mayo
26, 2014
La
plataforma estadounidense de investigación medioambiental
“Environmental Working Group (EWG)” ha publicado recientemente su
clasificación anual de alimentos en base a la cantidad de pesticidas
que contienen. Esta especie de informe viene a cubrir el vacío que
deja la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA), organismo
que hace tiempo dejó de informar a los ciudadanos estadounidenses
acerca de los riesgos de la exposición a pesticidas y la forma de
evitar estas moléculas químicas en su dieta. Lo más alarmante son
los restos encontrados en comida para bebés.
Pese
a los esfuerzos llevados a cabo por la EWG para llevar ante el
congreso de Estados Unidos el tema de los pesticidas y los peligros
para la salud que conlleva la exposición a los mismos, especialmente
en niños y mujeres, actualmente se encuentran restos de
pesticidas altamente peligrosos en un 65% de los alimentos
analizados. Es una mala noticia para una población que cada vez
registra un mayor número de ciudadanos preocupados por el consumo de
pesticidas.
El
EWG, grupo de investigación medioambiental estadounidense acaba de
publicar un informe en el que incluye una lista de las doce frutas y
verduras con el contenido más alto en pesticidas. A la
cabeza de la lista se encuentra la manzana. En efecto, la manzana
es la fruta que necesita más tratamientos, practicamente 20
diferentes. Además, las manzanas se somenten a tratamientos de
conservación después de la cosecha que agravan su contenido en
químicos.
La
fruta es la especie vegetal que más tratamientos químicos recibe.
Por
otro lado, muchos pesticidas que fueron prohibidos, tanto en Estados
Unidos como en Europa siguen apareciendo en los análisis de frutas y
verduras. Esto es debido a que muchos agricultores se abastecen de
productos químicos de importación conteniendo este tipo de
pesticidas. El coste inferior de este tipo de productos químicos es
la excusa para comprar en mercados exteriores. Si bien los grandes
centros de distribución (supermercados) imponen las reglas europeas
a sus proveedores, la falta de rigor en los controles hace que
“pasen” a los mercados muchas sustancias prohibidas. Otro
inconveniente es que, con el pretexto de “economizar” y de la
crisis, se han suprimido plazas de funcionarios en las agencias de
control de alimentos en toda Europa.
En Marruecos, los tomates se cultivan especialmente para venderlos en Europa, de esta forma los pesticidas prohibidos en el viejo continente no pueden ser usados en el cultivo destinado a la importación, pero sí abastecen el mercado interior.
Pesticidas
en comida para niños
El
control más reciente sobre pesticidas realizado por el Ministerio de
Agricultura de Estados Unidos detectó centenas de restos de estas
sustancias en compota de manzana, zanahorias y melocotones vendidos
como comida para bebés. Y eso teniendo en cuenta que los alimentos
para bebés se cocinan antes de envasarse y eso hace que la
concentración de pesticidas descienda si la comparamos con los
mismos alimentos crudos.
La
comisión Europea fijó un límite máximo autorizado de presencia de
pesticidas en la comida para bebés que no debe ser mayor de 0,01
partes por millón. Hay que tener en cuenta que los bebés son mucho
más vulnerables a los efectos de los químicos que los adultos.
Varias muestras de compotas de manzana y melocotón analizadas en
Estados Unidos en 2012 sobrepasaban las 0,01 partes por millón. En
contraste con la Unión Europea, Estados Unidos no cuenta con una
reglamentación que limite la cantidad de pesticidas en los alimentos
para bebés. Más de un tercio de los potitos de frutas
comercializados en Estados Unidos serían ilegales en Europa.
Tanto
los análisis llevados a cabo por la USDA y el EWG no reflejan la
intensidad del uso del pesticida durante las etapas de cultivo,
evaluar el impacto de los pesticidas durante dichas etapas en una
tares extremamente complicada. El uso de pesticidas varía de año en
año en función del tiempo, de la proliferación de plagas y de los
esfuerzos que realice al respecto la Agencia de Protección del Medio
Ambiente. Este año, el EWG enfocó sus investigaciones sobre dos
alimentos: las bananas y el maiz tierno. Estos dos alimentos reciben
duros tratamientos con pesticidas durante su producción pero
muestran pocos residuos en los tejidos de la fruta.
En
Estados Unidos, la ingeniería pretendía reducir, mediante la
modificación genética de las plantas, el uso de pesticidas para
combatir las enfermedades más comunes del maiz y la soja. Este es
uno de los motivos por el que los cultivos de maiz en Estados Unidos
son casi enteramente OGM. Los ingenieros agrónomos modificaron
genéticamente dichos cultivos y los de soja para que sobrevivieran a
las pulverizaciones con glisofato (Roundup de Monsanto). De esta
forma, los agricultores podrían pulverizar sus cultivos con este
peligroso herbicida y exterminar así las malas hierbas (weeds) sin
temor a que la cosecha se viera afectada. Si embargo, esta
practica a propiciado la aparición de una nueva especie de hierbas
(super-weed) mucho más fuerte y resistente al Roundup, de tal forma
que los agricultores se ven obligados a usar más cantidad de
glisofato y otros potenten herbicidas para intentar acabar con estas
“super malashierbas”. Por lo tanto no es de extrañar que
científicos noruegos alertaran recientemente en un informe de la
detección de niveles extremos de de Roundup en el soja OGM de Iowa.
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