Lunes 15 de Junio de 2015
Impresionante la que se ha montado con
el niño afectado por difteria en Olot. Primero de todo: vayan
nuestras oraciones y nuestro soporte emocional a la familia, de todo
corazón. Segundo: el juicio mediático a la familia, la
criminalización de los padres, es un asunto grave que muestra la
decadencia de nuestra sociedad. Tercero: tenemos mucho que decir de
la sarta de mentiras que leemos un día sí y otro también en los
medios generalistas. Cuarto: la industria farmacéutica se frota las
manos. ¿En un futuro habrá que vacunarse para no contraer cáncer,
depresión, menopausia, bipolaridad, diabetes, gota, melancolía,
resfriados, hemorroides…? Quinto: la mayoría de los padres que no
vacunan no son contrarios a la vacunación en ciertos momentos y
circunstancias, sino a la vacunación sistemática: las fuerzas
“sanitarias” aspiran, realmente, a acabar con toda disidencia con
estas campañas en las que se pretende confundir a la población.
Algunos gobernantes amenazan con multiplicar las vacunaciones y
hacerlas completamente obligatorias.
Hace tiempo, vi una película
muy interesante, “Twingo”. Se la recomiendo a todo el mundo. Una
familia de cristianos evangelistas (no recuerdo de qué rama) iba a
un lugar de Australia, como tantos otros miles de familias, a pasar
un fin de semana en la Naturaleza. El bebé de la familia desaparece
de la tienda de acampada. El juicio paralelo de la prensa es atroz.
Les acusan de no sé sabe cuántas cosas. ¿Por qué? Son
diferentes.
Tengo que decir que pocas cosas me unen a los
cristianos evangelistas, por si alguien tiene alguna duda/sospecha al
respecto. Al final, se descubre que un twingo, un cánido parecido al
coyote, había raptado al bebé para comérselo en un momento de
descuido. Los aborígenes ya lo sabían. Lo habían sufrido en alguna
ocasión. Pero la sentencia ya había sido tomada. Decenas de
artículos en los media blasfemaban y calumniaban con total
impunidad. Y la población… preparada para el linchamiento físico
y moral.
Lo de Olot es diferente, pero el juicio paralelo es
idéntico. No está de más recordar que en la sección de Sociedad
de la mayoría de diarios y medios no hay especialistas de nada. La
precariedad por la que pasan los medios hace que muchos estudiantes
de Periodismo se atrevan a escribir sobre temas de los que no tienen
ni la menor idea. Para colmo, el verdadero periodismo de
investigación ha desaparecido completamente, pues requiere de
presupuestos que los rotativos no pueden pagar. Así las cosas, la
industria farmacéutica y el Sistema (sanitario) pasan sus
comunicados a los medios, que estos reproducen sin ningún
escrúpulo.
El caso de Olot le sirve al Estado para justificar el
sistema vacunal actual, a pesar de sus múltiples efectos secundarios
y de su documentadísima iatrogenia. Aquí pueden consultar la web de
la Asociación de Afectados por las Vacunas. Es sólo una parte de
toda la iatrogenia planetaria relacionada con los sistemas vacunales.
(pinchar aquí)
Una vez más, la mejor forma de inculcar algo a
las masas es la propagación del miedo. Los medios se basan en
textos, informes, entrevistas a personas con una muy estudiada
ideología provacunal, cuando no se trata directamente de científicos
a sueldo de las mismas industrias que fabrican las dosis y/o de las
propias instituciones que perpetúan el actual status quo. Las
informaciones no se contrastan. No hay disidencia. Y, para colmo, ni
la ciencia es neutral, ni la tecnología es completamente inocua ni
nadie tiene por qué pagar el precio de un progreso que beneficia,
por encima de todo, a unas élites capitalistas que operan desde la
sombra.
EFECTOS IATROGÉNICOS
Nadie habla en
estos días de los efectos iatrogénicos del sistema vacunal. Se
trata, en efecto, de presentar a los contrarios a las vacunas como
personas desinformadas, antisistema, ignorantes… En realidad, es
todo lo contrario. No es verdad que la gente que decide no vacunar a
sus hijos sea gente “desinformada”. Al contrario, son gente muy
informada. Los “desinformados” son los que acatan las decisiones
del sistema vacunal sin poner en tela de juicio los muchos efectos
contraproducentes que puede tener inocular virus a seres cuyo sistema
inmunológico no se ha completado totalmente. En muchas ocasiones,
quien más sale beneficiado del sistema vacunal son las poderosas
industrias farmacéuticas, cuyos lobbys tienen un gran poder,
especialmente sobre gobiernos como el del PP, siempre atento a los
intereses de las grandes corporacions (farmacia, energía,
alimentación...).
