Los familiares de las víctimas del
Hospital de Stafford, donde fallecieron 1.200 personas por
negligencia médica, describen el clima de terror del centro
británico
DAVID
BOLLERO
Londres
20/02/2013
La fundadora de la campaña de
pacientes
"Cura el NHS", Julie Bailey,
posa con una
copia del informe del informe.-
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"Cada
vez que una enfermera se acercaba a ella, estaba aterrorizada,
aterrada de las mismas personas que deberían haber estado
cuidándola". Es una de las muchas frases que estos días no
deja de repetir Julie
Bailey,
incapaz de borrar de su mente cómo su madre enferma le cogía la
mano, clavándole las uñas al ver que se aproximaban las enfermeras
del Hospital de Stafford, del
Servicio Nacional de Salud (NHS) británico.
Bailey
es el alma del movimiento Cure
the NHS (Curar
al NHS),
campaña que decidió impulsar cuando perdió a su madre Isabella, de
86 años, tras su paso por este hospital público, cuya gestión
corre a cargo de la Mid Staffordshire Trust, que esta
semana sacó los colores de, no sólo todo el sistema sanitario de
Reino Unido, sino del Gobierno de David Cameron al completo
al
desvelar que en cuatro años se produjeron al menos 1.200 muertes por
negligencias y desatención médicas.
Isabella
Bailey ingresó en el hospital con una simple hernia de hiato.
Preocupada por la deficiente
atención que
el personal sanitario prestaba a su madre en el ala 11 del Hospital
de Stafford, su hija terminó optando por estar junto a ella las 24
horas del día. "Incluso cuando quería ir al baño, me
suplicaba que no la dejara sola",
recuerda su hija que hasta el ingreso en aquel hospital no había
visto llorar a su madre jamás.
Una
paciente comparaba su ingreso en el centro con su paso por Auschwitz
Aquella
ala de la segunda planta del hospital representa para Bailey lo más
cercano al infierno y recuerda cómo su madre, de origen polaco,
rememoraba su paso por el campo de concentración de Auschwitz
durante la Segunda
Guerra Mundial con
menor sufrimiento que el infringido en Stafford: "allí al menos
tenía amigos, aquí ni eso".
Bailey
llegó a plasmar en un libro, From
Ward to Whitehall, toda
su experiencia, configurando lo que bien podría ser el guión de una
película de terror, narrando desde cómo "la mujer en
aislamiento no fue el único paciente al que vi bebiendo
de los jarrones de flores que
se apilaban en el pasillo principal" a enfermos sin ser lavados
en días, "a pesar de estar cubiertos de heces" oliendo
durante todo un fin de semana.
Bailey:
"El personal estaba totalmente despreocupado por los enfermos,
eran crueles"
La
fundadora de Cure
the NHS
describe
el centro hospitalario como un foco de "crueldad, con personal
totalmente despreocupado por los enfermos", donde "la
negatividad se retroalimentaba y se multiplicaba".
Enfermeras
gritando "¡Vuelve a tu cama!" cada vez que veían cómo se
levantaba un enfermo de su lecho, una
plantilla bajo mínimos incapaz de alimentar a todos los pacientes,
ni tan siquiera, de hablar a los familiares hasta el punto de que
Bailey asegura que "podías estar plantada durante minutos en el
control de enfermería y ni levantaban la mirada para atenderte".
El
clima de intimidación se extendía por los pasillos del centro y la
ahora convertida en activista relata, incluso, amenazas
de enfermeras advirtiendo
de que "si hablas con la Dirección te meterás en problemas y
no te va a ayudar nadie".
No
todo el mundo era así, matiza la activista, que recuerda que aproximadamente un
20% de la plantilla constituía la excepción,
"iluminaban la habitación con sólo su presencia", que
incluso tenía efectos balsámicos en los agitados pacientes.
Cuerpo
devorado por bacterias
Deb
Hazeldine perdió a su madre de 67 años en el Hospital de Stafford,
después de que ingresara únicamente para realizar durante unas
semanas fisioterapia
intensiva después
de haber terminado la quimioterapia para tratar un cáncer óseo. En
el plazo que estuvo ingresada, su madre se infectó con dos bacterias
asesinas, es decir, bacterias que destruyen el tejido a su paso
generando una infección denominada fascitis
necrotizante.
