sábado, 20 de octubre de 2012

“Hablan mucho de las renovables, pero es la duquesa de Alba la que gana más con ellas”

¿CUÁL ES LA FINALIDAD DE LA CIENCIA?

”Hablan mucho de las renovables, pero es la duquesa de Alba la que gana más con ellas”

El científico Manuel Lozano Leyva en la sede de la editorial, tras la entrevista. (M. Ayuso)   
En los últimos meses hemos vivido dos importantes hitos científicos: el hallazgo del bosón de Higgs y la llegada del Curiosity a Marte. Los investigadores estaban entusiasmados y los medios respondieron dando una gran cobertura informativa. Pese a esto, el comentario más habitual que se oía sobre el asunto en oficinas, hogares y bares era que no se debería gastar tanto dinero en cosas como esas, que no sirven para nada. El físico nuclear Manuel Lozano Leyva, veterano divulgador científico, acaba de publicar su nuevo libro, El fin de la ciencia (Debate), cuyo principal objetivo es acabar con esta ignorancia sobre los avances científicos.

Según el físico es muy sencillo justificar el gasto en investigación científica: “El bosón de Higgs es como las catedrales antiguas. ¿Para qué sirve una catedral? Para adorar a Dios, no te fastidia. ¿Por qué había intrigas y conspiraciones para que una catedral se construyera en un lugar y no en otro? Suponía un mercado semanal, trabajo durante muchos años y, al final y sobretodo, se aprendió a construir en piedra. Hasta entonces todas las casas eran de adobe o madera y ardían con muchísima facilidad. La gente dice ahora que el bosón de Higgs no vale para nada. Pues claro, no vamos a comer sopa de bosón. Pero los tíos que han estado persiguiendo el hallazgo del bosón son gente que en sus campos de investigación son buenísimos y luego van a ir a las empresas, se van a colocar y van a hacer cosas que le interesen a la sociedad”.

En cualquier caso, apunta Lozano, “los beneficios de la ciencia muchas veces ni siquiera se conocen”. Como todo el mundo sabe, numerosos hallazgos decisivos para la humanidad fueron fortuitos, surgieron como algo secundario dentro del entramado científico y acabaron siendo decisivos. Pero no habrían existido sin ese mismo entramado. El físico cuenta como, en el mismo centro donde se ha hallado el bosón de Higgs, el CERN, asistió al nacimiento del germen de internet: Yo estuve en el año 89 en el CERN.

Estaba con unos colegas en el despacho cuando recibí un mensaje de la división de informática. Decían que habían ideado una manera para que, dentro del CERN y después en otros centros científicos, se pudiera distribuir la información que se estaba produciendo en los ordenadores. Acababan de inventar la World Wide Web. ¿Sabes lo que dijimos? 'Mira, otra guaracha de los cabrones de los informáticos que nos tienen mareados'. Aquello era el germen de internet. Ni siquiera nosotros previmos la importancia que podía tener eso.

Ciencia para políticos

Siguiendo un criterio, normalmente acertado, las editoriales suelen cambiar el nombre de los libros propuestos por los científicos que, todo sea dicho, no suelen ser muy buenos titulando sus obras. El libro de Lozano iba a llamarse en un principioCiencia para políticos. El nombre quizás no fuera acertado, pero define a la perfección el objetivo último del mismo. Lozano tiene una tesis clara: “Pensar que hoy en día se puede ejercer la democracia siendo ajeno a la ciencia no es realista. El objetivo último del libro es que los ciudadanos tengan un elemento más por el que decidir su voto”

Pensar que hoy en día se puede ejercer la democracia siendo ajeno a la ciencia no es realista”

En su opinión, la ciudadanía está muy desinformada sobre las decisiones políticas que atañen a la ciencia, y sobre las cuestiones científicas que afectan a la política: “Hay que saber para qué se utiliza la ciencia y para qué sirve. La gente dice que la energía nuclear es de derechas. Ahora dependemos del gas de Putin, algo que constituye un problema de soberanía nacional. Si nos cortan el grifo tenemos gas solo para seis días. Hablan mucho de las renovables, pero es la Duquesa de Alba la que gana más con ellas. Todo el mundo está en contra de Garoña. Al final quien decide cerrar la central son los dueños, pero el recibo de la luz cada vez es más caro, y ese sí lo pagamos todos. Cuando vas a votar, ¿por qué lo haces? No es por más de cinco o seis razones. Quiero que la ciencia sea una más y que no te engañen”.

