viernes, 22 de febrero de 2019

Fatiga crónica, una enfermedad aún poco comprendida

JUEVES, 21 DE FEBRERO DE 2019

El desconocimiento de la causa de este síndrome limita que las personas que lo padecen puedan disponer de un tratamiento y una forma de prevenirlo
Una mujer intenta trabajar a pesar de tener fatiga crónica / PIXABAY  
El origen de la fatiga crónica es considerado aún un enigma. A juicio médico, este padecimiento también es conocido como una “enfermedad sistémica por intolerancia al esfuerzo” o como encefalomielitis miálgica. “Se sospechan algunas posibles causas que pueden ser probables para conocer el origen del síndrome de fatiga crónica, pero no se sabe aún a ciencia cierta”, explica el Dr. Jordi Robert, del equipo de Medicina Interna del Hospital Universitari Dexeus

Existe un convencimiento general del posible origen vírico de la enfermedad sobre una posible predisposición personal. “De hecho, a lo largo de los años se creía que el síndrome de fatiga crónica se iniciaba tras la infección por el virus de Epstein Barr”, continúa el especialista. A su vez, se han creído que otros virus podrían ser los causantes, como el parvovirus. Actualmente, a pesar de las sospechas de la infección vírica como causante o desencadenante, no existen estudios que lo confirmen.

¿CAUSAS GENÉTICAS, INMUNOLÓGICAS, EL ESTRÉS O EL AMBIENTE?

Se han intentado implicar otras causas, como las genéticas, inmunológicas, los niveles de estrés o factores ambientales. Del mismo modo, la alta incidencia de sensibilidad química hace pensar que algunos tóxicos ambientales podrían haber participado en la aparición de la enfermedad o ser los desencadenantes. También se han detectado alteraciones inmunológicas. Aún así, no existen tampoco estudios que sean concluyentes sobre estas suposiciones.

A pesar de los múltiples estudios realizados, no hay datos determinantes que permitan conocer cuál es la causa o el desencadenante del síndrome de fatiga crónica. Es probable que además, no solo exista una causa, sino que sea una combinación de varias. En este sentido, cuando hablamos del Síndrome de Fatiga Crónica, son muchos los mitos que circulan y que difunden una mala información. Interpretar mal este padecimiento puede provocar consecuencias graves. Por eso, el Dr. Robert nos va arrojar un poco de luz sobre los falsos mitos de este síndrome que logren esclarecer algunas dudas.

¿LA FATIGA CRÓNICA ES LO MISMO QUE LA FIBROMIALGIA?

“No, no lo son”, afirma Robert. Antiguamente eran diagnosticadas como una sola entidad y se pensaba que eran manifestaciones extremas de la enfermedad, pero actualmente está comprobado que son dos enfermedades distintas, un hecho confirmado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El síntoma predominante de este síndrome es la fatiga, que limita el desarrollo de las actividades cotidianas en un 50%. Por otro lado, el principal indicio de la fibromialgia, es el dolor musculoesquelético generalizado. A pesar de ser padecimientos distintos, comparten mucha sintomatología: la fatiga, el insomnio, la cefalea y el dolor muscular. “Es difícil diferenciar entre ambas. Hay casos que se pueden diagnosticar las dos enfermedades en un mismo paciente. La incidencia de Síndrome de Fatiga Crónica en pacientes diagnosticados de fibromialgia es de alrededor de un 8%”, indica el médico.

FATIGA CRÓNICA Y SENSIBILIDAD QUÍMICA MÚLTIPLE

La sensibilidad química múltiple es una enfermedad donde los pacientes presentan alergias e intolerancias a productos y sustancias ambientales --geles, cremas, colonias, etc.--, de muy difícil diagnóstico y sin criterios estables y unificados que permitan un abordaje global. La OMS no ha reconocido estos síntomas como una enfermedad, sin embargo, en algunos países sí que lo está.

El Dr. Robert, jefe de la Unidad de Fatiga Crónica y Fibromialgia, comenta que bajo su punto de vista, la sensibilidad química múltiple es la enfermedad que hoy en día genera la mayor limitación para el desarrollo de actividades cotidianas.

LOS PACIENTE DEBEN VACUNARSE

Es cierto que existe una mayor sensibilidad hacia las enfermedades infecciosas en las personas que sufren este síndrome. No obstante, también hay que tener en cuenta la intolerancia y alergias que estas puedan presentar sobre varios fármacos.

Se considera que a pesar de que las vacunas no están contraindicadas, éstas se deberían administrar solo en aquellos pacientes cuyo beneficio de la vacuna sea superior al riesgo de intolerancia. Sobre esta opinión, el Dr. Robert indica que entre los profesionales especialistas en el padecimiento pueden haber ideas diversas sobre el uso de vacunas en estos pacientes. De acuerdo a la OMS un tratamiento efectivo es el entrenamiento cognitivo con un especialista y ejercicios graduales junto a un fisioterapeuta.

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