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ENERO 2013 · DAVID SANZ
Cuando
hablamos de grandes ciudades contaminadas nos vienen a la imaginación
algunas ciudades europeas, como Madrid
o
Roma,
o las urbes más pobladas del mundo, como Pekín
oMéxico
D.F. Pero
hay otras ciudades que sufren este mismo problema y de las que no se
suele hablar en los medios (al menos, por este asunto).
Una
de las ciudades con un grave problema de contaminación es la capital
de Irán, Teherán. Una niebla marrón, que no es niebla, sino
polución, se ha instalado en la ciudad y ha provocado miles de
fallecimientos. Según datos facilitados por el viceministro de Salud
del país, hasta4.460
personas han
muerto por esta causa en Teherán en los primeros nueve meses de
2012.
En
los momentos en los que la contaminación alcanza sus máximos
niveles, los pasillos de las clínicas y los hospitales acaban
atestados de gente con problemas
respiratorios,
con niños y mujeres esperando recibir oxígeno
y
tratamiento.
La
contaminación es tan densa algunos días, que desde las montañas de
alrededor de la ciudad sólo se ven los edificios más altos: el
resto quedan sepultados
por la nube de polución.
En esos días, pocos se arriesgan a salir a la calle sin mascarilla.
No sólo las vías respiratorias sufren por la contaminación,
también los ojos
comienzan
a llorar para protegerse de la suciedad que hay en el aire.
Las
partículas contaminantes más mayoritarias, según los expertos, son
grafito,
dióxido de azufre y bencina.
Teherán siempre ha sufrido una terrible contaminación, sobre todo,
si el invierno es seco, como lo está siendo éste. Una cordillera
cercana, la de Alborz, no permite que el viento limpie el ambiente.
Por otra parte, Teherán está llena de coches. Unos 5,5
millones de vehículos ensucian
el aire con cinco millones de toneladas de dióxido de carbono y
otros gases perjudiciales. Algunos expertos echan la culpa al
petróleo
de baja calidad que
se usa en el país.
Fábricas
de cemento
Alrededor
de la ciudad, hay fábricas de cemento y estaciones
eléctricas.
En definitiva, se dan todas las condiciones para un nivel de
contaminación peligroso para la salud del ser humano. En total, sólo
un centenar de días al año se puede respirar en Teherán.
Redondeando, dos
terceras partes del año,
respirar en Teherán es poco menos que un suicidio.
El
Ministerio de Salud de Irán ha informado de un aumento en las
enfermedades respiratorias y cardiovasculares y un incremento de la
variedad de tipos de cáncer
relacionados
con la contaminación.
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