Este doctor en Biología Celular
reclama una nueva medicina que tenga en cuenta la energía. "La
industria farmacéutica no quiere que sanes sin comprar sus
fármacos".
Reclama una nueva medicina, la que
tenga en cuenta la capacidad de curar de la energía, mucho más
eficaz que los medicamentos. Bruce Lipton (Estados Unidos, 1944) ha
conseguido aunar ciencia y espíritu. No es poco mérito el suyo si
tenemos en cuenta lo "alérgicos" que son los científicos
a los temas trascendentales. Es doctor en Biología Celular y fue
pionero en la investigación con células madre. Sus estudios sobre
la membrana celular y las modificaciones de las células según el
entorno sentaron las bases de la nueva epigenética. Sus
descubrimientos (que iban en contra de la opinión científica
establecida de que la vida es controlada por los genes) y el estudio
de la física cuántica le han llevado a criticar duramente la
medicina convencional. Es autor de libros como"La biología de
la creencia" y "La biología de la transformación".
Usted asegura que la medicina
convencional va por muy mal camino. ¿Tan peligrosos son los
medicamentos que nos recetan?
Nos dan medicamentos para la
enfermedad, pero esto causa muchos problemas en el cuerpo. Porque
esta medicina basada en la farmacología no entiende cómo está
interrelacionada toda la bioquímica del organismo. Cuando tomo una
pastilla química y la introduzco en mi cuerpo, no solo afecta a
aquel lugar donde tengo el problema, sino que afecta a muchas otras
cosas a la vez. Son los llamados “efectos secundarios”. Pero, en
realidad, no son secundarios sino directos. No entienden que el
efecto de las drogas no solo crea un efecto sino múltiples. Según
las estadísticas en EEUU, ¡los fármacos matan allí a más de
300.000 personas cada año! Y esas personas son muchas más que las
que mueren por tomar drogas ilegales. Hay algo que no funciona en la
ciencia médica. Hace algunas cosas bien, como la traumatología,
pero está matando a mucha más gente de la que ayuda. Tiene que
aprender cómo funcionan las células.
¿Y qué ha descubierto sobre las
células pero que no tiene en cuenta la medicina?
Yo ya trabajaba
con ellas en los años 60. Fui un pionero porque en esa época había
muy poca gente trabajando en ello. Y un experimento que hice en esa
época cambió la idea que tenía del mundo. Puse una célula madre
en un plato petri y, como cada diez horas se divide en dos, al cabo
de dos semanas, tenía miles de células, todas idénticas. Luego
cogí algunas de ellas, las coloqué en otro plato y cambié el
entorno celular (son más como peces porque viven en un entorno
fluido). Cambié la química en ese plato y ahí formaron músculo.
Después, cogí otras del primer plato y las puse en un entorno
diferente, y se formó hueso, y otras se convirtieron en grasa al
volver a cambiar el entorno. Entonces, la pregunta es muy sencilla,
¿qué controla el destino de las células? Todas eran idénticas, lo
único que era diferente era el entorno. Cuando cojo células sanas y
las coloco en un entorno nocivo, la células enferman y mueren. Si un
médico las mirara, diría: “¿Qué medicina hay que darles?”
¡Pero no hace falta ninguna medicina! Les cambias el entorno nocivo,
las colocas en uno sano y saludable y las células sanan. Los humanos
somos una comunidad de 50 trillones de células, por tanto, la célula
es el ser viviente y la persona es una comunidad. ¡El humano es un
plato petri cubierto de piel!
La industria farmacéutica no quiere
que sanes sin comprar sus fármacos. ¿Se puede poner energía en una
cápsula?
¿Cuál es el entorno de la célula que
hay que cuidar?
Dentro de mí hay 50 trillones de células y el
entorno celular para nosotros es la sangre, por ello la composición
de la sangre cambia el destino de la célula. ¿Y qué controla la
sangre? Pues el sistema nervioso, que crea una química diferente
según el sistema exterior. La célula y el ser humano son la misma
cosa. Por ello, si pongo al ser humano en un entorno nocivo, igual
que la célula, también enferma. Si lo trasladas a un entorno sano,
entonces sana. Por tanto, la medicina culpa a las células por la
enfermedad y trata de cambiar la química de las células, pero ese
no es el problema, el problema es el entorno. Y si cambias a la
persona de entorno, sin medicamentos, el cerebro cambia la química.
El cerebro de la célula y el de la persona leen y entienden el
entorno.