La inmensa mayoría de padres que no vacunan a
sus hijos no son, en absoluto, “talibanes antivacunas” ni mucho
menos. Simplemente, cuestionan el sistema vacunal, estudian los pros
y los contras, y optan por la opción con menos riesgos, después de
haber consultado varias fuentes, cosa que no hacen muchos media.
¿Cuántos niños han sufrido alguna patología por no haber sido
vacunados en España hasta ahora? Que sepamos, sólo el afectado por
difteria. ¿Cuántos han sufrido las consecuencias de los efectos
secundarios de las vacunas? Muchísimos. Hay una amplia literatura
científica al respecto y grupos de ciudadanos que se han asociado
para denunciar estos casos y estos despropósitos. También hay
periodistas independientes que se han atrevido a luchar contra
Goliath para denunciar esas injusticias. Y medios combativos que se
atreven a publicar los trabajos de científicos que no están al
servicio de ninguna multinacional. Por no hablar del fiasco de la
vacuna de la gripe A y la del papiloma, cuestionadas por numerosos
estamentos sanitarios que no se caracterizan por su “política
antisistema” y que han causado gravísimos problemas de salud a no
pocas chicas (la del papiloma).
Tampoco es verdad que la mayoría
de enfermedades infecciosas hayan desaparecido por la efectividad de
las vacunas. Si los medios generalistas y los periodistas
investigaran a fondo este asunto, se darían cuenta de que han sido
la higiene y los cambios en las condiciones de vida las que han
propiciado que las patologías infecciosas se hayan visto
notablemente mermadas en Occidente en las últimas décadas. De la
misma manera que no ha sido el flúor en el agua de boca lo que ha
luchado mejor contra la caries, sino el hábito de lavarse los
dientes y una alimentación más variada y rica en vitaminas. Todo
esto lo saben los políticos y los responsables médicos y hay
numerosos informes independientes a la disposición de los gestores
de la sanidad, pero el lobby farmacéutico sonríe maliciosamente
cuando ocurre algo como lo de Olot. Y, entonces, presionan a los
medios para que difundan la teoría del miedo y la criminalización
de los padres que no vacunan. A más vacunas, más dinero para sus
arcas.
Pero el objetivo principal no es ganar
cuatro euros más: sino eliminar toda disidencia, toda crítica,
presentar al sistema vacunal como el único garante de salud. Es
obvio pensar que la persona/empresa que produce algo aspira a
venderlo, ¿no? ¿Y si tiene efectos secundarios? ¿De verdad alguien
puede creer que la gente que no vacuna a sus hijos son gentes
irresponsables que aspiran a que su familia esté más desprotegida
que los demás? Xavier Uriarte, de la Liga por la Libertad de
Vacunación, ha dicho: “Los pros ya los sabemos y conocemos la
información. Hoy hablaremos de los contras que tienen las
vacunaciones masivas, como los efectos adversos graves y frecuentes.
Vacunar no significa que tengas una protección de grupo, porque las
vacunas a lo largo de la historia de las epidemias no han protegido
prácticamente de nada, sino que han sido las condiciones de vida y
los cambios socioeconómicos los que han marcado que haya unas
epidemias u otras, como puede ser cáncer o cardiovasculares en la
actualidad. Con el escándalo de la vacuna del papiloma humano, la
gripe A, con la de la pulmonía, el Prevenar, que produce más
pulmonías y más graves, es increíble que no se reconozcan los
efectos adversos y se continúe con las campañas de vacunación
sistemática aludiendo toda crítica. Además están intentando poner
mercurio de nuevo, cuando ya se había tomado el acuerdo de
eliminarlo. Ahora los pediatras alopáticos vuelven a la carga para
señalar que, como no hay sustituto, hay que ir metiendo mercurio…
que es sumamente dañino”.
Por lo menos, este tipo de
afirmaciones deberían hacernos pensar a todos. Las vacunaciones
sistemáticas no son 100% inocuas. Consulten, consulten la
bibliografía científica al respecto. No son cuatro locos, hippies
perroflauteros, sino científicos independientes. Puede ser que sólo
un caso, entre un millón, pueda verse afectado por una patología
grave como consecuencia de una vacuna… Pero mi hijo no es un número
anónimo en una lista anónima.
La mayoría de los padres
contrarios a la vacunación sistemática piensan que, cuando hay un
riesgo evidente, un caso de foco infeccioso conocido y cercano, es
mejor vacunar. Los medios crean talibanes donde no los hay.
