Unas
jornadas sobre alimentación y salud despiertan una gran expectación
de público. La doctora Dorleta Martínez alerta de la proliferación
de enfermedades derivadas de la mala alimentación actual
22.01.12
-02:26
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KEPA
OLIDEN | ARRASATE.
Cuando
Hipócrates (460-377 a.C.) aconsejaba aquello de «que la comida sea
tu alimento y el alimento tu medicina», los pesticidas, químicos,
aditivos, metales pesados, fármacos y transgénicos no estaban en el
menú. Y la dieta en tiempos del médico más importante de la
antigüedad poco tenía que ver con la alimentación actual «rica en
grasas artificiales y desnaturalizadas, con exceso de proteínas
cárnicas, de azúcares y de alimentos muy refinados y manipulados y
carentes de nutrientes vitales».
A
principios del siglo XX prácticamente no había casos de cáncer, y
mucho menos en niños
La alimentación actual está acortando
la esperanza media de vida con salud en Occidente
La
doctora Dorleta Martínez (Arrasate, 1963) no es nada complaciente
con los 'beneficios' reportados por la industrialización
agroalimentaria que siguió a la II Guerra Mundial. Esta revolución
multiplicó el número de alimentos disponibles en la dieta hasta
límites nunca antes conocidos. Pero el peaje de este progreso
tecnoalimentario se ha traducido, según la doctora Martínez, en la
proliferación de «muchos tipos de cáncer, obesidad, osteoporosis,
artritis, trastornos cardiovasculares, esclerosis múltiple,
fibromialgia, alzheimer...». Son las denominadas 'enfermedades de la
civilización', producto, en opinión de la doctora Martínez, de la
alimentación moderna, de la polución ambiental y marina... entre
otros factores.
Hematóloga
La doctora Dorleta Martínez es
hematóloga de formación y especialista en transplantes de médula
ósea. Atesora 20 años de experiencia en el tratamiento de tumores
hematológicos, leucemias y linfomas principalmente. Unas dolencias
cuya incidencia «se ha disparado en los últimas décadas». La
doctora Martínez aseveraba que «a principios del siglo XX
prácticamente no había casos, y mucho menos infantiles». De hecho,
los médicos más veteranos «apenas han conocido casos de estas
características» añadía.
La generalizada creencia de que
antiguamente muchos casos oncológicos no se diagnosticaban
correctamente, o que la longevidad se ha incrementado gracias a la
abundancia alimentaria, no sirven de consuelo. De hecho, Dorleta
Martínez argumentaba que la expectativa de vida con salud en los
países desarrollados «cada vez es más corta; ahora ronda los 30
años de media, edad a partir de la cual empiezan a proliferar cada
vez más enfermedades como diabetes, hipertensión, esclerosis...»
En la actualidad la alimentación «ha
dejado de ser la base para lograr un buen estado de salud y
bienestar».
Los alimentos de calidad, frescos, sanos y naturales nos
aportan vitalidad y energía, además de proporcionarnos los
nutrientes que necesitamos. Estos alimentos poseedores de un notable
poder preventivo y curativo han desaparecido de la dieta, y han sido
reemplazados por otros desnaturalizados y refinados cuyo impacto
sobre la salud parece incuestionable.
Preguntado sobre una hipotética dieta
que favoreciera el cáncer, el especialista canadiense en cáncer y
alimentación Richard Béliveau contestaba que no hace falta buscar
mucho: la actual dieta occidental es perfecta para ello. Y el doctor
Béliveau «sólo se refiere al consumo de alimentos refinados, sin
ahondar en los aspectos relativos a pesticidas, aditivos, metales
pesados, hormonas, antibióticos...» explicaba Dorleta Martínez.
Refinados
Los refinados a que aludía el doctor
Béliveau constituyen una muestra de la desnaturalización de los
alimentos iniciada en los años 40-50 del siglo XX a requerimiento de
la industrial agroalimentaria. Por ejemplo, en el caso de los
cereales, la doctora Martínez explicaba que el refinado de harinas y
arroces es fruto de las necesidades de conservación y logística de
la industria. «Son totalmente desprovistos de minerales y vitaminas
para su mejor conservación». La consecuencia es que, perdido todo
su contenido nutritivo, su consumo sólo aporta calorías. Las
vitaminas y minerales de los que carece nos los quita del organismo
durante la digestión, con la pérdida consiguiente». Con el azúcar
ocurre algo parecido: «su ingesta nos roba vitaminas y minerales».
Sobre la negativa incidencia de los
refinados cree la doctora Martínez que un «mendigo indio
seguramente tendrá menos déficits nutricionales que un occidental
alimentado a base de hamburguesas, cereales refinados, azúcar...»
El inquietante panorama pintado por
esta doctora se extiende asimismo al exceso de productos de origen
animal, como la carne roja y los lácteos, con sus abundantes grasas
saturadas.
En la concurridísima conferencia
impartida sobre la osteoporosis, un fenómeno «reciente y
prácticamente desconocido en muchas culturas», la doctora Martínez
cargó contra los lácteos argumentando que las personas que consumen
grandes cantidades de ellos «suelen tener más problemas debido a la
deficiencia de calcio».
A su juicio, el «exceso de proteínas
en la dieta, productoras ácidos, sí puede ser una de las
principales causas de osteoporosis.
La carne, el pescado y otros productos
animales ricos en proteínas hacen que el organismo deba procesar
muchas moléculas de ácido, que deben ser neutralizadas por el
calcio de los huesos, que luego se elimina por la orina».
La lista negra de la alimentación
perjudicial para la salud vendría a completarse con el consumo de
aceites refinados, grasas hidrogenadas y ácidos grasos trans,
«presentes en margarinas, bollería industrial...» especificaba.
Y a esta dieta tan poco saludable se le
añaden otros riesgos, como son el procesamiento moderno de
alimentos: envasados, enlatados, precocinados, rápidos... que
contienen «gran cantidad de aditivos y tienen un valor nutricional
mínimo o nulo».
Además de sobre los pesticidas y
abonos químicos, la doctora Martínez hacía hincapié en unos
aditivos que abarcan a los edulcorantes, sabores artificiales,
conservante... cuya peligrosidad está fuera de cuestión.
Algunos de ellos «pueden afectar al
sistema inmune e incluso se ha relacionado con el cáncer, como es el
caso de aspartamo, un edulcorante presente en todos los chicles,
golosinas y refrescos sin azúcar».
Metales pesados presentes en el
pescado, fármacos y hormonas en el ganado y transgénicos complican
aún más los esfuerzos de cualquier consumidor consciente que
procure alimentarse de forma saludable y natural.
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