En un entorno sano, ¿nos curamos automáticamente? ¿Así
de fácil?
No es tan fácil, porque la mente interpreta. Puede
suceder que estemos en un entorno muy sano y que la mente lo lea como
un entorno negativo o perjudicial. Entonces crea una química que
hará a mi cuerpo enfermar. La diferencia entre la célula y el ser
humano es que este tiene una mente que hace una interpretación y la
célula lee el entorno directamente. Si metes un programa con errores
en la mente, entonces la química que genera no está en armonía con
la vida. Y esto nos sirve para entender cómo funciona un placebo.
Cambio mi creencia y pienso que esto me va a sanar, tomo una píldora
porque creo que esto me va a traer salud, y me mejora y me sana, pero
la píldora podría ser de azúcar, en realidad no ha hecho nada, han
sido mis creencias. Y a eso lo llamamos pensamientos positivos y
efecto placebo.
¿Está diciendo que el efecto placebo
–creer que algo nos sanará– es más curativo que un medicamento?
Pero no hay casi investigaciones sobre eso.
Sí, tienes razón.
¿Eres consciente de que hay más de una manera de hacer energía sin
tener que depender del petróleo? Pero seguimos dependiendo del
petróleo porque no interesa el cambio a los que controlan la
energía. Lo mismo pasa con las empresas farmacéuticas. Venden
fármacos y ¿poder sanar sin fármacos es bueno o malo para la
industria farmacéutica? No quieren que sanes sin comprar sus
fármacos. ¿Se puede poner energía en una cápsula? Si fuera así,
las farmacéuticas intentarían vendértela. Si puedo sanar sin usar
medicamentos, la industria que los produce no gana dinero.
Deberíamos
poder decir que la ciencia está separada de la industria
farmacéutica, pero no es así, porque con el dinero de esta se paga
el desarrollo de la ciencia, y ese dinero solo va esos estudios que
dicen que las drogas funcionan. El dinero controla la ciencia.
Explíquenos cómo funciona ese poder
que dice que tiene la mente para la autocuración.
He hablado de
que la mente controla: si piensa de una manera, se va en una
dirección y, si piensa de otra, se va en otra. Por ejemplo, cierro
los ojos, los abro y veo a alguien a quien amo. Entonces mi cerebro
segrega dopamina, oxitocina, etc. Lo puedo sentir en mi cuerpo, puedo
sentir el amor, y esa química trae salud a las células. Por eso,
quien se enamora se siente tan bien. Pero si abro los ojos y veo algo
que me asusta, segrego hormonas del estrés. Y estas hacen dos cosas.
La primera es que frenan el crecimiento del cuerpo. Porque si me está
persiguiendo un león, necesito toda la energía para poder
escaparme, y mi organismo apaga todo lo que no sea imprescindible
para correr más rápido, así que se paraliza todo lo que tiene que
ver con el crecimiento. La gente no lo sabe, pero tienes que crecer
todos los días, porque, si no, te mueres.
Cada día cientos de
billones de células mueren y tienes que ir produciendo nuevas. Cada
tres días, el sistema digestivo renueva sus células, pero si se
intefiere con ese crecimiento, entonces no puedo estar sano porque
estoy perdiendo demasiadas células al día, por eso la quimioterapia
hace que se caiga el pelo y crea problemas de digestión, porque mata
todas las células, no solo las del cáncer. La segunda consecuencia
de las hormonas del estrés es que se cierra todo aquello que usa
energía, y el sistema inmunitario usa muchísima energía: cuando
estás enfermo, te sientes muy cansado porque tu energía la está
usando el sistema inmunitario.
Si pones al ser humano en un entorno
nocivo, igual que la célula, enferma. Si lo trasladas a un entorno
sano, entonces sana
Eso significa que el estrés nos hace
enfermar, ¿no?
Las hormonas del estrés apagan el sistema
inmunitario, incluso la medicina usa este efecto en algunas
ocasiones. Por ejemplo, si me trasplantaran un corazón, mi sistema
inmunitario lo rechazaría. En esos casos, los médicos dan hormonas
del estrés y eso impide que funcione el sistema inmunitario. Es tan
claro que suprime el sistema inmunitario que lo usamos como un
medicamento. Cuando la persona está bajo estrés, afecta de dos
maneras: la primera es que deja de haber crecimiento y la segunda es
que se apaga el sistema inmunitario. De esta forma, virus nocivos
pueden atacarme fácilmente. Cuando estás bajo mucho estrés, te
enfermas.
