CIENCIA
Un
gallego demuestra la relación entre los pesticidas y el párkinson
- En la investigación, realizada en el Instituto Max Planck, se establece un modelo animal de desarrollo de la patología
- Ha probado que la enfermedad se inicia en el intestino y se propaga al cerebro mediante el salto entre neuronas
R.
Romar 20/1/2010
El
párkinson empieza en el intestino. La enfermedad neurodegenerativa,
que afecta a entre el 1% y el 3% de la población mayor de 65 años,
se produce por la muerte de las neuronas dopaminérgicas en la
sustancia negra del cerebro, pero cómo comienza el proceso y cómo
se desarrolla es algo que todavía se desconoce. Ahora, una
investigación liderada por el investigador gallego Francisco
Pan-Montojo Puga, que está terminando su tesis en un programa
internacional de doctorado del Instituto Max Planck y la Universidad
Politécnica de Dresde, al que accedió a través de una beca de la
Fundación Pedro Barrié de la Maza, acaba de demostrar en ratones
que la afección nerviosa se inicia en el sistema nervioso entérico
(intestinal) y, a partir de ahí, se propaga hasta el cerebro. En un
trabajo que hoy publica la revista científica Plos
One establece
por primera vez un modelo animal que reproduce la totalidad de la
patología observada en seres humanos y su progresión.
Agentes
externos
El
párkinson tiene un pequeño componente genético, apenas el 5% de
los casos, y el resto de la etiología se cree que se debe a factores
ambientales aún desconocidos. Uno de estos agentes externos que
potencialmente puede propiciar el mal son los pesticidas, una línea
de trabajo desarrollada en los últimos años, pero que todavía no
se había demostrado. El trabajo del investigador gallego sí
certifica este relación, solo que a diferencia de estudios previos
en los que se inyectaba a los ratones el pesticida rotenona en la
sangre para que actuase en el sistema nervioso central (médula
espinal y cerebro), Pan-Montojo lo que hizo fue suministrar la
sustancia con una sonda gástrica en concentraciones tan bajas que no
se detectaban ni en el sistema nervioso central ni en la sangre
periférica, pero sí en el intestino, donde se producía su
demoledor efecto.
Alteración
mitocondrial
¿Y
qué fue lo que ocurrió? Que la alteración en la función de las
mitocondrias producida por la rotenona dio lugar a una modificación
en el sistema nervioso del intestino que, a su vez, hizo que la
patología se propagara hasta el cerebro. La pregunta, en este caso,
es ¿cómo pudo hacerlo si la rotenona es detoxificada por el hígado
y no pasa a la sangre? En la respuesta radica una de las innovaciones
aportadas por el investigador gallego: los datos sugieren que la
transmisión se produjo vía trans-sipnáptica saltando de las
neuronas del sistema nervioso intestinal al central. «Los
componentes celulares modificados -señala el investigador- podrían
transmitirse a través de las conexiones entre las neuronas de los
nervios simpáticos y parasimpáticos hasta el sistema nervioso
central y progresar dentro de este hasta afectar a las sustancia
negra del cerebro, lo que daría lugar a las alteraciones motoras
propias del párkinson».
El
proceso que sigue sería similar al del tétanos o al de los priones,
aunque esta hipótesis todavía tiene que ser demostrada, ya que «el
mecanismo para que esto ocurra sigue siendo un misterio». «Qué
proteínas -se pregunta- son las que causan esta reacción, no se
sabe».
Fuente:
http://www.lavozdegalicia.es/sociedad/2010/01/20/0003_8238474.htm
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