La endocrinóloga tiene una larga
trayectoria diagnosticando enfermedades causadas por sustancias
nocivas para la salud | La vicepresidenta del Centro de Análisis y
Programas Sanitarios (CAPS) también hace pedagogía sobre las
diferencias que existen entre hombres y mujeres en materia de salud
Sanidad | 26/05/2015
RAQUEL QUELART
Cómo debe la medicina tratar a la
mujer - La doctora
especialista en endocrinología Carme Valls
explica cuáles
son las principales diferencias en salud que tienen
las
mujeres respecto a los hombres
“Falta ciencia de la diferencia”,
asegura la especialista en endocrinología Carme Valls-Llobet
(Barcelona, 1945), que desde hace 20 años dirige el programa Mujer,
Salud y Calidad de Vida en el Centro de Análisis y Programas
Sanitarios (CAPS). Valls-Llobet es también vicepresidenta de esta
ONG científica, que tiene como objetivo investigar las diferencias
de género en la salud y facilitar el acceso de las mujeres a la
información y los recursos para mejorar sus condiciones de vida. La
médica, que también es conocida por su labor política –fue
diputada del Grup Socialistes-Ciutadans pel Canvi en el Parlament de
Catalunya entre 1999 y 2006-, denuncia que la investigación y la
medicina han marginado durante décadas al género femenino. “Solo
el 38% de publicaciones de mortalidad cardiovascular incluye a
mujeres”, comenta. También alerta del aumento de enfermedades,
como el cáncer, derivadas del exceso de tóxicos que llegan al
cuerpo humano a través del medio ambiente y la alimentación.
Recientemente, en un congreso de sindicatos celebrado en Bruselas ha
exigido que se vigilen los productos químicos a los que los
trabajadores están expuestos en sus lugares de trabajo. Valls-Llobet
es autora de diversa bibliografía, entre la que destaca Mujer, Salud
y Poder (Cátedra).
- ¿Qué investigaciones destacadas
está llevando a cabo en el CAPS?
- Estudiamos la morbilidad
diferencial, patologías de predominio femenino, que al considerarse
menores o poco importantes no han sido bien investigadas por la
ciencia médica oficial. Obtuvimos una beca para estudiar si la
carencia de hierro podía provocar alteraciones, cansancio, dolor y
malestar en las mujeres, aunque no tuvieran anemia; también
investigamos la deficiencia de tiroides, de vitamina D y otras
carencias de minerales y vitaminas que también han condicionado
mucho la vida de las mujeres.
- Además, usted estudia los efectos
que los tóxicos causan en las féminas.
- Un grupo de pacientes
afectadas por una fumigación en un centro sanitario llegó al CAPS
en 1996 para que decidiéramos si sufrían alguna enfermedad. En el
hospital les habían dicho que era una reacción histérica, pero
resultó que habían colocado insecticida de manera masiva y no las
dejaron mover del lugar de trabajo. Estas mujeres desarrollaron una
sensibilidad a los olores muy grande, cansancio y dolor. Consiguieron
que las indemnizaran. Una tercera línea que estamos trabajando es si
podemos prevenir la alta incidencia de cáncer de mama en la sociedad
industrializada, en parte consecuencia de los estrógenos
ambientales.
- ¿A través de dónde nos llegan
estas hormonas?
- Del agua, del aire y los alimentos, que pueden
estar incorporados en forma de insecticidas. Y también están en los
cosméticos con parabenos, que imitan en el cuerpo de la mujer el
efecto de los estrógenos. Recomiendo a las mujeres cuyos familiares
hayan sufrido cáncer de mama que no utilicen cremas con parabenos.
La doctora Philippa Darbre, de Reino Unido, demostró que en las
ratas produce cáncer de mama y que, más que injeridos, es a través
de la piel que generan unos cambios metabólicos endocrinos.
- Pero, si son tan peligrosos, ¿por
qué no se prohíben?
- En la Comunidad Europea se han establecido
normas para limitarlos, pero todavía no se han prohibido.
- Entonces, ¿este tipo de tóxicos
afectan más a las féminas que a los varones?
