22 de octubre
2019 por Núria Coll
Me lo encuentro en muchos congresos. Es
de aquellos profesionales que no se cansan de estudiar y de aprender.
Farmacéutico de formación e hijo de médicos, Marcello lleva en el
ADN la vocación de ayudar y de entender a la gente. A la dietética
y la PNIE llegó, pero, de golpe. Activo, flexitariano, solar,
positivo y empático. Marcello es una persona cercana que, con buenos
conocimientos de psicología, puede acompañar a los pacientes en
procesos de cambios profundos; esta esencia es la que ahora
ofreceremos en nuestra consulta nutricional. Marcello se suma, pues,
a la plantilla de La Consulta de Soycomocomo como farmacéutico,
dietista y PNIE para acompañar a personas con trastornos
intestinales, inmunitarios, hormonales o degenerativos.
¿Cómo empieza tu experiencia
profesional?
Tras un posgrado de dos años en la
facultad de farmacia en Santiago de Compostela, llego a Barcelona y
empiezo a trabajar en una empresa farmacéutica y, poco después, en
una oficina de farmacia. Esta última no era mi primera opción, pero
me convierto en un punto de referencia para los clientes habituales y
hago del trabajo de farmacéutico algo realmente gratificante.
Establezco una relación de confianza con el cliente-paciente y me
doy cuenta a diario de que lo que hago es muy importante para algunas
personas.
Como farmacéutico, mi labor no es
realizar un diagnóstico ni prescribir una terapia, si no ayudar a
interpretar correctamente las instrucciones del médico y resolver
las dudas de los medicamentos, además de explicar la importancia de
la dosis correcta e identificar cualquier factor de riesgo.
Aconsejo tomar remedios naturales para
mejorar el estado de salud cuando detecto estilos de vida poco
saludables y hábitos alimenticios incorrectos.
¿Cómo empiezas con la PNIE?
Por un tema personal. Desde los catorce
años sufría migrañas y la medicina alopática solo me ofrecía una
medicación para aliviar el dolor. En atención primaria me decían
que no podían hacer mucho más. Esto es algo que siempre me ha
generado frustración y incredulidad, sobre todo en enfermedades
crónicas. Hace cinco años, empecé a explorar otras vías para
conseguir una mejora real en la calidad de vida de los pacientes y
estudié dietética natural y psiconeuroinmunología.
¿Y mejoraste?
Con los cambios dietéticos mejoré las
migrañas y un problema de colon irritable que había arrastrado
desde la universidad. De ahí nace en mí el deseo de poder ayudar a
muchas personas que padecen problemas similares a los míos.
En La Consulta tratarás enfermedades
crónicas y degenerativas, como fibromialgia, fatiga crónica,
migraña, síndrome de piernas inquietas, síndrome químico
múltiple…
Sí. Algunas de las que has mencionado,
todas juntas, forman lo que hoy conocemos como síndrome de
sensibilidad central, que es una hipersensibilidad del sistema
inmunitario que causa dolor cuando hay exposición a olores fuertes,
ruidos, alimentos, productos químicos, campos electromagnéticos,
cambios de tiempo, estrés, infecciones y fármacos.
Qué difícil encontrar el tratamiento,
¿no?
Es importante mejorar las defensas y
tener unos buenos niveles de vitamina D. En enfermedades autoinmunes
como la artritis reumatoide se ha visto que hay una mayor incidencia
de dolor crónico con concentraciones séricas de vitamina D por
debajo de los 20 ng/ml.
Otro paso esencial es mejorar la
permeabilidad intestinal con alimentos como caldo de huesos o
probióticos. Si la flora intestinal está alterada, hay que eliminar
parásitos y hongos del intestino, ya que empeoran los síntomas de
irritación y dolor. También hay que corregir las deficiencias
nutricionales que se pueden detectar a través de una analítica,
como las de B12, B9, B6 y magnesio, por ejemplo. Para mejorar el
descanso y bajar el estrés se puede recurrir a adaptógenos y
melatonina.
En lo que se refiere a alimentación,
es una buena estrategia seguir una dieta baja en histamina y evitar
alimentos como frutos secos, leche y derivados, trigo y pescado azul
entre otros. Finalmente, se puede recurrir a la microinmunoterapia.
Cuéntanos qué es la
microinmunoterapia.
La microinmunoterapia permite al
sistema inmune recobrar su potencial con suavidad y sutileza. Es una
terapia que utiliza concentraciones muy bajas, homeopáticas, de
mensajeros inmunológicos como citoquinas, ácidos nucleicos o
factores de crecimientos, que son las palabras que el sistema
inmunitario utiliza para comunicarse.
Se puede combinar con otros
tratamientos, no tiene efectos secundarios y generalmente se tolera
muy bien.
Se puede usar para combatir el virus
del Epstein-Barr, que puede estar detrás de la tormenta perfecta que
desencadena enfermedades autoinmunes como la tiroiditis de Hashimoto.
También hay remedios para el papiloma y el herpes zóster.
La microinmunoterapia está indicada
tanto para el dolor crónico de enfermedades como la fibromialgia o
el síndrome de fatiga crónica como para enfermedades inflamatorias
intestinal tipo Crohn y colitis ulcerosa.
Es una ayuda también en endometriosis,
tanto si hay un componente genético, dolor o un componente emocional
muy fuerte; y en la artritis reumatoide, que cursa con un proceso
inflamatorio crónico.
¿Qué soluciones hay para los virus y
bacterias?
Para estimular la reacción del sistema
inmunitario y ayudarle a controlar la proliferación de virus o
bacterias podemos ayudarnos de probióticos –como el Saccharomyces
boulardii, el Lactobacillus ramnosus o Bifidobacterium lactis entre
otros–, de prebióticos –como la fibra de las semillas de chía o
de lino o los betaglucanos presentes en hongos como el shiitake–,
de vitamina D –presente en el pescado–, de almidón resistente
–presente en el arroz y la patata enfriados–, de omega-3
–presente en el pescado azul–, de cúrcuma para modular la
inflamación, de vitamina A –presente en el hígado de bacalao–,
de alimentos con vitamina E y glutamina para sellar el intestino
inflamado y mejorar el efecto barrera hacia los virus, bacterias y
tóxicos.
Darás una charla en el Cómo Como
Festival el día 30 de noviembre sobre la relación que hay entre
dolor crónico y sueño. Cuéntanos algo.
Existe una relación entre el sueño y
el dolor crónico, y las personas afectadas por dolor crónico
muestran habitualmente alteraciones del sueño. Se sabe que las
mujeres con problemas de insomnio tienen más probabilidades de
desarrollar fibromialgia en los diez años siguientes. El 50% de las
personas con insomnio acaban teniendo dolor crónico y al revés: las
alteraciones del sueño provocan la aparición de dolor crónico en
personas que antes no tenían dolor.
Eso se ha visto también en las
enfermedades inflamatorias intestinales, como la colitis ulcerosa o
la enfermedad de Crohn, como también veremos en la charla.
Fuente: https://soycomocomo.es/invitado/marcello-soi
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