Recordemos que, no hace mucho tiempo, también los medios señalaban
que los pesticidas eran totalmente seguros. Hoy, las evidencias
científicas al respecto son aplastantes, pero muchos pesticidas
siguen vendiéndose con total impunidad mientras nuestros gobernantes
miran hacia otro lado y abren el bolsillo. Además, añadamos que los
periodistas insisten en encontrar un perfil concreto de padres
contrarios a la vacunación sistemática... Otro mito... Los padres
que ponen en cuestión el sistema vacunal actual tienen muchas y
diversas procedencias: hay gente que viene del mundo “hippie”;
otros, del mundo de la naturopatía; otros son gentes vinculadas a
diferentes tradiciones espirituales; están los que han vivido de
cerca la iatrogenia del sistema vacunal y “cuando veas las barbas
del vecino cortar...”. Incluso hay gente muy introducida dentro del
sistema sanitario que conoce lo que se mueve por dentro de ese
universo y, a sabiendas de lo que se cuece, toma sus decisiones de
forma ajena a la dictadura alopática...
PAPILOMA
La prensa francesa ha
publicado recientemente que la Comisión Regional de Indemnizacionesde Accidentes Médicos de Aquitania (Francia) ha reconocido la
relación de causalidad de la vacuna del papiloma con daños en el
sistema inmune de una chica de 15 años. Así lo hacen Le Point, L’Usine Nouvelle o Le Parisien. De ser así, dicha institución se
convierte en la primera de Europa en hacer oficiales los daños de
esta vacuna (ya conocidos, por otra parte, y mucho más graves en
algunos casos). La citada Comisión estaría fomentando el derecho de
la joven y su familia a percibir una indemnización por los
perjuicios recibidos. También se publica que el abogado de la
familia ha interpuesto una demanda por ello. Esto es sólo un
ejemplo, denunciado por el periodista Miguel Jara. Hay cientos,
miles… de casos en todo el planeta. En muchos casos, en el mal
llamado Tercer Mundo, además, se experimenta con seres humanos con
total impunidad, como se ha denunciado en diversos informes,
películas, novelas… Por supuesto, también hay estudios
científicos que no muestran la relación causa efecto entre el
sistema vacunal y determinadas reacciones en algunos niños. ¿Quién
los encarga? ¿Quién los paga? ¿Quién invita a los periodistas a
los congresos? ¿Quién paga los congresos?¿Quién patrocina muchas
investigacions universitarias? ¿Quién pone publicidad en los
medios? Hay una ciudadanía que está despertando y que quiere saber
qué cóme, qué le inocula a sus hijos, cómo se educa, qué
respira… No saber nada de todo eso, no enterarse “de nada”,
sólo responde a un déficit democrático muy evidente en España y
en otros países de nuestro entorno.
El especialista Juan Gérvas
(licenciado y doctor en Medicina por la Universidad de Valladolid) ha
denunciado: “La iatrogenia es el daño provocado por el médico, y
en su sentido general implica que no es evitable. Es decir, se trata
de una complicación de una intervención correcta y necesaria. El
problema es que en la actualidad el daño procede mayoritariamente de
intervenciones innecesarias, que no están justificadas. Por ejemplo,
los daños provocados por la determinación del PSA en el
"diagnóstico precoz del cáncer de próstata" y las
intervenciones consiguientes. Tal determinación carece de
fundamento, y no se justifica la iatrogenia, que puede ser incluso
muerte, y en otros casos incontinencia urinaria, impotencia, etc. En
la actualidad, la iatrogenia es una epidemia que provoca cientos de
miles de muertos anuales (400.000 sólo en hospitales y sólo en
Estados Unidos), pues cada vez la medicina es más atrevida y
arrogante y cada vez los pacientes/poblaciones esperan/exigen más de
los médicos. Se junta el hambre con las ganas de comer, y además
con los intereses de terceros, como industrias (farmacéuticas,
alimentarias, tecnológicas, de gestión y otras), políticos,
periodistas, científicos, académicos, etc.”.
¿Todavía les
quedan dudas? Pues escuche este mensaje de Carlos Álvarez Dardet,
catedrático de Salud Pública de la Universidad de Alicante. Este
experto está protagonizando la recogida de firmas para retirar la
vacuna del papiloma. (pinchar aquí)
MERCURIO, VACUNAS,
PARÁSITOS
El dióxido de cloro, también llamado MMS, suscita
controversias en el sistema sanitario y, al mismo tiempo, elogiosos
avalistas entre todo tipo de personas. No se puede patentar y es una
substancia con la que no se puede hacer el gran negocio que hacen las
farmacéuticas. Se ha probado con gran éxito contra la malaria. Y,
según varios testimonios, hay ya 178 niños autistas completamente
recuperados. Hablamos recientemente con Andres Kalcker a la espera de
que haya más estudios independientes sobre el dióxido de cloro y a
la espera, también, de que las autoridades sanitarias dejen de
trabajar en pos de los intereses de la gran industria, manipulando la
verdad, en vez de trabajar en pos de los intereses de la ciudadanía.
