viernes, 20 de diciembre de 2019

La red 5G (III). Ocultación deliberada de la evidencia científica de los perjuicios

LOS GOBIERNOS MUNDIALES NO VELAN DEBIDAMENTE POR LA SALUD DE LOS CIUDADANOS
  
MAGDALENA DEL AMO - 12 Dic 2019
No pretendemos alarmar, sino informar. La red 5G es mucho más nociva que la 4G. Nos enfrentamos al mayor problema para la salud que la humanidad del presente tiene planteado. Y todo por la dichosa economía de unos cuantos adoradores del dios Mamon, que consideran que el dinero tiene prioridad sobre cualquier otro factor, aunque este se llame salud. Nosotros, cumpliendo con nuestra obligación de periodistas, alzamos el altavoz para alertar sobre lo que está ocurriendo, que es de suma gravedad. No podemos continuar oyendo la suave orquesta del Titanic, mientras el barco se hunde y perecemos con él. Estudios publicados recientemente, muy bien contrastados, predicen quemaduras térmicas en la piel de los seres humanos por efecto de la radiación 5G.

Se oculta deliberadamente la evidencia científica de los perjuicios

Los grandes interesados en la implementación del 5G son la industria y los gobiernos, y han ido excluyendo a los científicos reconocidos a nivel mundial, expertos en el ámbito de las ondas electromagnéticas que han documentado efectos biológicos en humanos, animales, insectos y plantas, y efectos alarmantes en la salud y el medio ambiente en miles de estudios contrastados. El motivo de que las actuales pautas de seguridad sean inadecuadas son los conflictos de intereses de los organismos de normalización “debido a sus relaciones con las compañías de telecomunicaciones o eléctricas socavan la imparcialidad que debe regir la regulación de los Estándares de Exposición Pública de las radiaciones no ionizantes”. El profesor emérito Martin L. Pall expone en detalle en su revisión de la literatura los conflictos de interés, y las listas de estudios importantes que han sido excluidos.

Las pautas de seguridad actuales se basan en la hipótesis obsoleta de que el calentamiento es el único efecto dañino de los campos electromagnéticos. Sin embargo, como bien declaran Maekov y Grigoriev, “los estándares actuales no consideran la contaminación real del medio ambiente con radiación no ionizante”. Cientos de científicos, incluidos muchos de los que firmaron la petición a la que aludimos y de la que tomamos los datos, han demostrado que se producen muchos tipos diferentes de enfermedades y lesiones agudas y crónicas son causadas sin calentamiento a partir de niveles de radiación muy por debajo de las directrices internacionales.

Las antenas deberían estar situadas lejos de las zonas donde se duerme y se trabaja y de los lugares de tránsito. De igual modo, para proteger la vida silvestre, deberían estar excluidas de los espacios naturales. Al mismo tiempo, los satélites de comunicaciones comerciales deberían ser limitados en número y prohibirlos en órbitas bajas o medianas. Tampoco estas sugerencias científicas de alerta están siendo tomadas en cuenta. Es como predicar en el desierto, o peor,

La radiofrecuencia tiene efectos agudos y crónicos

La radiación de radiofrecuencias tiene efectos tanto inmediatos como a largo plazo. El cáncer y las enfermedades cardíacas son ejemplo de efectos a largo plazo. La alteración del ritmo cardíaco y los cambios en la función cerebral son ejemplo de efectos inmediatos. El síndrome que en la antigua Unión Soviética se denominó enfermedad de las radiofrecuencias y que hoy en día se denomina mundialmente hipersensibilidad electromagnética puede ser agudo o crónico. El profesor Dr. Karl Hecht ha publicado una historia detallada de estos síndromes, compilados a partir de una revisión de más de 1500 artículos científicos rusos y de las historias clínicas de más de 1000 de sus propios pacientes en Alemania. Los hallazgos objetivos incluyen trastornos del sueño, presión arterial anormal y frecuencia cardíaca, trastornos digestivos, pérdida de cabello, tinnitus y erupción cutánea. Los síntomas subjetivos incluyen mareos, náuseas, dolores de cabeza, pérdida de memoria, incapacidad para concentrarse, fatiga y síntomas parecidos a la gripe y al dolor cardíaco.

Los gobiernos mundiales no cuidan a los ciudadanos

En contra de lo que establece el principio de precaución y el sentido común, la Unión Europea, los Estados Unidos y los gobiernos nacionales de todo el mundo no solo no están haciendo nada al respecto, sino que están tomando medidas para garantizar un entorno regulatorio “libre de barreras”, es decir, vía libre sin ningún tipo de restricción. Como hemos expresado, están prohibiendo a las autoridades locales hacer cumplir las leyes ambientales, y “en aras de una implementación rápida y rentable”, eliminando “cargas innecesarias, como los procedimientos de planificación local y la variedad de límites específicos en las emisiones de campos electromagnéticos y los métodos necesarios para agregarlos”. Es completamente suicida, pero es lo que hay.

Los gobiernos también promulgan leyes para hacer que las instalaciones inalámbricas se puedan utilizar en cualquier lugar público. Con el 2G, 3G y 4G, una gran parte de las instalaciones inalámbricas se ubicaban en propiedades privadas a cierta distancia de hogares y negocios. Sin embargo, para que se espacien a menos de 100 metros de distancia –que es la que requiere la red 5G—ahora se ubicarán en la acera, justo al lado y  enfrente de hogares y negocios, y sobre las cabezas de los peatones, incluidos madres con bebés. En los procedimientos de instalación se están suprimiendo los requisitos de notificación y audiencia pública. Incluso en los casos en que exista una audiencia pública y 100 expertos científicos testifiquen contra el 5G, se aprueban leyes que hacen que sea ilegal que las autoridades locales tengan en cuenta su testimonio. Es decir, de nada nos servirá la denuncia y la protesta. La legislación en Estados Unidos, por ejemplo, prohíbe a los gobiernos locales regular la tecnología inalámbrica “en base a los efectos sobre el medio ambiente de la radiación de radiofrecuencia”, y los tribunales han revocado las reglamentaciones locales sobre colocación de torres celulares, simplemente porque la mayoría de los testimonios públicos versaban sobre la salud. El mundo al revés. Las aseguradoras no proporcionan cobertura contra los riesgos de CEM, y no hay claridad sobre quién asumirá la responsabilidad legal por los daños que surjan de la exposición al 5G, ya sea en la Tierra o en el espacio. Vacío legal total, pero quien pierde es el afectado. Continuaremos en “La Red 5G IV”.

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