicia", le dijo Alberta a the Guardian, señalando
que no utilizaban elementos protectores cuando rociaban el producto y
que no hubieran utilizado Roundup de la forma en que lo hicieron si
hubieran sabido los riesgos. "Si hubiéramos tenido la
información adecuada, si nos hubieran advertido, esto no habría
sucedido".
Alva dijo que el cáncer les ha
destruido la vida. "Los últimos años han sido horribles".
Sus abogados esperan que puedan ir a
juicio antes de que sea demasiado tarde. Los médicos de Alberta han
dicho que tiene "un riesgo considerablemente alto" de que
el cáncer vuelva, presenta "lesiones profundas en el cerebro"
y creen que si sufre una recaída no sobrevivirá.
"No vamos a quedarnos callados"
Hace mucho tiempo que los Pilliod y
otros demandantes aseguran que Monsanto llevó a cabo "una
prolongada campaña de desinformación para convencer a las agencias
del Gobierno, los agricultores y a la población en general de que
Roundup es un producto seguro".
Los abogados han citado documentos
internos de Monsanto que dicen que demuestran que la empresa ha
manipulado los informes científicos sobre la seguridad del producto.
En las últimas semanas, ha aumentado el escrutinio.
El 26 de septiembre, la importante
revista científica Critical Reviews in Toxicology (Reseñas Críticas
sobre Toxicología) publicó una "muestra de preocupación",
diciendo que las investigaciones que habían concluido que el
glifosato era seguro no habían hecho pública la intervención de
Monsanto en los estudios.
Esta notoria corrección llegó después
de que un pleito revelara la participación de la empresa en la
organización y edición de los borradores de los artículos.
Monsanto estuvo involucrado en una reseña científica que
contraargumentó la decisiva clasificación de 2015 de la Agencia
para la Investigación del Cáncer que definió al glifosato como un
posible agente cancerígeno humano.
Los abogados han afirmado que en los
próximos juicios podrían salir a la luz más pruebas de la
cuestionable intervención de Monsanto en estudios científicos.
Un portavoz de Bayer, Utz Klages,
afirmó en un correo electrónico que la cifra de denuncias
presentadas "no es indicativo de los méritos de un pleito".
Dijo que el glifosato es "una revolución para la agricultura
moderna" y una "herramienta rentable que puede utilizarse
de forma segura para el control de una amplia variedad de malas
hierbas".
Aseguró que reseñas normativas y
estudios científicos han demostrado que el glifosato es seguro y que
no causa LNH, añadiendo: "La sentencia del caso Johnson no es
firme y concierne a un caso puntual y específico".
John Barton, un granjero de California
que utilizó Roundup durante décadas y al que le diagnosticaron LNH
en 2015, dijo que está ansioso por ir a juicio, especialmente porque
Monsanto y Bayer todavía afirman públicamente que el glifosato es
seguro.
"Monsanto tiene que darse cuenta
de que ya no vamos a quedarnos callados", dijo Barton, que es
tercera generación de granjeros y forma parte de una demanda
presentada en California por el despacho Baum Hedlund, el mismo que
representó a Johnson. "No vamos a tumbarnos y hacernos los
muertos. La gente de todo el mundo tiene que saber la verdad sobre
este producto y tomar precauciones".
Barton, de 69 años, señaló que
también tiene miedo de que sus tres hijos se enfermen por haber
estado expuestos al Roundup. "Mi padre me expuso a esto. Él
nunca lo habría hecho si hubiera sabido que era peligroso",
añadió. "Siento culpa al pensar que puse en peligro a mis
propios hijos".
Deborah Brooks describió al LNH como
una "tortura", relatando cómo su marido debía tumbarse en
el suelo sobre toallas para intentar detener interminables sangrados
nasales y explicando los malestares constantes que lo aquejaban
mientras su sistema inmunológico se iba debilitando.
"Nadie debería pasar por eso. Se
te va la vida de una forma terrible", declaró Brooks, cuyo
marido tenía 72 años cuando falleció. "Estoy luchando en
honor a mi marido y por todos los otros que se han ido antes y los
que vendrán… Lo siento mucho por todas aquellas víctimas que no
saben que son víctimas".
Bayer se negó a hacer comentarios
sobre los casos de Brooks y Barton. Una portavoz, Charla Lord, afirmó
en un correo electrónico que como los Pilliod están en remisión y
no hay "ningún indicio de que vaya a haber una recurrencia
inminente del cáncer", la empresa ha pedido que no se adelante
la fecha del juicio.
Expertos en derecho han dicho que es
posible que la apelación del caso Johnson resulte en una reducción
de la indemnización. Los tribunales también podrían concluir que
no hay pruebas suficientes de que el glifosato haya provocado el
cáncer, o que los abogados no han podido demostrar que el herbicida
causó el cáncer de Johnson.
Esos desenlaces serían devastadores
para Johnson y un revés para todos aquellos que luchan contra el
glifosato. Pero los pacientes con cáncer y sus familias podrán
seguir adelante con los juicios al margen de cómo se resuelva el
caso de San Francisco, dijo David Levine, profesor de derecho de la
Universidad de California.
"Incluso si Monsanto logra una
victoria completa en este caso, eso no detendrá a otros
demandantes", concluye.
Traducido por Lucía Balducci
No hay comentarios:
Publicar un comentario