Lo que dice sobre las vacunas no tiene desperdicio:“Las altas tasas
de autismo son debidas, a mi entender, al hecho de que, cuando un
niño tiene alta presencia de parásitos y se le vacuna, esta vacuna
dispara su efecto inmunosupresivo; la migración de parásitos se
producen y estos parásitos llegan a zonas profundas donde
normalmente no tienen acceso. Al mismo tiempo hay una alteración de
neuropéptidos y una reducción de la eficacia de los jugos
gástricos, que permite que entren más patógenos pasando la barrera
del ácido estomacal. Quiero dejar claro que cuando hablo de
parásitos no me refiero sólo a nematodos sino a todo tipo de
parásito pequeños. Pongamos un ejemplo paralelo. Se considera que
uno de los efectos del RoundUp de Monsanto en la salud humana es el
alterar el intestino de manera grave. Esto tiene un sinfín de
consecuencias en la salud de la persona expuesta, consecuencias que
llegan a través de la alteración del equilibrio intestinal por el
producto químico. Tanto es así que podemos decir que autismo es un
conjunto de diferentes tóxicos, parásitos y vacunas que afectan el
sistema nervioso central, el nervio vago y por lo tanto el correcto
funcionamiento del sistema simpático y parasimpático. Las madres
que usan nuestro protocolo han demostrado irrefutablemente que es una
enfermedad recuperable como hemos podido observar en 178 casos
recuperados totalmente hasta la fecha”.
COMIDA BASURA
Una
reflexión más. La OMS reconoce que el 80% de las enfermedades de la
civilización están íntimamente relacionadas con una dieta cargada
de productos tóxicos e insalubres. Muchos de esos pseudoalimentos se
anuncian a todas horas, y especialmente en horarios infantiles, en
todas las cadenas de TV, que obtienen pingües beneficios por ello.
¿Se imaginan ustedes que los medios de comunicación buscaran a
padres que dan de comer esos “comestibles” a sus hijos, habiendo,
como hay, informes científicos independientes que certifican que son
carcinogénicos… para calumniarles a todas horas?¿Quién paga los
anuncios de esas cadenas? ¿O que pudiéramos sentar en el banquillo
de los acusados a las empresas de alimentos, pesticidas, productos de
higiene… de uso habitual entre la infancia, productos cuyo consumo
es altamente tóxico y relacionado con todo tipo de enfermedades,
algunas mortales? ¿Y qué me dicen de los supuestos héroes
mediáticos, deportistas, cantantes, chefs… que muestran sus caras
en esos anuncios que publicitan alimentos cargados de disruptores
hormonales cuyas consecuencias son devastadoras para la salud humana?
¿Por qué nadie les cuestiona? ¿Por qué los media, tan
obsesionados ahora con las vacunas, no ponen en tela de juicio todo
eso…?
COMO EN SIRIA
Recientemente, mi calendario de
conciertos me llevó a Ankara, donde fui invitado por la embajada
española para dar un concierto con mi grupo, Bohemia Camerata trío,
en la capital turca, en OPTU, la enorme universidad de la ciudad.
Conocí a un diplomático español que había pasado varios años en
Siria antes de que empezara el conflicto. Tanto es así que tenía
por esposa a una mujer siria, y sus hijos tienen, pues, parte de
sangre árabe. El asunto es que, después de charlar con él más de
dos horas sobre Siria y su conflicto bélico, sus palabras me
trajeron mucha luz para entender el problema: nadie dice toda la
verdad allí, todos tienen las manos sucias de sangre y, para colmo,
el trabajo de las agencias de inteligencia internacionales es un
auténtico peligro. Pues lo mismo pasa con el tema de las vacunas.
Los laboratorios, las empresas, los médicos… pocos dicen toda la
verdad. Y, por si esto fuera poco, resulta que aparecen ingratos,
como Andrew Wakefield, que recibió dinero (55.000 libras) de un
bufete de abogados para publicar en The Lancet un texto que mostraba
relación causa-efecto entre vacunaciones sistemáticas y el autismo
(texto que le serviría al bufete para defender las causas de los
padres de niños autistas contra la industria farmacéutica).
