- La crisis económica dispara las depresiones en España: aumentan un 19%
- La salud mental es la más perjudicada por la recesión y los recortes aplicados en el sistema sanitario, según un informe de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria
- Los niños, víctimas de la crisis actual, se arriesgan a convertirse en adultos más enfermos
- Las enfermedades infecciosas ligadas a la pobreza, en alerta por la falta de recursos y la exclusión de los inmigrantes irregulares
18/06/2014
La
recesión ha clavado los dientes de los recortes en la asistencia
sanitaria de los españoles. Que reducir los presupuestos, establecer
copagos, impedir el acceso a la sanidad de grupos de población,
podar las plantillas sanitarias y menguar los recursos a disposición
de los ciudadanos tiene impactos es una evidencia.
Pero
para intentar contrastarlos y cuantificarlos la Sociedad Española de
Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) ha reunido a 65
profesionales multidisciplinares como sanitarios, economistas e
investigadores. El fruto de su trabajo es el informe Crisis y Sanidad, que describe cómo los años de crisis económica han
afectado tanto a los españoles como al sistema sanitario que les
atiende. Las conclusiones son pesimistas: empeoramiento de la salud
mental de la población, más personas en riesgo por falta de acceso
a los recursos y niños más vulnerables frente a la enfermedad.
El
desempleo como factor de riesgo
Las
depresiones mayores crecieron entre 2006 y 2010 un 19,4%, según el
informe de SESPAS. Para los analistas, "hay amplio consenso en
cuanto a que la salud mental se ve negativamente afectada en los
periodos de recesión económica". Además, subrayan que, de los
motivos que llevan a la depresión, "el desempleo constituye el
principal factor de riesgo". De hecho, también han crecido las
personas que padecen depresiones leves (distimia: un 10,8%). Incluso
los trastornos de ansiedad y la angustia son ahora más numerosos.
Para completar el cuadro, habituales vías de escape como el alcohol
han aumentado en sus fases patológicas como son la dependencia de la
sustancia o el abuso.
A
mayores problemas, la población echa mano de medicamentos contra la
depresión. De 2009 a 2012 el consumo de psicofármacos subió un 4%
(de 123 a 128 millones). Entre estas pastillas se incluyen los
antipsicóticos, antidepresivos, tranquilizantes e
hipnótico-sedantes. Si se analizan en detalle solo los productos
específicos para la depresión se ve que en estos años de
hundimiento económico y laboral los españoles han consumido muchas
más de estas drogas. De los 35,1 millones de 2009 a los 38,7
millones de 2012; un incremento del 10%.
Para
empeorar la situación, en un contexto de crisis que exacerba las
enfermedades mentales, los gobiernos tienden a reducir los
presupuestos sanitarios. Y dentro de sus prioridades no aparece
precisamente la salud mental: "Resulta, por tanto,
particularmente necesario invertir esta dinámica", concluyen
los expertos de SESPAS.
Las
redes familiares
Los
datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) que han manejado
los científicos de SESPAS arrojan una conclusión: "Los
resultados de España no permiten concluir que la tendencia en la
mortalidad general se haya modificado a partir del inicio de la
actual crisis económica". No existen aumentos significativos en
ninguna de las causas que se estudian habitualmente cuando se habla
de mortalidad en un país que van desde las enfermedades infecciosas,
las cardiacas, respiratorias… Pero también externas, como los
accidentes de tráfico o incluso los suicidios. Es cierto que los
impactos en estas causas de muerte, a menos que sean de proporciones
catastróficas, no se notan en el corto plazo que puede abarcar la
crisis.
La
conclusión a la que llegan los investigadores –y la respuesta que
ofrecen– es de tipo social: el colchón familiar alivia el golpe.
Es decir, que el hecho de que no se evidencien "los efectos de
la crisis sobre la mortalidad puede deberse en parte a la existencia
de sólidas redes de apoyo familiar, que amortiguarían sus impactos
negativos".
Niños
vulnerables
"Desde
el inicio de la actual crisis económica, el grupo de población más
perjudicado en términos de pobreza ha sido el de la población
infantil. Actualmente, más de una cuarta parte de los menores de 16
años en España está en riesgo de pobreza". A estos niños de
la crisis, según las proyecciones de los expertos, "tendrán
más posibilidades de padecer problemas de salud como la diabetes o la
demencia" además de enfrentarse a un horizonte con un "menor
nivel educativo y, en consecuencia, peores empleos y menos ingresos".
Así de contundente se muestra el apartado del macro-estudio al
hablar de los menores.
En
el estudio incluso dedican un apartado a las enfermedades infecciosas
en la infancia, porque algunas están especialmente relacionadas con
las condiciones de vida. De ahí que SESPAS haya mirado con foco más
ampliado estas patologías, como la tuberculosis y el SIDA, en las
que un empeoramiento de la asistencia social y la insalubridad de los
hogares pueden redundar en aumentos epidemiológicos.