Y debo decir que, si tomamos una muestra de sangre de
cada persona, descubrimos que todos tenemos células cancerígenas.
Las tenemos siempre, pero si está funcionando el sistema
inmunitario, no pueden crecer. Una vez que se apaga el sistema
inmunitario, proliferan. Es como el catarro: no tienes que coger el
virus, ya lo tienes dentro. Son organismos oportunistas. El 90 por
ciento de la gente que va al médico es debido al estrés, y también
el cáncer funciona igual.
Explíquenos qué es la medicina
cuántica o medicina de la energía.
Como decía, la primera razón
por la que la medicina de hoy es cuestionable es porque los médicos
no saben cómo funcionan las células. La segunda es que la medicina
está basada en la física de Newton. No reconoce la energía, esa
parte invisible, las señales electromagnéticas. Pero, a principios
del siglo XX, apareció la física cuántica, que dice que todo es
energía, lo que podemos ver y también lo invisible. Si miras dentro
del átomo, hay electrones, protones, neutrones. ¿Y qué hay dentro?
Energía. La ciencia más reciente indica que el cuerpo responde a la
física cuántica, no a la newtoniania. La medicina dice que quiere
cambiar la química del organismo con drogas y la nueva medicina dice
que hay que cambiar la energía. Y esta nueva medicina, la cuántica,
es mucho más poderosa, porque responde primero el campo energético
que el físico.
La mente es energía. Cuando piensas,
transmites energía, y los pensamientos son más poderosos que la
química
Si todo es energía, ¿los pensamientos
también? ¿Cómo influyen en nuestra salud?
La mente es energía.
Cuando piensas, transmites energía, y los pensamientos son más
poderosos que la química. Así que esto es peor para las empresas
farmacéuticas porque no lo pueden vender. Por tanto, no les interesa
una conexión entre la mente y el cuerpo. Pero es cierto que las
propias creencias se convierten en un campo energético, una
transmisión, y esta se transforma en una señal que es capaz de
cambiar el organismo. Y así es como funcionaba la sanación antes
del desarrollo de la medicina. La gente sanaba con los chamanes, con
las manos... pero eso no puede vender y por eso la medicina no quiere
ir por ese camino. Y es la razón por la que yo cambié mi carrera.
Estaba enseñando en la universidad que hay que seguir con drogas y
sabía que eso no era verdad.
La medicina lo conoce, pero no habla
de ello. Sabe que el pensamiento positivo, el placebo, puede sanar, y
también que el pensamiento negativo puede matar. Uno se llama
placebo y el otro nocevo. En realidad, no es que sea positivo o
negativo, es la manera de pensar. Si el médico te dice que tienes
cáncer, aunque no tengas cáncer, si lo crees, crearás la química
que generará cáncer. Por tanto, el problema no es tanto el entorno
real sino el que tú interpretas.
Y eso enlaza con la física
cuántica.
Totalmente.
Por eso no funciona la medicina, porque
no reconoce la ciencia cuántica. No mira hacia ahí porque el dinero
está en otro lado.
Usted ha explicado que, en la mente,
quien realmente tiene el poder es el subconsciente, ¿por eso es tan
difícil cambiar hábitos de pensamiento?
Es millones de veces más
poderoso y más importante que la mente consciente. Utilizamos el
subconsciente el 95 por ciento del tiempo.
Pero no lo podemos controlar.
Lo
puedes reprogramar. La información del subconsciente se recibe en
los primeros seis años de vida. Eso que aprendiste en esos años se
convierte en el conocimiento fundamental de tu vida. Por tanto, hay
muchos estudios que demuestran que las enfermedades que tenemos de
adultos, como el cáncer, tienen que ver con la programación y el
entorno que vivimos en los primeros seis años de vida.
Los comportamientos que vienen del
subconsciente no los percibes y pueden estar haciéndote daño
Es decir, los niños absorben también
sus enfermedades o sus actitudes negativas, y así se 'programa' su
subconsciente. ¡Qué gran responsabilidad para los padres!
La
gente, cuando oye esto, se preocupa, se culpa. Pero no eres culpable
si tú no sabes que el subconsciente funciona así. No lo sabían
nuestros padres, ni nuestros abuelos ni bisabuelos. Ahora bien,
cuando lo entiendes, tienes que cambiar tu manera de vivir, porque
entonces sí eres responsable.
