Cuando
aún existía el propósito de publicar el libro "Morir
de Fibromialgia",
quisimos incluir testimonios de personas que sufrían la misma
marginación que sufrió Fabi.
Pensamos
que, aunque el libro no salga finalmente a la luz, si es interesante
hacer públicos algunas partes del mismo como el presente de Chari
Romero que
lucha incansablemente desde Fibroamigosunidos
desde hace años.
Son
numerosos los que sufren el mismo calvario de confusión,
incomprensión, engaños, humillaciones, mala fe, ignorancia,
marginación médica...
Numerosos testimonios de enfermos
llegan a nuestro correo. Todos se ofrecen abierta y sinceramente
porque son gentes luchadoras y cansadas de tantas marginaciones; de
continuas humillaciones de la sanidad pública y de las autoridades
políticas que en definitiva, son quienes dicen a los primeros lo que
tienen que hacer y decir.
Por esa razón no solo no les importa
dar sus nombres y apellidos: quieren que sea así porque están al
límite de su resistencia. Porque ya no soportan más que se les
trate de embusteros, de vagos y depresivos, negando sistemáticamente,
evidentes informes médicos que estos presentan
Con
Chari Romero, administradora de Fibroamigosunidos,
mostramos un ejemplo:
“Comencé
cuando era pequeña con los dolores típicos de crecimiento, y
recuerdo que en mi casa me decían que yo era la princesa del
guisante, pues todo me molestaba y me hacía daño...
Creció, se casó y fue madre pero no
por ello los intensos dolores la abandonaron.
“...Dolor
en los dos brazos, que me impedía hacer muchas cosas pero que aún
así aguantaba y las hacía medio llorando pues pensaba que era
“normal” por estar con los pequeños en brazos y pasarme las
noches meciendo cunas para que se durmieran, me dieron analgésicos y
al final una vecina me dijo que eso era reuma, también me dolía
mucho la cabeza por aquella época”.
Una prueba que estas personas son
activas y voluntariosas lo demuestra Chari que a pesar de tener ya
tres hijos, decide estudiar algo que le apasiona a pesar de los
inconvenientes y sus constantes dolores. Acabó sus estudios y logró
comenzar a trabajar como enfermera intentando convivir con su
enfermedad que se intensificaba progresivamente. Chari está
profundamente agradecida a su familia que la apoyó en todo momento y
gracias a ellos pudo continuar adelante.
Trabajé
muchos años en el Laboratorio del hospital y muchas veces me quedaba
"enganchada” al realizar las extracciones de sangre, iba a la
planta de trauma y allí alguna compañera me ponía voltarén en la
espalda, me tomaba ibuprofeno y volvía al trabajo...
Hasta que llegó el día en que sus
dolores no la dejaron continuar y comenzó su verdadero calvario. No
podía levantar el brazo y las bajas laborales comenzaron a ser
frecuentes. Recuperación, infiltraciones e infinidad de pruebas que
no servían para nada en las distintas especialidades: neurólogo,
otorrino, digestivo, oftalmólogo, reumatólogo, traumatólogo...
ninguno se creía sus síntomas tal y como posteriormente comprobaba
en el informe a los que tenía acceso por trabajar en el mismo
hospital.
“Diez
años de especialista en especialista y como la mayoría de las veces
iba con el uniforme de enfermera pues estaba trabajando, me miraban y
pensaban que no podía tener nada ya que nos veíamos casi a diario
por el hospital y ésta enfermedad no deja huella. Al final el año
pasado me comentó mi médico de cabecera que quizás podría tener
fibromialgia, así que me compré un libro y conforme iba leyendo los
síntomas parecía que hablaran de mí...
A partir de ese instante, comenzó la
lucha de Chari contra la sanidad pública puesto que su trabajo de
gran responsabilidad, no podía realizarlo correctamente debido a sus
alteraciones cognitivas
“Me
recibió la misma inspectora que en Enero me mandó a salud mental y
en Julio me dijo que si me creía que me iba a pasar todo el tiempo
de baja. Me comentó que aún era muy joven y que me quedaba mucha
vida laboral por delante y ante mis respuestas de que me dolía todo
el cuerpo y notaba un cansancio extremo y sobre todo, mi grave
problema de la confusión mental en relación a un error que tuve en
la medicación y ella me contestó: ¿el
nene esta bien verdad...? Pues entonces no pasa nada...”
Esto es lo alarmante de este asunto,
además por supuesto de los dolores reales y todas las alteraciones
citadas que acosaban a Chari.
Hoy día, ya tiene la incapacidad
laboral pero no fue sin un largo proceso de bajas, de
enfrentamientos, de comparecencias ante tribunales médicos, de
amenazas, denuncias, injusticias, humillaciones y lo que es más
grave, ignorancia unida a una pronunciada mala intención que
defendían unos mezquinos intereses económicos.
Y lo peor de todo es que esa sentencia
no es definitiva al parecer y ahora sanidad, después de recurrir, la
obliga a trabajar de nuevo.
Peor es aún pensar que miles y miles
de personas como Chari viven la misma experiencia una y otra
vez.
Horroriza pensar en lo que puede ocurrir con esta falta de responsabilidad en nuestra sanidad pública y nos preguntamos como es posible que esto sea una realidad y que no se le diera la baja inmediata ante la posibilidad de errores de graves consecuencias como el que estuvo a punto de suceder.
Horroriza pensar en lo que puede ocurrir con esta falta de responsabilidad en nuestra sanidad pública y nos preguntamos como es posible que esto sea una realidad y que no se le diera la baja inmediata ante la posibilidad de errores de graves consecuencias como el que estuvo a punto de suceder.
Nuestro
agradecimiento a Chari Romero por seguir luchando para que sucesos
como este, dejen de producirse.
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