De
hecho, en la tuberculosis hay que subrayar que el 50% de la variación
en la incidencia y la prevalencia de la tuberculosis en Europa
depende del nivel de riqueza de cada país y de la equidad en su
población. En España, "la tuberculosis en menores de 5 años
duplica la tasa media de la Unión Europea (11,9 frente a 4,5), y es
también mayor en los de 5 a 14 años de edad", reseña el
documento. A la cabeza de los problemas se sitúa el decreto 14/2012
del Gobierno de Mariano Rajoy que restringió el acceso de los
inmigrantes al sistema sanitario y que "puede tener serias
repercusiones sobre el control" de la epidemia.
Acerca
del sida, la crisis tiene un efecto dominó porque afecta a
diferentes estratos de la lucha contra el VIH. Incide negativamente
en los infectados ya sea por el retraso en el diagnóstico o la
vulnerabilidad social del enfermo que impide que siga el tratamiento
pero también en la propia propagación del virus con el aumento del
consumo de drogas inyectables o del sistema sanitario con recortes en
la atención y tratamientos.
La
falsa carta del ahorro sanitario
Saber
cuánto se ha dejado de invertir en sanidad es crucial, puesto que la
justificación de los recortes en esta materia era, casi en
exclusiva, la reducción del déficit. El decreto de medidas para la
sostenibilidad del sistema sanitario se arrogaba la capacidad de
ahorrar 7.267 millones de euros. En el Programa de Estabilidad
2013-2016, el Ejecutivo aseguraba que ya había llegado al 59% de esa
cantidad. En el informe de SESPAS se afirma sin rodeos: "No hay
justificación técnica de dicha cuantía ni de la atribución a esta
política de austeridad".
Y
pone algún ejemplo, como el de la norma que impide el acceso regular
a la medicina de los inmigrantes sin papeles: "Al redirigir a
esta población hacia la atención de urgencias se bloquea el uso
regular y precoz a través de la atención primaria". Respecto
al copago de medicinas denuncia que "la retirada de la
financiación pública a la prestación farmacéutica también
distorsiona la funcionalidad clínica", es decir, la utilidad a
la hora de curar. Con todo, se pide que el copago "debe tener un
papel recaudatorio limitado" para que no se convierta en un
"impuesto sobre la enfermedad".
La
privatización es una excusa
SESPAS
pone de manifiesto que "los estudios realizados en España para
evaluar el funcionamiento de las iniciativas Público-Privadas son
prácticamente inexistentes". Es un argumento principal en
contra del discurso de muchas administraciones sobre la necesidad de
aplicar estas privatizaciones porque son "más eficientes".
El informe asegura que "los responsables políticos, presionados
por la necesidad de cumplir con los objetivos de déficit acordados
en el marco del proceso de consolidación fiscal, creen ver en la
privatización una válvula de escape con la cual aliviar unos
maltrechos presupuestos públicos".
Las
concesiones a empresas de departamentos sanitarios u hospitales, las
derivaciones a centros concertados o los convenios con centros
asistenciales privados son, según el análisis de estos
especialistas, la consecuencia de "una sucesión de mensajes
catastrofistas que dibujan un escenario de despilfarro generalizado,
profesionales desmotivados que persiguen su propio interés,
ciudadanos que utilizan inadecuadamente los servicios sanitarios y,
en consecuencia, un sistema sanitario público financieramente
insostenible". Y que no cuentan, como establece el documento,
con auténticas evidencias empíricas que coloquen a los hospitales
regidos por empresas privadas como más eficientes y mejores respecto
a los públicos.
La
gente acude menos al médico
A
pesar de la crisis y los recortes en sanidad, los españoles aprecian
el Sistema Nacional de Salud. Según el último Barómetro Sanitario
(2012), la valoración global del sistema "no parece sufrir un
deterioro significativo durante los años de la crisis". Con
todo, ese barómetro constató que el porcentaje de población que
pensaba que habían empeorado la Atención Primaria, la
Especializada, la Hospitalización y las Listas de Espera había
crecido desde 2010.
La
gente también demanda menos servicios sanitarios. Se ha constatado
una caída en las consultas a los centros de atención primaria y a
los servicios de urgencias. También hay menos hospitalizaciones.
"Esto puede deberse, por un lado, al miedo a perder el trabajo
entre quienes lo tienen, pero por otro también a cierta conciencia
de austeridad", evalúa SESPA. Aunque también apuntan a la
posibilidad de que haya menos recursos a disposición de los
pacientes. "Una eventual reducción de la oferta", en
palabras de los técnicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario