FACUA.org España - 30/1/201
La presencia de disruptores endocrinos
que alteran el equilibrio hormonal del organismo en multitud de
productos para el hogar, para el cuidado personal, o en alimentos,
causan graves problemas de salud en la población. Pero, como
personas consumidoras, podemos tomar medidas para evitar estar
expuestas a estas sustancias que las personas expertas ya han
demostrado que son causantes de varias enfermedades metabólicas.
Estas son cinco de las sustancias que
hay que buscar en las etiquetas de composición de los productos que
adquirimos, si queremos evitar estos alteradores hormonales.
Bisfenol A (BPA)
Es sin duda el mayor disruptor
endocrino que hay en el mercado. Se trata de un producto químico
utilizado en la industria de los plásticos, latas de alimentos o
bebidas, recibos de compras, extractos bancarios, CDs, DVDs. e,
incluso, biberones.
En 2011, se prohibió en la Unión
Europea la utilización del Bisfenol A en los biberones. Asimismo, se
prohibió la comercialización de productos que contuvieran este
componente.
COV (Compuestos Orgánicos Volátiles)
Se trata de hidrocarburos gaseosos a
temperatura ambiente normal o muy volátiles a esa temperatura.
Tienen un origen tanto natural, como antropogénico (evaporación de
disolventes orgánicos, quema de combustibles fósiles,
transporte,…).
La presencia de COV está,
fundamentalmente, influenciada por actividades donde se utilicen
disolventes orgánicos: pinturas y barnices, industria siderúrgica,
de la madera, cosmética y farmacéutica.
Algunos son extremadamente peligrosos
para la salud como el benceno o el dicloroetano, y otros lo son para
el medioambiente como el acetaldehído. Producen daños a la salud
por vía respiratoria, irritación de los ojos o garganta, efectos
psiquiátricos y efectos cancerígenos como el benceno. Estos
compuestos también pueden entrar a través de la piel.
Ftalatos
Se usan como plastificantes para dar
flexibilidad a determinados productos, incluidos juguetes, pero
también en la composición de algunas cortinas plásticas de baño y
en muchos productos de vestir, en pegamentos, ambientadores, envases.
La UE prohibió su uso en chupetes,
tetinas o mordedores, pero no en otros productos. Estar expuestos a
ftalatos podría causar asma o alergias infantiles entre otros
problemas.
Estos ftalatos entran a través de la
piel, por la vía respiratoria o digestiva y acceden al torrente
sanguíneo. En el etiquetado la composición no vamos a encontrar
Ftalatos, sino que debemos buscar alguna de estas siglas: dietil
hexil ftalato (DEHP), el di-isononil ftalato (DINP), el di-iso-decil
ftalato (DIDP) el dimetil ftalato (DMP), el dietil ftalato (DEP), el
dibutil ftalato (DBP).
Parabenos
Muchos productos infantiles mantienen
en su composición esta sustancia usada como conservantes
antimicrobianos en cosmética, alimentación y farmacia desde 1.930,
porque son baratos y eficaces contra microbios y bacterias.
Lo podemos encontrar en productos
cosméticos, jarabes, supositorios, colirios, etc. y en alimentación,
en aperitivos a base de patata, patés y frutos secos recubiertos.
Su principal efecto nocivo más
inmediato es la dermatitis por contacto. Pero su efecto a medio y
largo plazo, como el de todos los disruptores endocrinos, lo
convierte en un ‘veneno silencioso’ con más incidencia en los
bebés y embarazadas.
Triclosán
Es un agente antibacteriano y
fungicida. Se puede encontrar en productos de cuidado personal como
jabones, desodorantes, enjuagues bucales, pastas de dientes y en
productos cotidianos como juguetes, alfombras y textiles o productos
para limpieza del hogar.
También en instalaciones sanitarias y
médicas, productos de atención médica y de cría de animales.
Algunos estudios científicos ya han establecido una relación entre
esta sustancia y el desarrollo de determinadas alergias. Puede,
asimismo, producir efectos a nivel muscular, cardíaco y disrupción
hormonal.
Busca siempre la información de los
productos que componen las cosas que adquieras y decide antes de
comprar cuáles quieres evitar
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