Está demostrado que si un niño
adoptado vive en su familia casos de cáncer, en su madurez puede
padecer cáncer aunque su genética sea diferente. Sería algo así
como conducir un coche: si te enseñaron a conducir mal y has
automatizado esa forma de conducir, pues lo más probable es que
tengas accidentes. Si te enseñaron a maltratar tu cuerpo con mala
información, destruirás el vehículo de tu cuerpo, cuyo conductor
es la mente. El futuro es una mejor educación para los niños,
incluso en la etapa prenatal.
¿Podemos reprogramar el
subconsciente para estar más sanos o ser más felices con nuestra
vida?
Los comportamientos que vienen del subconsciente no los
percibes y pueden estar haciéndote daño. Quizás te sientes enfermo
y echas la culpa a otra cosa. Al cambiar estos programas erróneos en
el subconsciente, puedes recrear toda tu vida. Hay varias maneras de
hacerlo. Se piensa que, cuando la mente consciente registra algo, la
subconsciente también filtra esa informacion, pero no es así. La
mente consciente es creativa y la subconsciente trata de todos los
hábitos. Si le enseñas al subconsciente algo diferente, se lo
enseñas también a la consciente, pero no al revés. Por ello, la
manera de reprogramar es repetir y repetir hasta que se crea un
hábito. Si leo un libro de autoayuda, mi mente consciente dice: “Sé
todo lo que hay en el libro y lo aplico”, pero la subconsciente no
se entera de nada. Entonces, piensas: “¿Por que sé tanto y
todavía mi cuerpo no funciona?”. Los pensamientos positivos, el
conocimiento... solo funcionan el 5% del tiempo, pero el 95% son los
hábitos que tengo desde mi niñez. Y esa es la razón por la que los
pensamientos positivos no son suficientes. Ayudan, pero no ves muchos
resultados. Todo sigue igual hasta que no cambias el
subconsciente.
Técnicas de psicología basadas en la energía
como la hipnosis o el Psych-K son una manera de cambiar el
subconsciente, es como un aprendizaje rápido.
Con su investigación, ha aunado
ciencia y creencia, un binomio que evita la mayoría de los
científicos. ¿Usted cree en la eternidad?
Absolutamente, sí. No
hay dos personas iguales, y lo digo desde el punto vista biológico.
Si cojo mis celulas y las tralado a tu cuerpo, no soy yo, el sistema
inmunitario las rechaza. En las células hay como una especie de
antenas en miniatura. Son receptores y algunos son autorreceptores.
Tú tienes diferentes autorreceptores a los míos. Pero los
receptores reciben las señales del entorno. Si corto esos
receptores, la célula no tiene ninguna identidad, porque no le viene
de dentro sino de fuera.
Para explicarlo de forma gráfica, diría
que el cuerpo es como un televisor: mis antenas captan y reproducen
el programa televisivo de Bruce. Esos receptores recogen esa
transmisión. Si estoy viendo la tele y se estropea el tubo de la
imagen, ha muerto el televisor, pero sigue la transmisión. Así que
cojo otra, la enciendo, conecto el canal y vuelvo a ver el programa
de Bruce, pero en otra tele, o lo que es lo mismo, en otro ser. Si
ese ser tiene los mismos receptores que tienes tú, volverás a estar
trasmitiendo lo mismo, pero en otro cuerpo. Esto explica la
reencarnación y quiere decir que el cuerpo puede ir y venir, pero la
transmisión siempre está ahí.
¿Eso le hizo creer que tenemos
espíritu?
Nunca había creído en el espíritu, pero cuando
comprobé esto en la célula, me cambió la vida entera. La pregunta
que me planteé es: ¿por qué esa duplicidad?, ¿por qué tener un
espíritu y un cuerpo? Y la respuesta vino de mis células: si solo
existiera el espíritu, ¿a qué sabe el chocolate? Solo con la parte
espiritual, ¿cómo vivir una puesta de sol? ¿Qué se siente cuando
se está enamorado? Todas esas sensaciones vienen de las células del
cuerpo, que puede oler, sentir, tener experiencias.
Recoge todo
eso, lo transmite al cerebro. Se convierte en vibraciones y lo
transmite a la fuente del ser. Si se muere mi cuerpo, mi fuente de
ser y mi espíritu tienen la memoria hasta que tenga otro cuerpo. La
lección más importante es que estar vivo es un regalo, una alegría
por todo lo que podemos sentir. Cuando hagamos eso, todo el mundo
estará sano.
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