- Claro, porque la
mujer ya tiene estrógenos, aunque a los hombres les atrofian los
testículos. De hecho, el exceso de esterilidad masculina y femenina
en la sociedad industrial es fruto de la contaminación del medio
ambiente: los testículos no pueden generar espermatozoides hábiles
y las mujeres no ovulan bien.
- Sin embargo, ¿por qué muchas
investigaciones experimentales sobre el uso de los parabenos en
cosméticos no han sido concluyentes?
- Hay dos razones. La
primera es que tenemos tantos tóxicos en el medio ambiente y tantos
circulando en sangre que es difícil demostrar la relación causa –
efecto. Pero, precisamente, ya hay trabajos que demuestran la
existencia de un cóctel de este tipo de subproductos en el cuerpo
humano, incluso del DDT, prohibido desde 1972, que se ha estado
utilizando hasta hace poco en España porque es más barato. Se
compraba de estraperlo.
- ¿Y la segunda razón?
- Hay
intereses económicos. La industria cosmética escribió un artículo
sin firmar contra Philippa Darbre que concluía que no era verdad lo
que ella sostenía en su estudio. Lo recogí en un capítulo de mi
libro Mujer, Salud y Poder, donde planteé: qué relaciones de poder
puede haber en la medicina para que una doctora explique sus
investigaciones y le conteste la industria a través de un estudio
anónimo.
- ¿No teme asustar a la población con
este tipo de mensajes?
- Pienso que lo más importante es decir la
verdad: el susto ya se lo llevarán las personas cuando empiecen a
diagnosticarles cánceres de páncreas y linfomas no hodgkinianos,
que son derivados de exposición a tóxicos, o cáncer de mama, cuya
incidencia está aumentando desde el año 1945, año en que empezamos
a utilizar el DDT masivamente. Además, hemos usado anticonceptivos
hormonales, terapia hormonal sustitutiva, todo estrógenos,
estrógenos, estrógenos… en un cuerpo de mujer que ya viene
trabajado por muchos otros excesos ambientales.
- Usted aboga por regular el ciclo
menstrual sin anticonceptivos. Explíquese.
- Manejar el ciclo
menstrual quiere decir tratar los trastornos para ver cómo se puede
equilibrar. Sabemos que en una sociedad estresada y con exceso de
estrógenos las mujeres van a tener más cantidad de menstruación y
ciclos más cortos, con lo cual tendrán más menstruaciones y
perderán más hierro. El ciclo se puede equilibrar recetando
vitaminas y progesterona natural, pero no ha habido formación en
estos temas.
- ¿Por qué las mujeres están más
expuestas a productos tóxicos?
- Porque son las que limpian.
También hay profesionales muy ligadas a la vida cotidiana: maestras,
médicas, enfermeras, auxiliares de clínica y las mujeres empleadas
en tareas de limpieza, y éstas últimas suelen enfermar después de
haber puesto un insecticida sin normas de seguridad. Nadie les
informa de que se tienen que poner careta, guantes y ventilar la
habitación.¡Cuántas mujeres han utilizado salfumant y lejía para
que el váter quede como los chorros del oro y han visto que las
ahoga!
- Quizá creían que limpiarían mejor
aplicando estos productos.
- Aquí sale el modelo de perfección:
tiene que tener la casa limpia, ha de ser perfecta porque esto es lo
que es una buena mujer, estereotipos de género que también nos han
perjudicado. Es un tema de trabajo social: las trabajadoras de
limpieza fundamentalmente son mujeres. Los hombres a los que trato
eran aplicadores de insecticida sin protección y estos han quedado
cansados, con Sensibilidad Química Múltiple y fibromialgia.
- ¿Por qué la fibromialgia y el
Síndrome de Sensibilidad Química Múltiple han generado tanta
controversia?
- Porque no se habían encontrado las causas que los
provocan y todo lo que en medicina no puedes demostrar que produzca
una alteración es subjetivo. He buscado en personas que sufren
fibromialgia qué problemas y carencias tenían que no habían sido
visibilizadas. Hay como unas 30 causas de dolor que pueden imitar al
dolor de la fibromialgia y que se podrían diagnosticar con otros
protocolos. Tratando estas carencias mejoraría la fibromialgia. No
estoy de acuerdo con que sea una enfermedad desconocida de la cual no
se saben las causas, sino que no las estamos investigando. La
Sensibilidad Química Múltiple (SQM) es mucho más compleja.
