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Artículo
publicado por Vicenç Navarro en el diario digital EL PLURAL, 9 de
abril de 2012
Este
artículo critica la falta de credibilidad y dualidad moral que
presenta el gobierno alemán en su comportamiento y crítica hacia
Grecia y su deuda pública.
Una de las motivaciones que han
definido las políticas de austeridad impuestas por el gobierno
alemán de la canciller Angela Merkel a Grecia ha sido la de
penalizar a este país por su comportamiento, considerado por tal
canciller como irresponsable, al vivir por encima de sus
posibilidades, con un Estado supuestamente derrochador, atributos de
una sociedad enferma e inmoral. La mentalidad que hay que “castigar
a Grecia” ha sido dominante en el establishment financiero,
económico y político alemán, reproducido a través de sus medios
de información de mayor difusión, que contienen, todos ellos,
artículos, reportajes y páginas de opinión claramente anti-Grecia,
reproduciendo estereotipos insultantes para la mayoría de las clases
populares de aquel país. El griego “vago” y “dependiente del
Estado” financiado por la ayuda alemana través de fondos públicos
alemanes, se ha convertido en una imagen muy común de los medios
alemanes con mayor capacidad de persuasión entre su población.
Invito al lector que no se crea lo que estoy diciendo a que ojee los
diarios alemanes de mayor tiraje y busque artículos que hagan
referencia a Grecia, y verán que raramente aparecen imágenes o
narrativas que sean mínimamente objetivas o equilibradas en su
reportaje. La gran mayoría de artículos son condenatorios del
Estado griego y de su población.
En esta actitud alemana hacia Grecia
hay varios problemas graves, resultado de una enorme ignorancia por
parte de la canciller Merkel y del establishment alemán, no sólo de
la propia historia de Alemania, sino también de la de Europa.
Vayamos por partes. La primera ignorancia es desconocer las terribles
consecuencias de querer penalizar a todo un país por su
comportamiento supuestamente inmoral. Alemania es un ejemplo de ello.
El Tratado de Versalles, firmado el 28 de Junio de 1919, era el
Tratado de Paz que terminaba con la Primera Guerra Mundial. Los
vencedores de aquel conflicto, Francia, Gran Bretaña y EEUU,
impusieron un castigo a Alemania, perdedora de aquella guerra,
castigo que tenía como objetivo penalizar al pueblo alemán por su
responsabilidad en haber causado la I Guerra Mundial. Con aquella
penalización se intentaba prevenir que Alemania causara en el futuro
otra guerra. Como dijo el Primer Ministro francés Georges
Clemenceau, el objetivo central de las enormes sanciones impuestas al
pueblo alemán era prevenir una II Guerra Mundial. La historia, sin
embargo, mostró el enorme error de aquellas políticas de sanciones
encaminadas a penalizar el comportamiento considerado inmoral de un
país. La Segunda Guerra Mundial siguió a la Primera, y en cierta
manera, la II Guerra Mundial era una respuesta a la política de
sanciones firmada en Versalles en 1919. En realidad, el economista
Keynes, de Gran Bretaña, que había dimitido de la delegación
británica en Versalles por su desacuerdo con aquellas políticas
sancionadoras que iban a aprobarse en el llamado Tratado de Paz,
había ya alertado que aquellas sanciones empeorarían todavía más
la situación alemana, creando las condiciones para que apareciese un
movimiento de protesta, canalizado por el nazismo, tal com oocurrió.
Lo que Keynes aconsejó al Primer Ministro británico Lloyd George,
fue lo que se hizo después de la II Guerra Mundial (y que se tenía
que haber hecho después de la I Guerra Mundial): perdonarle a
Alemania más de la mitad de la deuda pública, deuda que Alemania,
debía a los vencedores (que eran los mismos que ganaron la Primera
Guerra Mundial), a fin de ayudar a la reconstrucción de aquel país.
Detrás de tales medidas había el acertado supuesto de que no se
podía condenar a todo un pueblo por los errores y malas prácticas
políticas y económicas de sus establishments.
¿Penalizando a Grecia por su
comportamiento inmoral?
Este supuesto se podría aplicar
también a Grecia, país que ha estado gobernado por unos
establishments de ultraderecha por la mayoría del tiempo desde el
final de la II Guerra mundial. Las políticas corruptas, responsables
de unos Estados altamente represivos y con escasa sensibilidad
social, fueron realizadas por sus clases dirigentes griegas apoyadas
precisamente por las clases dirigentes alemanas. El enorme
endeudamiento del Estado griego, basado en parte en la escasez de
recursos (generada por un enorme fraude fiscal por parte de los
componentes de su clase dirigente) y en unas políticas fiscales
enormemente regresivas, con unos gastos militares (aproximadamente el
30% de su presupuesto público) totalmente hiperbólico, se realizó
con el apoyo del capital financiero alemán y estadounidense. Es más,
la banca Goldman Sachs jugó un papel importante en la creación de
la deuda pública, su ocultación y, más tarde, su especulación. El
establishment alemán estaba involucrado en las políticas llevadas a
cabo en Grecia, que condujeron directamente al mal llamado “problema
de la deuda pública griega”. Y la banca alemana fue la que
financió la expansión del gasto militar en Grecia (ver mi artículo
“Lo que no se dice sobre Grecia”, publicado en mi blog
www.vnavarro.org el 28.03.12). ¿Dónde está la crítica de la
supuesta moralista Angela Merkel de los banqueros de su país, que se
beneficiaron enormemente del comportamiento irresponsable e inmoral
de la clase dirigente griega? Y, ¿cómo es que la prensa del
establishment alemán está tan silenciosa sobre el papel central que
el capital financiero, incluido el alemán, jugó en crear “la
crisis de la deuda pública griega”? El pueblo griego no se
benefició de aquellas políticas. Fue la burguesía financiera
alemana la que se benefició.
No es, pues, Alemania versus Grecia el
mayor conflicto actual. Ni Alemania ayuda a Grecia, ni Grecia es
corrupta e inmoral. Debe conocerse que dentro de cada país hay
clases sociales con intereses distintos, e incluso contrapuestos. Lo
que se llamaba antes la burguesía financiera alemana jugó un papel
clave en la creación del problema de la deuda pública griega, lo
cual hizo con la activa colaboración de la burguesía griega,
corrupta, reaccionaria y represiva, perjudicando así tanto a las
clases populares griegas como a las clases populares alemanas, pues
el dominio de la burguesía financiera sobre el Estado alemán ha
sido responsable de las políticas de bajos salarios y escasa
demanda, exportando el capital en lugar de invertirlo en el propio
país, Alemania, y así aumentar su demanda doméstica, lo cual
hubiera estimulado la economía alemana y a la europea a la vez. De
esto sin embargo, apenas se habla en los medios de mayor difusión
alemanes y españoles.
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Fuente: http://www.vnavarro.org/?p=7136
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