JUEVES, 21 DE FEBRERO DE 2019
El desconocimiento de la causa de este
síndrome limita que las personas que lo padecen puedan disponer de
un tratamiento y una forma de prevenirlo
El origen de la fatiga crónica es
considerado aún un enigma. A juicio médico, este padecimiento
también es conocido como una “enfermedad sistémica por
intolerancia al esfuerzo” o como encefalomielitis miálgica. “Se
sospechan algunas posibles causas que pueden ser probables para
conocer el origen del síndrome de fatiga crónica, pero no se sabe
aún a ciencia cierta”, explica el Dr. Jordi Robert, del equipo de
Medicina Interna del Hospital Universitari Dexeus
Existe un convencimiento general del
posible origen vírico de la enfermedad sobre una posible
predisposición personal. “De hecho, a lo largo de los años se
creía que el síndrome de fatiga crónica se iniciaba tras la
infección por el virus de Epstein Barr”, continúa el
especialista. A su vez, se han creído que otros virus podrían ser
los causantes, como el parvovirus. Actualmente, a pesar de las
sospechas de la infección vírica como causante o desencadenante, no
existen estudios que lo confirmen.
¿CAUSAS GENÉTICAS, INMUNOLÓGICAS, EL
ESTRÉS O EL AMBIENTE?
Se han intentado implicar otras causas,
como las genéticas, inmunológicas, los niveles de estrés o
factores ambientales. Del mismo modo, la alta incidencia de
sensibilidad química hace pensar que algunos tóxicos ambientales
podrían haber participado en la aparición de la enfermedad o ser
los desencadenantes. También se han detectado alteraciones
inmunológicas. Aún así, no existen tampoco estudios que sean
concluyentes sobre estas suposiciones.
A pesar de los múltiples estudios
realizados, no hay datos determinantes que permitan conocer cuál es
la causa o el desencadenante del síndrome de fatiga crónica. Es
probable que además, no solo exista una causa, sino que sea una
combinación de varias. En este sentido, cuando hablamos del Síndrome
de Fatiga Crónica, son muchos los mitos que circulan y que difunden
una mala información. Interpretar mal este padecimiento puede
provocar consecuencias graves. Por eso, el Dr. Robert nos va arrojar
un poco de luz sobre los falsos mitos de este síndrome que logren
esclarecer algunas dudas.
¿LA FATIGA CRÓNICA ES LO MISMO QUE LA
FIBROMIALGIA?
“No, no lo son”, afirma Robert.
Antiguamente eran diagnosticadas como una sola entidad y se pensaba
que eran manifestaciones extremas de la enfermedad, pero actualmente
está comprobado que son dos enfermedades distintas, un hecho
confirmado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El síntoma predominante de este
síndrome es la fatiga, que limita el desarrollo de las actividades
cotidianas en un 50%. Por otro lado, el principal indicio de la
fibromialgia, es el dolor musculoesquelético generalizado. A pesar
de ser padecimientos distintos, comparten mucha sintomatología: la
fatiga, el insomnio, la cefalea y el dolor muscular. “Es difícil
diferenciar entre ambas. Hay casos que se pueden diagnosticar las dos
enfermedades en un mismo paciente. La incidencia de Síndrome de
Fatiga Crónica en pacientes diagnosticados de fibromialgia es de
alrededor de un 8%”, indica el médico.
FATIGA CRÓNICA Y SENSIBILIDAD QUÍMICA
MÚLTIPLE
La sensibilidad química múltiple es
una enfermedad donde los pacientes presentan alergias e intolerancias
a productos y sustancias ambientales --geles, cremas, colonias,
etc.--, de muy difícil diagnóstico y sin criterios estables y
unificados que permitan un abordaje global. La OMS no ha reconocido
estos síntomas como una enfermedad, sin embargo, en algunos países
sí que lo está.
El Dr. Robert, jefe de la Unidad de
Fatiga Crónica y Fibromialgia, comenta que bajo su punto de vista,
la sensibilidad química múltiple es la enfermedad que hoy en día
genera la mayor limitación para el desarrollo de actividades
cotidianas.
LOS PACIENTE DEBEN VACUNARSE
Es cierto que existe una mayor
sensibilidad hacia las enfermedades infecciosas en las personas que
sufren este síndrome. No obstante, también hay que tener en cuenta
la intolerancia y alergias que estas puedan presentar sobre varios
fármacos.
Se considera que a pesar de que las
vacunas no están contraindicadas, éstas se deberían administrar
solo en aquellos pacientes cuyo beneficio de la vacuna sea superior
al riesgo de intolerancia. Sobre esta opinión, el Dr. Robert indica
que entre los profesionales especialistas en el padecimiento pueden
haber ideas diversas sobre el uso de vacunas en estos pacientes. De
acuerdo a la OMS un tratamiento efectivo es el entrenamiento
cognitivo con un especialista y ejercicios graduales junto a un
fisioterapeuta.
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