lunes, 17 de junio de 2013

Una lucha obstaculizada por su propio cuerpo y la sociedad

16/06/2013 |  LEYRE PAREDES
“Esta es una de las cosas más difíciles con las que me he topado, porque cómo luchas si te quedas sin energía”. Andrés Canales ha sido protagonista de alguna que otra ponencia de medicina por su voluntad y fuerza tras recuperarse de un grave accidente de tráfico que sufrió en 1997.

Desde hace cinco años se enfrenta a otra batalla de mayor grado, Andrés sufre Síndrome de Fatiga Crónica (SFC), un nivel moderado de Sensibilidad Química Múltiple (SQM) y un nivel alto de Electrosensibilidad. “Desde el accidente he estado constantemente luchando, lo que pasa que esta es una de las cosas más difíciles con las que me he topado porque te quedas sin energía”.

El síntoma más destructivo e incapacitante es el agotamiento excesivo, con cualquier tarea sencilla, como puede ser preparar una ensalada, ya estoy muy cansado

El SFC es una enfermedad que causa una gran fatiga física y mental que no se alivia con descanso y que produce un importante deterioro cognitivo. En la actualidad no existe un tratamiento que permita curarla y sólo se tratan sus síntomas.

“El síntoma más destructivo e incapacitante es el agotamiento excesivo, con cualquier tarea sencilla, como puede ser preparar una ensalada, ya estoy muy cansado”, relata Andrés Canales.

El Síndrome de Fatiga Crónica tiene una prevalencia de entre el 0,006 y el 3%, se trata de una enfermedad infradiagnosticada que condiciona la vida de quienes la padecen y de su familia y que obliga a gente joven a vivir encerrada en cuerpos de ancianos, según la Asociación SFC-SQM Madrid.

Llegué a tener un puesto de dirección técnica en el área de Espacio y Defensa, llevaba varios proyectos y a varias personas. Me gustaba mucho mi trabajo

Ingeniero aeroespacial y gran deportista

“Mi vida ha cambiado muchísimo”. Andrés Canales es un ingeniero aeroespacial que ayudó a sacar adelante dos empresas y fundó, junto a otros compañeros, la suya propia. Además era un deportista federado en algunas disciplinas y gran aventurero.

“Llegué a tener un puesto de dirección técnica en el área de Espacio y Defensa, llevaba varios proyectos y a varias personas. Me gustaba mucho mi trabajo. También solía quedar con mis amigos después de trabajar o los fines de semana para irnos a la montaña. Viajaba mucho, me he recorrido medio mundo mientras he estado sano. Ahora ya no puedo hacer nada”.

Este síndrome reduce la actividad del enfermo entre el 50 y el 80% con respecto a la que realizaba antes de enfermar y se considera que la calidad de vida de los afectados es peor que la de aquellas personas que padecen enfermedades como el VIH.

Andrés además sufre electrosensibilidad, una enfermedad generada por la radiación de los campos electromagnéticos que ‘destroza’ el sistema nervioso provocando un dolor insoportable, y Sensibilidad Química Múltiple. “La electrosensibilidad me acentúa los síntomas del Síndrome de Fatiga Crónica. La SQM la he tenido desde pequeño pero normalmente el que tiene una cosa tiene la otra”, aclara.

Todo esto es lo que llevó a Andrés a cambiar de hogar en tres ocasiones. Finalmente, aquí en la Sierra Norte ha encontrado aire limpio y un hogar en el que si no sale de casa consigue “estabilizarse y evitar pasar mucho tiempo en la cama”.

Dificultades en el diagnóstico y en el día a día

Lo que padecemos no tiene nada que ver con el cansancio que tiene todo el mundo después de trabajar. Nosotros nos quedamos directamente sin energías

Uno de los grandes problemas de los afectados por estas patologías es la dificultad para obtener un diagnóstico, que puede tardar una media de 2 años mientras son derivados de especialista en especialista, y a veces ni llega por el desconocimiento de estas patologías por los médicos. Un hecho que genera también importantes problemas en el ámbito laboral.

Andrés pidió la baja en su empresa mientra vivía en Ávila y allí se sintió humillado por la inspección sanitaria que decidió darle el alta. “Yo puedo decir que he tenido suerte porque finalmente aquí en Madrid, he encontrado médicos con mente abierta que me dieron la baja de nuevo y han reconocido que sufro Síndrome de Fatiga Crónica. Esto ha sido gracias a que cada vez hay más descubrimientos sobre la SFC”.

En el ámbito laboral, Andrés también puede decir que es afortunado porque hay afectados a los que no se les ha otorgado la baja y han sido directamente despedidos. “La mayoría de nosotros somos personas con ganas de hacer muchas cosas, no tanto como hiperactivos pero casi y vamos al médico porque queremos una solución”.

“Lo que padecemos no tiene nada que ver con el cansancio que tiene todo el mundo después de trabajar. Nosotros nos quedamos directamente sin energías”, defiende este vecino de la Sierra Norte.

“El problema realmente es muy grave. La gente que padece estas patologías y es despedido se queda sin nada porque no puede trabajar y tampoco recibe ayudas sociales”. Andrés Canales denuncia que existe una falta de humildad y tolerancia por parte de empresarios y el resto de la sociedad. “Las personas que padecen estas enfermedades tienen derecho a ser respetados y protegidos”, defiende.

La Asociación, una gran ayuda

Andrés es miembro de la Asociación SFC-SQM de Madrid (http://www.sfcsqm.com/) y destaca que es una de las mejores cosas que ha hecho. “En la asociación recibes mucho apoyo de personas que están en tu misma situación y mucha información”.

Desde las asociaciones se trabaja para dar más visibilidad a este tipo de patologías y que lleguen a reconocerse en el sistema de Sanidad Pública y sean interiorizados por el resto de la población. También se trabaja para que se creen unidades especiales para recibir a personas con este tipo de síndromes. “Deberían ser lugares donde estuviesen prohibidos los móviles y no hubiese redes Wi-Fi o antenas de telefonía cerca”, destaca Andrés.

Además de los trabajos de cara a la sociedad, estas asociaciones ofrecen a los afectados: asesoramiento sobre profesionales médicos, orientación para conseguir diagnóstico, información actualizada de los avances científicos o voluntarios que les acompañan en sus visitas al médico, entre otras muchas cosas.

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