Destruyen
selectivamente las neuronas relacionadas con la enfermedad de
Parkinson
Por Anastasia Gubin - La Gran Época
Por Anastasia Gubin - La Gran Época
Neurólogos
de la Universidad de California encontraron una prueba más en la
relación entre el uso de pesticidas y el aumento de la enfermedad de
Parkinson, informaron en un comunicado de enero.
“Hasta
la fecha los rociados químicos de paraquat,
maneb y ziram
se
han vinculado al aumento de la enfermedad, no sólo entre los
trabajadores del campo, sino en las personas que simplemente vivían
o trabajaban cerca de los campos por las posibles partículas
inhaladas”, comunicó, Jeff Bronstein, autor principal del estudio
y profesor de neurología de la UCLA.
Ahora
los investigadores descubrieron que otro de los pesticidas, el
benomil, aunque ya fue prohibido hace diez años, demuestra que sus
efectos tóxicos persisten.
El
pesticida benomil impide a una enzima llamada ALDH (aldehído
deshidrogenasa), realizar su trabajo de mantener en límites bajos al
compuesto DOPAL, que se produce en el cerebro. Cuando el ALDH no es
capaz de controlar las cantidades de DOPAL en el cuerpo del ser
humano, este se acumula y daña a las neuronas, aumentando el riesgo
de un individuo para desarrollar Parkinson.
Otro
autor del estudio, el doctor Arthur G. Fitzmaurice explica que solo
un mínimo de casos podría eventualmente ser atribuido a alguna
variación genética.
“Como
resultado, los factores ambientales son casi seguro que juegan un
papel importante en este trastorno", dijo Fitzmaurice.
"La
comprensión de los mecanismos pertinentes - en particular el que
provoca la pérdida selectiva de neuronas dopaminérgicas
(relacionadas al DOPAL), pueden proporcionar pistas importantes para
explicar cómo se desarrolla la enfermedad”, agregó el
especialista.
Estudios
anteriores revelaron que el pesticida benomil puede provocar tumores
al hígado, malformaciones cerebrales, además de efectos
reproductivos y cancerígenos, por lo que fue prohibido en 2001,
después de ser usado por 30 años en los campos de California,
informa el comunicado.
Los
efectos del benomil en el Parkinson muestran que su toxicidad es a
largo plazo, incluso después de una década. Para demostrar esto los
científicos determinaron si la exposición en modelos experimentales
podría duplicar algunas de las características patológicas de la
enfermedad.
En
los cultivos celulares se encontró que el benomil destruyó
específicamente a las neuronas dopaminérgicas, es decir,
relacionadas con el DOPAL.
En
otras pruebas desarrolladas en los peces cebra de agua dulce, se
observó a través de sus tejidos transparentes, que solo perdió
neuronas dopaminérgicas y las demás neuronas no fueron afectadas.
Este pez es frecuentemente usado en investigaciones pues al ser
transparente es fácil observar el color de los indicadores
sanguíneos.
"Hemos
observado que en animales y cultivos celulares, los pesticidas
agrícolas desencadenan un proceso neurodegenerativo que provoca el
Parkinson", concluye el Dr. Bronstein, director del Programa de
Trastornos del Movimiento UCLA.
Como
los estudios epidemiológicos demuestran que la enfermedad se produce
“a tasas elevadas entre los agricultores y las poblaciones
rurales”, los investigadores señalan que esto refuerza la
hipótesis de que “los pesticidas pueden ser parcialmente
responsables, y el descubrimiento de esta nueva vía puede ser un
nuevo camino para el desarrollo de fármacos terapéuticos".
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