Según cuenta Lozano en su libro, Galileo fue uno de los primeros científicos en darse cuenta de que el objetivo de la ciencia no es sólo satisfacer tu propia curiosidad, sino aumentar el bienestar de los demás y beneficiarse de ello”. Para el físico la ciencia es el motor principal del desarrollo de un país, y cercenarla en tiempos de crisis es el peor error que pueden cometer los políticos. Para ver la importancia que tiene la ciencia en el conjunto de la economía Lozano propone hacer un sencillo ejercicio: “Coge el IBEX 35 y quítale a los bancos. Verás lo que hacen el resto de empresas. Son todo un tinglado de ingenierías, empresas de energía y de tecnología; las únicas que están aguantando mínimamente la crisis”.

En busca de un nuevo modelo productivo

Se ha hablado mucho de un cambio de modelo productivo, que se centre en la innovación, pero Lozano cree que los políticos están haciendo todo lo contrario: “Hay una incompetencia flagrante de parte de los políticos y, quizás, los periodistas y científicos han fallado al explicar a la ciudadanía qué aporta la investigación al conjunto de la sociedad. Es una cuestión de incultura. Hay un montón de casos que demuestran que invertir en investigación es lo mejor que se puede hacer para superar una crisis. Un ejemplo. Japón construyó un sincrotrón, un mini-CERN, el más potente del mundo por aquel entonces, a principios de los 90, en un momento de crisis profunda. Se dieron cuenta de que había que cambiar el modelo productivo. Costaba una pasta tremenda, y tuvieron que hacer un esfuerzo enorme para conseguirla. No era la época de vacas gordas, en la que da igual construir un aeropuerto por el que no pasan aviones. Por lo pronto trabajó un montón de gente: ingenieros, físicos, químicos, expertos en electrónica, ópticos… Lo hicieron como pudieron. Hubo frenazos. Lógico. ¿Qué pasó cuando se superó la crisis? Aquello era la joya de la corona de todo Oriente. Un montón de gente que había trabajado allí, no en la construcción, eran expertos en un montón de tecnología y acabaron trabajando en las grandes empresas de Japón y montado muchas otras nuevas”.

Invertir en investigación es lo mejor que se puede hacer para superar una crisis”

En realidad, explica Lozano, la ciudadanía ya es consciente de la importancia de invertir en conocimiento: Piensa en los dos millones y pico de familias españolas que están pasando apuros. ¿Qué hace una familia como esta? El padre las chapuzas que pueda, la madre intentará limpiar escaleras o lo que sea, comerán pasta todos los días, carne los domingos si acaso, y al cine no irán ni de coña. ¿Sabes lo último que van a hacer? Sacar a los niños del instituto para que se busquen la vida. Al revés. Seguramente lo que harán es exigirles estudiar más. ¿Por qué hacen esto las familias pero no lo hace el Estado?”.

Las amenazas de la ciencia

Para Lozano, los recortes en investigación tienen consecuencias gravísimas que pueden retrasar el progreso del país durante muchos años y, lo más grave, van a hacer que las mentes más brillantes de España se vean obligadas a emigrar: “En las universidades y los laboratorios si no se puede renovar el equipo se aguantan dos o tres años, si no se viaja a congresos nos aguantamos, pero como no se incorporen investigadores jóvenes estamos jodidos. Y están recortando las becas y los contratos. ¿Qué es lo que pasa? Que se van fuera. Mi mujer es alemana, de Hamburgo, y da clases de alemán en el instituto de idiomas de la Universidad de Sevilla. Nunca ha tenido tantos estudiantes y tan brillantes como ahora. Todos los ingenieros están estudiando alemán. Eso es trágico. Podemos entrar en una dinámica de mediocridad. Mira cómo está la universidad española, ha ido decayendo. Como se corten las becas se van a quedar en España sólo los estudiantes mediocres”.

Todos los ingenieros están estudiando alemán para irse de España. Eso es trágico”

No es la única amenaza para la ciencia sobre la que advierte Lozano. La otra son los enemigos clásicos de ésta: los charlatanes y la religión. Sobre este tema el físico tiene las ideas claras, la pseudociencia parece estar remitiendo gracias al esfuerzo de la comunicación científica, pero la religión sigue dando batalla: “Religión y ciencia son antagónicas. Pueden decir lo que quieran sobre la convivencia pacífica, pero a nosotros la convivencia nos la da el código civil y penal, porque si no a mi esta gente me perseguiría. El fundamentalismo islámico es un problema monstruoso, pero es mucho más grave que un mormón, Mitt Romney, sea capaz de llegar a ser presidente de los EE.UU. Si analizas los elementos de la religión mormónica te das cuenta de que no estamos hablando de fanatismo, estamos hablando de irracionalidad. Que un tipo de estructura mental irracional llegue a dominar el complejo científico-técnico más poderoso del mundo, que es EE.UU... Eso sí que da miedo”.

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