jueves, 24 de octubre de 2019

“Hoy ya sabemos cómo actuar con pacientes con síndrome de sensibilidad central”

22 de octubre 2019 por Núria Coll

Me lo encuentro en muchos congresos. Es de aquellos profesionales que no se cansan de estudiar y de aprender. Farmacéutico de formación e hijo de médicos, Marcello lleva en el ADN la vocación de ayudar y de entender a la gente. A la dietética y la PNIE llegó, pero, de golpe. Activo, flexitariano, solar, positivo y empático. Marcello es una persona cercana que, con buenos conocimientos de psicología, puede acompañar a los pacientes en procesos de cambios profundos; esta esencia es la que ahora ofreceremos en nuestra consulta nutricional. Marcello se suma, pues, a la plantilla de La Consulta de Soycomocomo como farmacéutico, dietista y PNIE para acompañar a personas con trastornos intestinales, inmunitarios, hormonales o degenerativos.
¿Cómo empieza tu experiencia profesional?

Tras un posgrado de dos años en la facultad de farmacia en Santiago de Compostela, llego a Barcelona y empiezo a trabajar en una empresa farmacéutica y, poco después, en una oficina de farmacia. Esta última no era mi primera opción, pero me convierto en un punto de referencia para los clientes habituales y hago del trabajo de farmacéutico algo realmente gratificante. Establezco una relación de confianza con el cliente-paciente y me doy cuenta a diario de que lo que hago es muy importante para algunas personas.

Como farmacéutico, mi labor no es realizar un diagnóstico ni prescribir una terapia, si no ayudar a interpretar correctamente las instrucciones del médico y resolver las dudas de los medicamentos, además de explicar la importancia de la dosis correcta e identificar cualquier factor de riesgo.
Aconsejo tomar remedios naturales para mejorar el estado de salud cuando detecto estilos de vida poco saludables y hábitos alimenticios incorrectos.

¿Cómo empiezas con la PNIE?

Por un tema personal. Desde los catorce años sufría migrañas y la medicina alopática solo me ofrecía una medicación para aliviar el dolor. En atención primaria me decían que no podían hacer mucho más. Esto es algo que siempre me ha generado frustración y incredulidad, sobre todo en enfermedades crónicas. Hace cinco años, empecé a explorar otras vías para conseguir una mejora real en la calidad de vida de los pacientes y estudié dietética natural y psiconeuroinmunología.

¿Y mejoraste?

Con los cambios dietéticos mejoré las migrañas y un problema de colon irritable que había arrastrado desde la universidad. De ahí nace en mí el deseo de poder ayudar a muchas personas que padecen problemas similares a los míos.

En La Consulta tratarás enfermedades crónicas y degenerativas, como fibromialgia, fatiga crónica, migraña, síndrome de piernas inquietas, síndrome químico múltiple…

Sí. Algunas de las que has mencionado, todas juntas, forman lo que hoy conocemos como síndrome de sensibilidad central, que es una hipersensibilidad del sistema inmunitario que causa dolor cuando hay exposición a olores fuertes, ruidos, alimentos, productos químicos, campos electromagnéticos, cambios de tiempo, estrés, infecciones y fármacos.

Qué difícil encontrar el tratamiento, ¿no?

Es importante mejorar las defensas y tener unos buenos niveles de vitamina D. En enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide se ha visto que hay una mayor incidencia de dolor crónico con concentraciones séricas de vitamina D por debajo de los 20 ng/ml.

Otro paso esencial es mejorar la permeabilidad intestinal con alimentos como caldo de huesos o probióticos. Si la flora intestinal está alterada, hay que eliminar parásitos y hongos del intestino, ya que empeoran los síntomas de irritación y dolor. También hay que corregir las deficiencias nutricionales que se pueden detectar a través de una analítica, como las de B12, B9, B6 y magnesio, por ejemplo. Para mejorar el descanso y bajar el estrés se puede recurrir a adaptógenos y melatonina.

En lo que se refiere a alimentación, es una buena estrategia seguir una dieta baja en histamina y evitar alimentos como frutos secos, leche y derivados, trigo y pescado azul entre otros. Finalmente, se puede recurrir a la microinmunoterapia.
Cuéntanos qué es la microinmunoterapia.

La microinmunoterapia permite al sistema inmune recobrar su potencial con suavidad y sutileza. Es una terapia que utiliza concentraciones muy bajas, homeopáticas, de mensajeros inmunológicos como citoquinas, ácidos nucleicos o factores de crecimientos, que son las palabras que el sistema inmunitario utiliza para comunicarse.

Se puede combinar con otros tratamientos, no tiene efectos secundarios y generalmente se tolera muy bien.

Se puede usar para combatir el virus del Epstein-Barr, que puede estar detrás de la tormenta perfecta que desencadena enfermedades autoinmunes como la tiroiditis de Hashimoto. También hay remedios para el papiloma y el herpes zóster.

La microinmunoterapia está indicada tanto para el dolor crónico de enfermedades como la fibromialgia o el síndrome de fatiga crónica como para enfermedades inflamatorias intestinal tipo Crohn y colitis ulcerosa.

Es una ayuda también en endometriosis, tanto si hay un componente genético, dolor o un componente emocional muy fuerte; y en la artritis reumatoide, que cursa con un proceso inflamatorio crónico.

¿Qué soluciones hay para los virus y bacterias?

Para estimular la reacción del sistema inmunitario y ayudarle a controlar la proliferación de virus o bacterias podemos ayudarnos de probióticos –como el Saccharomyces boulardii, el Lactobacillus ramnosus o Bifidobacterium lactis entre otros–, de prebióticos –como la fibra de las semillas de chía o de lino o los betaglucanos presentes en hongos como el shiitake–, de vitamina D –presente en el pescado–, de almidón resistente –presente en el arroz y la patata enfriados–, de omega-3 –presente en el pescado azul–, de cúrcuma para modular la inflamación, de vitamina A –presente en el hígado de bacalao–, de alimentos con vitamina E y glutamina para sellar el intestino inflamado y mejorar el efecto barrera hacia los virus, bacterias y tóxicos.

Darás una charla en el Cómo Como Festival el día 30 de noviembre sobre la relación que hay entre dolor crónico y sueño. Cuéntanos algo.

Existe una relación entre el sueño y el dolor crónico, y las personas afectadas por dolor crónico muestran habitualmente alteraciones del sueño. Se sabe que las mujeres con problemas de insomnio tienen más probabilidades de desarrollar fibromialgia en los diez años siguientes. El 50% de las personas con insomnio acaban teniendo dolor crónico y al revés: las alteraciones del sueño provocan la aparición de dolor crónico en personas que antes no tenían dolor.

Eso se ha visto también en las enfermedades inflamatorias intestinales, como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn, como también veremos en la charla.

Fuente: https://soycomocomo.es/invitado/marcello-soi

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