Hazeldine
no puede olvidar las palabras de su madre, "no me dejes morir
aquí", y cómo una vez fallecida, su cuerpo quedó tan
desgarrado por las infecciones que ni siquiera le dejaron acercase a
él, "metido en una bolsa con instrucciones de que no
podía cogerle la mano o besarla para despedirme de ella".
"Mi
madre murió sin recibir ninguna atención", denuncia una mujer
Esta
empleada pública en un Council (organismo de Administración local),
asegura con amargura que "mi madre murió sin recibir ninguna
atención, sin
dignidad"
y, precisamente por eso, "tras su muerte le prometí que
lucharía hasta el fin de mis días por mostrar al público su muerte
tan horrorosa, para asegurar que otros no la sufran".
"Los
pacientes no han tenido ninguna voz durante mucho tiempo y eso va a
cambiar a partir de ahora", sentencia, al tiempo que exige la
dimisión de David
Nicholson,
el que fuera el cabeza del NHS en Stafford entre 2005 y 2006 y ahora
disfruta de un sueldo de más de 300.000 euros anuales como
responsable a nivel nacional. Hazeldine, como tantos otros
británicos, reclaman su cabeza, dado "que tuvo cinco años para
hablarme, para apoyarme y eligió no hacerlo".
El
cabecilla del hospital cobra ahora 300.000 euros como responsable a
nivel nacional
Una
dimisión o cese que también exige la propia Bailey, que ha puesto
en marcha una recogida
electrónica de firmas
a
través del canal oficial que el Gobierno británico pone a
disposición de los ciudadanos. "Los casos terribles de tratos
vejatorios por todo Reino Unido que vienen contándome estos días"
no hacen más que confirmarla en sus posiciones, temerosa
de que "el próximo Mid Staffordshire Trust esté a punto de
salir" y
preguntándose "cómo es posible que Nicholson se mantenga en su
puesto".
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"Cultura
del terror"
Los
testimonios de los pacientes no son los únicos estremecedores. Shaun
Lintern es un periodista especializado en Sanidad que lleva siguiendo
el caso de la Mid Staffordshire Trust desde 2007,
cuando ya entonces las
familias alarmaban sobre la atención prestada en el centro.
Lintern
ha asistido a los algo más de cuatro meses y medio de audiencias de
pacientes para la elaboración del demoledor
informe que ha hecho temblar los cimientos de la Sanidad británica.
"Escuchar los testimonios con pelos y señales de los testigos
ha sido tan apasionante como espeluznante", admite el
periodista, al tiempo que reconoce que "ha sido una experiencia
que vivirá conmigo el resto de mi carrera profesional".
"Escuchar
los testimonios de los testigos ha sigo tan apasionante como
espeluznante", cuenta un periodista
El
periodista cuenta cómo los comparecientes se derrumbaban recordando
las muertes de sus familiares, describiendo sus propias experiencias
que el Hospital de Stafford. "A medida que la investigación se
amplió al resto del NHS y su fracaso en dar respuesta, mi horror y
mi tristeza se volvieron incredulidad, un shock
al
ver pasar organización tras organización pidiendo perdón por no
haber salvaguardado a los pacientes", escuchando
a directivos esgrimir excusas tan banales como que pensaban que otro
estamento se había hecho ya cargo de la situación.
En
este contexto, otro de los grandes fracasos que encuentra Lintern en
este escándalo es "el de los profesionales en primera línea",
es decir, médicos
y enfermeras que ejercieron "una cultura del terror",
a todos los niveles, tanto con pacientes como con empleados. El
periodista asegura que algunos testigos, incluso, "hablaron de
llamadas por la noche por parte de los directores y gerentes
presionando para alcanzar objetivos, enfermeras
amenazadas con su puesto de trabajo si hablaban
y médicos suspendidos por haber elevado sus quejas", sin
olvidar la intimidación entre las propias enfermeras.
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