Manuel
Ansede
19/02/2013
Un
informe de Naciones Unidas alerta sobre los impactos en la salud de
los disruptores endocrinos, unos productos químicos empleados
masivamente por la industria y cuyos efectos reales apenas han sido
investigados
La
exposición a disruptores endocrinos es más peligrosa durante el
embarazo / Mahalie
Stackpole
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Hace un año, científicos chinos
alertaron de que el rastro de los teléfonos iPhone, las tabletas
iPad y las consolas Xbox 360, Wii y PlayStation 3 había aparecido
en
la leche materna
de las mujeres de Shenzhen. Allí
se encuentran las gigantescas instalaciones de la empresa china
Foxconn, en las que más de 200.000 trabajadores producen piezas para
aparatos de Apple, Nintendo y Sony, entre otros. Los investigadores,
de las universidades de Pekín y Lanzhou, hallaron en los pechos de
las madres locales niveles “relativamente altos” de PBDE,
compuestos empleados en las carcasas de plástico de aparatos
electrónicos para que no ardan. La exposición de los niños a estas
sustancias se ha relacionado con la falta de descenso de los
testículos a la bolsa escrotal cuando son adultos, entre otros
problemas reproductivos y del sistema nervioso.
Y los PBDE no están solos. Forman
parte de un enorme grupo de sustancias químicas, conocidas como
disruptores endocrinos, relacionadas con cánceres de mama, de
próstata y de tiroides, y también con problemas en el desarrollo
infantil, como la hiperactividad, el déficit de atención y algunos
trastornos neurológicos.
Son componentes de pesticidas,
cosméticos, plásticos, pinturas, detergentes industriales,
anticonceptivos hormonales y un sinfín de sustancias químicas
liberadas sin control al medio ambiente y capaces de alterar la salud
de los seres humanos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el
Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) han
publicado hoy
el
informe más completo hasta la fecha
sobre estos disruptores
endocrinos.
Semen
de baja calidad
El informe, muy alarmante, señala que
unos 800 químicos son capaces, o al menos sospechosos, de perturbar
el sistema endocrino, el conjunto de órganos de nuestro cuerpo que
producen hormonas, como ovarios, testículos, tiroides y páncreas.
Sin embargo, alertan la OMS y el PNUMA, “sólo una pequeña parte
de estos productos químicos han sido investigados en ensayos capaces
de identificar efectos endocrinos evidentes en organismos intactos”.
El
informe asegura que “la gran mayoría de los productos
químicos
de uso comercial no se ha probado en absoluto”
Según subraya el informe, “la gran
mayoría de los productos químicos de uso comercial en la actualidad
no se ha probado en absoluto”. Hay cientos de miles de sustancias
químicas sintéticas en uso, y muchas de ellas ni siquiera son
identificadas por los fabricantes en sus etiquetas, así que los
expertos de la OMS y el PNUMA advierten de que sólo se ve “la
punta del iceberg”.
El documento relaciona la creciente
presencia de enfermedades endocrinas en el mundo con la masiva
liberación de estas sustancias químicas al medio ambiente. Los
autores señalan, por ejemplo, que en algunos países más del 40% de
los hombres jóvenes tiene
semen
de baja calidad, lo que
reduce su capacidad para tener hijos. El número de niños prematuros
y con bajo peso al nacer también ha aumentado en muchos países. Y
la incidencia de malformaciones genitales, como testículos que no
descienden hasta la bolsa escrotal, también ha crecido. Asimismo, se
ha detectado un desarrollo más temprano de los pechos en las chicas
de todos los países estudiados, lo cual es un factor de riesgo para
el cáncer de mama.
Un cóctel de culpables
“La rapidez con la que ha aumentado
la incidencia de estas enfermedades descarta los factores genéticos
como única explicación plausible”, explican los autores del
informe, coordinados por Åke Bergman, de la Universidad de
Estocolmo. Detrás de esta epidemia de trastornos endocrinos se
encontraría la exposición a estos químicos, como demuestran
pruebas en laboratorio, pero también otro cóctel de factores, como
la alimentación, las enfermedades víricas y la edad de las madres.
Los autores del documento piden medidas
para reducir la exposición a estos contaminantes y recuerdan las
prohibiciones y restricciones de otras sustancias químicas, como el
plomo, el insecticida clorpirifós, el pesticida tributyltin y los
PCB, aislantes de equipos eléctricos que afectan al desarrollo
intelectual de los niños. Estas restricciones disminuyeron la
aparición de los problemas asociados a estos químicos tanto en la
salud de las personas como en el medio ambiente. La UE también ha
actuado contra algunos disruptores endocrinos, como el bisfenol A,
que se utilizaba en el plástico policarbonato de los biberones hasta
2011.
Los
expertos piden prohibiciones y restricciones de los disruptores
endocrinos
más peligrosos
“Necesitamos urgentemente más
investigación para obtener una fotografía completa de los impactos
de estos disruptores endocrinos sobre la salud y el medio ambiente”,
ha
clamado esta mañana
la española María Neira,
directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la
OMS. “Las últimas investigaciones muestran que comunidades de todo
el mundo están siendo expuestas a los disruptores endocrinos y sus
efectos asociados”, ha alertado Neira en la presentación del
informe en Nairobi (Kenia).
Actualización 11:30 (GMT+1) 20/2/2013:
El titular original de esta noticia (“Hasta 800 químicos sin
control amenazan a nuestras hormonas”) ha sido modificado porque
inducía a confusión, según han criticado varios lectores en las
redes sociales.
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