La asociación ecologista ha presentado
su informe Eau de Tóxicos que analiza el contenido químico de 36
marcas de perfumes
Reportaje
La
mayor parte de los perfumes existentes en el mercado tienen en su
composición sustancias químicas potencialmente peligrosas. Así lo
demuestra el informe Eau de Tóxicos que ha presentado Greenpeace.
Eau
de tóxicos
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El
estudio Eau
de Tóxicos
ha analizado en 36 marcas de conocidos perfumes la presencia de dos
tipos de sustancias químicas artificiales potencialmente peligrosas;
los ftalatos y los almizcles sintéticos. La práctica totalidad de
los perfumes y colonias analizadas loscontienen.
Estudios ciencíficos han demostrado
que los ftalatos penetran rápidamente a través de la piel y se
distribuyen por el cuerpo con cada exposición. El cuerpo convierte
este compuesto químico en monoetil ftalato. Se cree que esta
sustancia está detrás de posiblesalteraciones del ADN espermático
y en la restricción de la función pulmonar en los hombres.
Por su parte los almizcles sintéticos
se pueden concentrar en los tejidos de los seres vivos. Además,
algunos pueden alterar el sistema hormonal de los peces, anfibios y
mamíferos y exacerbar los efectos de la exposición a otras
sustancias químicas.
Los niveles más altos se han
encontrado en las aguas de colonia Eternity for Woman de Calvin Klein
con 22.299 miligramos por kilo (es decir 2,2 por ciento de ftalatos
del peso total) y en Le Mâle de Jean Paul Gaultier con 9.884
miligramos/kilo (casi un 1 por ciento del peso total). En cambio,
Vanderbilt, de Gloria Vanderbilt, tiene niveles no detectables de
cualquiera de los ftalatos analizados.
Respecto a los almizcles artificiales
estudiados, las muestras que contenían los niveles más elevados
pertenecen al perfume Le Baiser Du Dragon de Cartier (45.048 mg/Kg
que equilvale a un 4,5 por ciento del peso total) y a White Musk de
The Body Shop (94.069 mg/kg que equivale a un 9,4 por ciento del peso
total). Por contra, los niveles más bajos se encontraron en la
muestra de la colonia Puma Jamaica Man de la marca Puma.
San Valentín es uno de los momentos de
mayor venta de perfumes del año. Una fecha que puede acabar
convertida en una exposición masiva a tóxicos a través de los
cosméticos: "Regalar un perfume o llevar puesta un agua de
colonia debería ser una sensación agradable y no una fuente de
exposición a sustancias químicas peligrosas que entran en nuestros
cuerpos" ha declarado Sara del Río, responsable de la campaña
de tóxicos de Greenpeace.
La legislación actual no evita la
exposición de las personas a estos químicos contenidos tanto en los
cosméticos como en una amplísima variedad de otros artículos de
consumo. Además las empresas rara vez advierten de la presencia de
estos químicos en el etiquetado de sus productos.
Sin embargo, una parte de la solución
puede llegar a través de REACH, la legislación que la Unión
Europea está debatiendo para regular el uso de estas sustancias
químicas. REACH podría pedir a la industria la eliminación
progresiva de las sustancias químicas sospechosas de ser nocivas
para la salud y su sustitución por alternativas más seguras. Sin
embargo, la propuesta está sufriendo una fuerte presión por parte
de la industria química y del Gobierno de Estados Unidos.
Este informe pone de manifiesto la
imposibilidad de cuantificar la exposición humana a estas sustancias
químicas y, en consecuencia de determinar cuáles son los riesgos y
cuál el nivel "aceptable" de exposición. Por esta razón
una legislación sobre sustancias químicas, para que realmente
proteja a la salud y el medio ambiente debe fundamentarse en la
sustitución de las sustancias peligrosas y no en su control.
"Todos merecemos un futuro sin
tóxicos" advierte Sara del Río. "Exigir la sustitución
obligatoria de las sustancias químicas peligrosas a través de la
legislación REACH es nuestra mejor oportunidad para conseguir ese
futuro"
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