También
hay santurrones “naturistas” que creen tener toda la verdad en
ciertos asuntos y se pasan la vida escuchándose a sí mismos (tienen
un público tan fiel que son incapaces de toda autocrítica). Con el
citado diplomático español en Oriente Medio, uno de los temas que
salió a la luz era el cómo tanta gente se atrevía a escribir sin
saber nada del asunto sirio.
Pues en el tema de las vacunas
también pasa exactamente lo mismo. Cualquier articulista recoge dos
datos de Internet, pica allí, pica allá, y hala, a publicar en
medios de gran poder de convocatoria. Más confusión… Todo el
mundo, de alguna forma, miente, o no dice toda la verdad. Y de la
sobreexposición a fármacos, vacunas… también es responsable una
buena parte de la ciudadanía, cómplice del éxito de la
desinformación del miedo. Volvemos al citado Juan Gérvas, que ha
dicho en respuesta a una pregunta de The Ecologist: “Se deduce de
mis respuestas previas que el ciudadano tiene grandes posibilidades
de evitar la iatrogenia si evita el contacto innecesario con el
sistema sanitario. Tenemos (mi esposa Mercedes Pérez Fernández,
también médico, y yo) publicados cientos de artículos en revistas
científicas que podrían ayudar al ciudadano interesado, muchos de
acceso gratis en la página del Equipo CESCA (www.equipocesca.org)
pero también hemos publicado dos libros para los lectores
interesados, Sano y salvo (libre de intervenciones médicas
innecesarias) y La expropiación de la salud. El resumen es tener
sentido común y no esperar más del sistema sanitario de lo que
puede ofrecer. La salud no depende de los médicos sino de uno mismo
y de la sociedad en que vive (democracia, distribución justa de la
riqueza, suministro/depuración de agua, educación, trabajo,
vivienda, justicia, etc). La intervención médica es esencial en
algunos casos específicos, como vacuna contra la poliomielitis,
intervención de catarata, tratamiento de la apendicitis, uso
correcto de antibióticos en la neumonía, escucha terapéutica en la
depresión leve-moderada, etc. Los ciudadanos no pueden aspirar a la
juventud eterna, y tienen que disfrutar del grado de salud que
tengan. Las expectativas excesivas de los ciudadanos justifican las
intervenciones excesivas y dañinas de los médicos”.
EL RIESGO DE ESTAR VIVO
Aceptémoslo:
estar vivo significa asumir riesgos. La posibilidad de que el niño
no vacunado contrajera la difteria era realmente remotísima. Pero
existía. Menos remotas son las posibilidades de que los efectos
iatrogénicos de las vacunas afecten a la salud de nuestros hijos.
Que cada uno se informe y opte, en cada caso, según cada situación,
por la opción que cada cual crea más oportuna. Ahora bien, si usted
pretende estar bien informado para tomar decisiones siguiendo los
medios de “desinformación” de masas… esa no es la opción más
adecuada. Consulte a los expertos independientes, consulte más de
una fuente, busque información contrastada y no lo que escriben los
becarios de los rotativos generalistas. Lea, hable con expertos, no
se conforme con lo que le diga el vecino, según lo escuchado en La 1
o en Telecinco. Y tenga en cuenta que estar vivo significa asumir
eventualidades. El riesgo 0 no existe.
Para finalizar, recuerden
siempre que: “En el teatro mundial de los medios audiovisuales y
los demás… nada es lo que parece”. El 80% de la información que
gira en torno al planeta está controlado por cuatro agencias, cuyos
inversores, a su vez, lo son también en grandes industrias
farmacéuticas, agroalimentarias, armamentísticas, energéticas,
financieras…
Nuestras oraciones, nuestra energía, nuestras
buenas intenciones… están dirigidas estos días hacia Olot, para
que el niño afectado por difteria consiga recuperarse pronto y que
la enfermedad no deje secuelas en su organismo. Esperando, además,
que esa “desgracia” no sirva para que nadie, sea cual sea su
color político, su ideología, saque beneficio de este asunto…
Por
cierto, los políticos que en estos días defienden con tanta ansia
la imposición de las vacunaciones sistemáticas, preocupados por el
asunto del niño de Olot, ¿por qué no se preocupan también por el
hecho de que sus leyes dejan a tantos niños enfermos indefensos, por
ejemplo, con los escasos recursos dedicados a la Ley de Dependencia y
tantas otras leyes injustas y vergonzosas? ¿Sinceramente les
preocupa el dolor ajeno? ¿O es todo una gran comedia? Algunos,
incluso, ni siquiera pasaron por ninguna academia de interpretación…
Que cada uno extraiga sus propias conclusiones…
Pedro Burruezo
es director de The Ecologist, asesor de BioCultura, hortelano
orgánico y músico y compositor
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