- ¿Qué puede provocarla?
-
Productos como disolventes y desinfectantes, que en los hospitales se
utilizan mucho para esterilizar. Las emanaciones que producen
perjudican más o menos dependiendo de cómo la persona se encuentre
de estresada y qué carencias tenga.
- ¿El estrés nos hace más
vulnerables a los tóxicos?
- Sí. Esta es mi tesis actual y lo he
podido comprobar en profesionales sanitarias afectadas que estaban
muy estresadas: les faltaba hierro, vitaminas y, encima, estaban en
contacto constante con productos muy potentes.
- ¿Qué síntomas presentan?
- La
SQM altera el sistema nervioso central, la mitocondria y la función
que transforma lo que comemos en energía. Los afectados tienen
problemas en la mente y en el cuerpo, y sufren confusión mental
cuando entran en contacto con insecticidas y productos de este tipo.
A veces quedan sensibilidades electromagnéticas a largo plazo y eso
también genera otros problemas. Con pruebas objetivas, neurológicas
y químicas, se puede saber si la mitocondria de un paciente está
afectada, por lo tanto, en lo que no estaría de acuerdo, aunque he
oído a profesionales de hospitales de alto nivel decirlo, es en que
no sabemos la causa.
- ¿Qué aconseja a los afectados por
SQM?
- Que utilicen productos lo menos abrasivos posibles y que
las que ya están afectadas no sean las que limpien, aunque pueden
hacer la comida y otras actividades. También se pueden hacer muchas
cosas con dos gotas de vinagre en el agua: ¡el parquet queda
perfecto!
- ¿Qué es lo que más le preocupa en
relación al exceso de tóxicos?
- Somos una especie que desde
1945 estamos usando químicos de forma desordenada. Ya de pequeños
estamos en contacto con muchas sustancias de las que no se saben las
consecuencias para la salud, por lo que no nos ha de sorprender que
haya enfermedades que vayan en aumento. La causa de una parte de los
cáncer de pulmón que se diagnostica no es el tabaquismo, sino las
partículas pequeñas que están en el ambiente y que actúan como
disruptores endocrinos. En estos momentos el reto de la humanidad es
disminuir la exposición a este tipo de sustancias. La reglamento
REACH de la Unión Europea obliga a analizar el efecto cancerígeno
de los productos que están en el mercado, pero no su efecto como
disruptores endocrinos.
- ¿A pesar de que a la larga puedan
provocar cáncer?
- Claro que sí. Y en el camino alterarán el
ciclo menstrual, producirán esterilidad femenina y masculina…
- Y provocarán pubertad precoz…
-
Exactamente, que es lo que está pasando. Al lado de las
incineradoras de Montcada i Reixac y Vilafranca del Penedès hay más
dioxinas y habrá más pubertad y menopausia precoz.
- ¿Se sabe cuántos casos se
diagnostican al año en estos municipios y en sus alrededores?
-
No se hacen estudios epidemiológicos bien hechos para saberlo.
- También hay la creencia de que los
niños se desarrollan antes porque comen mejor.
- Sí, eso en
parte es verdad, pero una cosa es tener la menstruación a los nueve
años y medio y otra que a los seis años ya salga vello en el pubis.
Y, actualmente, esto está pasando en Catalunya y es cada vez más
frecuente.
- Por culpa de los tóxicos.
- Sí,
en principio es debido a un exceso hormonal ambiental o alimenticio:
los pollos que comemos están llenos de estrógenos, que se ponen en
los piensos para que los animales generen más grasa y puedan ir
antes al matadero.
- Si es perjudicial para la salud, ¿por
qué no se prohíbe?
- Se limita, pero el control también depende
de Sanidad, que ha recortado el dinero que destina a salud pública.
Por eso yo siempre digo que, antes que nada, invertiría en salud
pública, que tiene que vigilar el contenido de estrógenos en los
alimentos, que el jamón dulce sea jamón dulce y no una amalgama de
patata de color rosa y me gustaría que los resultados fueran
públicos. ¡Yo haría como un Ibex-35 de la calidad del agua, del
aire y los alimentos!
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